Capítulo 4

31 0 0
                                    

Los días iban pasando como una estrella fugaz, hablaba con Iara por el grupo, y su amiga Macarena. Siempre uno seguía la conversación, así que no me tenía que preocupar por fijarme como remarla, en todas las charlas había risas y comentarios de esos que hay en un grupo de amigos. Fueron varios días así, tranquilos, insoportables para mi. No me cansaba de tirar comentarios intentando que Iara me responda que quería tener algo conmigo, nunca me di por vencido, siempre la reme con todo lo que tenía y no pensaba dejar de hacerlo. Nunca lo iba a dejar de hacer, siempre me rindo a la primera que no se puede, no puedo fracasar porque dejo de hacer lo que hago, una mala actitud pero era así. Sin embargo, ya había tenido un 'no' y había fallado, pero esto no me detenía, nada me detenía. Tenía en claro que podían venir de a veinte y si tenía que pelear, peleaba. Aunque no quisiera, era imposible rendirme, era imposible que salga de mi cabeza. No necesitaba nada mas en mi vida que su carisma, la necesitaba a ella, a todo lo que me hacía sentir. Y necesitaba todo lo que iba a ser, cada momento era inigualable para mi alma, cada segundo que hablaba con ella era un trofeo para mi corazón

Llego un fin de semana, y cuando Iara estaba en telas no contestaba en el grupo ya que no tenía interes en hablar con Macarena, aunque si me mandaba algo le contestaba, pero no sacaba ningun tema de conversación así no llenabamos de mensajes el grupo, y a Iara se le hiciera mas fácil integrarse a la conversación después. Hablamos hasta las doce de ese viernes, y ellas se fueron a dormir, yo me quede escribiendo un poco más. Cuando se levantaban me pedían fotos de lo que había escrito, y yo les mandaba las fotos. Recibía muchos elogios, sentía que servía para algo, eso me gustaba, no tenía que ocultar lo que sentía o privarme de mostrar mis poesías, ya que a ellas les gustaba leer mis poesías, y a mi me gustaba que me feliciten por ellas. 

El sábado ese había estado cantando todo el día, había puesto una memoria en la televisión y me la había pasado encerrado cantando de todo un poco, desde un poco de rock hasta sin banderas. Y no sé porque razón se me dio por hacerme el cantante, no de la manera de agarrar un control fingiendo un micrófono, sino que intente poner la mejor voz que tenía y afinar de la manera que podía y me grabe cantando. Era un tema de Sin Bandera, 'Te vi venir' para ser mas exactos. Escuchaba el tema y sentía a Iara, sentía que la letra no hacía otra cosa que recordarme a ella, era tan justa, cada estrofa tenía su lugar exacto para encajar en mi historia, y en lo que yo quería por supuesto. Cuando termine de cantar, tenía la grabación y la escuche, mi voz era algo linda, parecía un imitador. Les pregunte si me querían escuchar cantar, y ellas no se negaron. Minutos después les mande mi grabación, esperando una respuesta, nunca había hecho algo así, nunca le había cantado a nadie. (Cuando era chico soñaba con ser cantante, me subía al techo de mi casa y le escribía a los ángeles, a personas que sentía muy cerca mío, hacía rimas y les inventaba ritmos. Soñaba con tocar la guitarra y cantar, cantaba en el techo, pero como todo idiota nunca me esforze en aprender a tocar la guitarra, ni en estudiar canto. Sin embargo, nunca nadie había sabido esto, este pequeño detalle era uno de mis secretos más reservado)  Iara y Macarena me dijeron que cantaba lindo, nunca quise que la amiga de Iara me escuche cantar, quería decirle a Iara que le estaba cantando a ella. Que no era para nadie más mi voz, y que ella lograba en mi cosas que nadie nunca había logrado, lograba que me muestre tal y como era, y no sentía vergüenza por eso. Me sacaba peso de encima, quería seguirle cantando, días siguientes me empecé a entusiasmar y le mandaba grabaciones cantando todo el tiempo, de distintos temas. Pero el primer tema, la primer canción que logré cantar, fue para ella. Ella me hacía sentir que por más que no la tenía ya existía ese miedo indispensable a perderla y que dolía, mas allá que no habíamos comenzado nada ya perderla era insuperable para mi. Era insuperable que se cumpla mi deseo y tener que despedirme de lo que más anhelaba. 

Ahora no solo eran conversaciones llenas de poesías mandadas por fotos, de risas y otros sentimientos, sino que también se integraban mis grabaciones cantando. Me iba acercando a Iara por mis indirectas, (Aparte de las conversaciones, ella tiraba twetts acerca de sus sentimientos y yo se los contestaba seguidos a estos, era de lo más pesado, ella se daba cuenta y enseguida ponía otro twett diciendo que le molestaba. No dejaba de contestarle igual, ella se estaba confundiendo, y junto a eso se abrían mis posibilidades de cumplir mi sueño mas deseado) ella también estaba empezando a confundirse con respecto a lo que seríamos, ya no era a un cien por siento su idea de una amistad, sino que había nuevas posibilidades, en las que yo coincidía por fin con ella. Había luchado por esto, lo merecía, merecía ganarme su amor y estaba en mi aprovecharlo o dejarlo ir, la segunda opción sigue sin estar en mis planes. Pero cada momento que pasaba estaba mas seguro de lo que quería, era todo lo que esperaba  que existiera desdé que tenía casi tres años, todo lo que espere desdé el día que nació y todo lo que necesitaba para ser feliz el resto de mi vida. Al fin tenía una razón para vivir, una nueva razón, ella era mi salvación. Yo quería que fuera ella la que me salve de la depresión, y la que me hiciera feliz, no se daba cuenta todo lo que la necesitaba, todo lo que la había llegado a querer. 

'Entre poesías, un amor y una niña'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora