Parte 12: Rojo

272 16 0
                                    

12-Rojo

--Sexto escuadrón. Madrugada—

**Byakuya**

Miro airadamente cómo Renji sale del escuadrón acompañado de algunos cadetes rumbo a una de las tabernas más bulliciosas del Seiretei. Ha estado bebiendo a escondidas tras el entrenamiento y por cómo le están sujetando dos de mis subordinados, ya va bastante borracho. Tsk!...si estuviera con él viviendo le castigaría por su conducta, pero eso en vez de enfurecerme más, me entristece.

Me retiro a mi mansión como cada noche solitaria tras terminar el trabajo. Aún no sé cómo conseguir que Sen salga de mi cuerpo para poder permanecer materializado porque eso significaría perder mi poder. No me importa dejar de ser quien soy si puedo tener a mi hermano a mi lado. Él ha hecho mucho por mí y ya han pasado años desde que él y yo somos una misma entidad.

Abro uno de los cajones de mi cómoda para dejar los guantes y al retirármelos veo los anillos dorados que adornan mi dedo anular. Aprieto el puño y me llevo la mano hacia los labios para rozar los anillos suavemente. Esto es lo único que me queda de nuestra unión. Aunque él lo haya olvidado, este símbolo para mí....es eterno....

--Años atrás.....—

Creo que desde que sé que a Renji le queda poco de vida, me he vuelto más susceptible. No puedo creer que esté quedando a tomar café caliente con el nieto del hombre que destrozó mi vida, pero efectivamente Renji es diferente a Ren. Es alocado, torpe, bocazas, impulsivo, pero también con buenas cualidades. Renji trabaja de cuidador gratis y en el comedor social de Kioto. También es repartidor en una fábrica de periódicos y por las noches hace de vigilante de seguridad frente a la casa de acogida donde quise meter a Haruka. Cada vez que pienso en mi hijo se me quitan las ganas de vivir, pero reconozco que Renji está haciendo lo imposible para hacerme sentir bien aunque sea un instante.

-¿porqué esos tatuajes?-

-Ah ¿los de mi frente? Digamos que quería ser algo diferente al resto-

-¿vives solo?-

-Sí, me independicé de mi familia hace mucho. Prácticamente desde que mi padre se enteró que no le daría descendencia porque me gustan los hombres-

-¿Seigen...sigue vivo?-

-Vivo y viejo. Es muy pesado aunque entiendo su tristeza. No he sido un buen hijo la verdad, nadie me soporta mucho-

-Eso puedo entenderlo-

-¡¡Oye!! No es que sea mala gente, solo que....bueno, da igual ¿quieres que demos un paseo?- acepto su invitación y ambos paseamos cerca de la estación. Al cabo de un rato la lluvia nos sorprende y Renji tira de mi mano para ir a su casa hasta que escampe.

-Espera aquí, te traeré una toalla- el apartamento de Renji es pequeño y angustioso, pero si vive solo es lógico que no necesite tanto espacio. Enseguida vuelve por el pasillo para darme una toalla y seco mi cabello húmedo con mimo mientras él me mira.

-¿qué?-

-Eres un hombre muy guapo Byakuya ¿nunca te lo han dicho?- tuerzo el gesto cuando oigo ese halago y Renji se sorprende un poco.

-Perdón. No quería ofenderte-

-¿Dónde está el baño?-

-Ah, al fondo a la izquierda. Estaré en la cocina preparando algo caliente- entro en su cuarto de baño para lavarme las manos y me miro al espejo comprobando que ya tengo el pelo seco. Por curiosidad abro el armarito que hay frente a mí y me sobrecojo al ver la cantidad de frascos de medicamentos que hay dentro.

"Los olvidados"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora