Psicología

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¿Cuántas veces en broma hemos dicho o nos han dicho que vayamos al psicólogo?

Hoy en día el hecho de ir a terapia sigue siendo un tabú en muchos hogares, están en contra, o creen que te van a lavar el cerebro.
Yo, en mi experiencia, creo que es una práctica profesional que aclaró muchísimo mi situación, haciendo que por fin descubriera el por qué de mis actitudes, reacciones, opiniones, etc.
(Y ni hablar de mi ansiedad)

Nunca había ido a un psicólogo, era mi primera vez. (Después de que 5 profesionales, entre ellos una oftalmóloga, me recomendaran ir.)

No era yo quien no quería ir, desde los 15 años había sentido esa gran necesidad de poder tener a alguien a quien contarle todo y obtener una respuesta inmediata a lo que pensaba, porque ni con mis amigos podía abrirme tanto. 
Mi familia, en especial mi mamá, no es muy fan de la psicología, mi abuela es psicóloga social, por ende entiende los temas y la necesidad del profesional, mi papa había asistido a terapia, pero mi mamá era la que más peso tenia en muchas decisiones de mi vida; entonces, jamás comencé mis sesiones porque jamás las creyó necesarias. 
Duele, realmente duele hoy.
Una vez que estos cinco médicos me, prácticamente, obligaran a ir, decidí enfrentarme con mi mamá (a mi edad de 19) y contarle (no preguntarle) que iba a empezar terapia.
Lo había decidido cuando mi gastroenterólogo (Por tercera vez) me decía que lo que yo tenía era emocional y había comenzado desde la primera vez que había ido, en 2017, no quería seguir viviendo con dolores y que mi diagnóstico fuera emocional.
Recuerdo que en ese momento creí haber desgarrado mi estómago de los nervios que tenía al decirle, ¡pero yo estaba convencida de que tenia que ir! 
Mi mamá me mira, seria, "-Se enojó" pensé. Y me responde "-Bueno, si lo necesitas".

No lo podía creer, le había llevado la contraria a mi mamá por primera vez en mi vida. (Primera vez fuerte, no rebelde) 

Pasé delante de un instituto y me inscribí.

Listo, que comience mi recuperación.

Al principio de la semana me la pasé pensando en cómo era, que iba a decir, si tenía que dejar salir todo lo que soy, si guardarme algo, dejar que el profesional pregunte, contar todo yo, Dios, que estrés.
Recuerdo que mi primera vez ahí fue muy fácil de llevar adelante.
Paredes coloridas, muchos diseños que no mareaban la vista, aroma agradable en el ambiente, Paula sonriéndome mientras nos dirigíamos a su sala charlando...
Y comenzó todo un mundo nuevo para mi.

Creo que la terapia es realmente necesaria para personas con trastorno de ansiedad o depresión. No digo que esto cambie totalmente nuestra vida, ni sea nuestra solución, pero tengo que admitir que ayuda y nos hace entender mucho cómo estamos reaccionando ante nuestros problemas, nuestra propia ansiedad, y cómo cambiar nuestra personalidad. 

Si nunca asististe a terapia, y crees que lo necesitas, te animo a que lo hagas aunque vayas en contra de los demás, tu salud emocional es primero.

Cosas que realicé durante este tiempo de terapia:
-Abrirme lo más posible: Soy una persona bastante extrovertida, así que si me preguntas acerca de mi vida es probable que te cuente todo.
-Pensar lo que digo mientras lo digo: Es un ejercicio, que sólo me sale en terapia, para escucharme como lo hace el profesional y luego analizar mi situación.
-No esperar que el profesional haga mi trabajo: El solo puede ayudar a que comiences a conocerte mejor, pero no te dirá: ahora hay que hacer esto, lo otro, tu personalidad es así y asá.
-Dejarme ser: Mover las piernas, acomodarme de nuevo cinco veces seguidas, jugar con las manos, no mantener contacto visual, reírme, o lo que tú hagas/seas. Es una buena forma para que el profesional analice mejor tu situación y pueda conocerte y ayudarte a conocerte. Llegará un momento donde tu mismo te des cuenta de donde estas parado emocionalmente.
-Llorar: Si hay algo que odio hacer es llorar delante de la gente, pero es realmente necesario llorar en los momentos donde tenemos que llorar (y no guardarlo), y hablando con el psicólogo es probable que recuerdes cosas que no quieres, pero hay que llorarlas si antes no lo hiciste.
-Anotar en una agenda cómo iba mejorando: Anotando cambios en mi personalidad, mis niveles de ansiedad, si había sufrido un ataque o algún síntoma, cómo me había enfrentado a ciertas situaciones, etc.

Creo que una buena terapia emocional es llorar y descargar todo, mayormente se dice que cuando lloramos lo hacemos por cosas acumuladas y que no hemos llorado antes.
Tienen razón, por lo menos en mi situación.
Mi tío falleció a sus 68 años aproximadamente de una enfermedad terminal de sus riñones, fueron cuatro años de angustia y verlo empeorar hasta el último minuto. Fallece el 8/9/2018, su funeral fue ese mismo día, hasta el día de hoy sigo llorando su pérdida amargamente.
El día de su velatorio no lloré lo suficiente como para sacar todo lo que sentía, cuando íbamos camino al cementerio tampoco, me dedicaba a mirar las lápidas y leer nombres... Ahora iba a leer uno muy conocido y no quería ni pensarlo.
Mientras la gente estaba dentro de la casa donde debía ser dejado el cuerpo para su cremación,  yo estaba afuera dando vueltas, sin llorar, solamente triste, enojada, con ganas de romper todo por la impotencia que sentía. Quería llorar, pero no me lo permitía.
Pasaron los días, y mi dolor y malestar aumentaban, pero no lloraba.
Las fiestas fueron duras de pasar, no tener al tío en Navidad ni Año Nuevo dándome abrazos, diciéndome que era su princesa, que me amaba...
Para completar la historia de mi sufrimiento, el 13/01/2019 fallece mi perro, el más amado por mí en la familia. Claramente, no lloré. Y acumulé.

Cuando voy con la psicóloga y me pregunta sobre alguna pérdida, adivinen, ¿quien estuvo los 40 minutos llorando?

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Es un proceso difícil que no siempre se tiene en cuenta, pero la psicología es todo menos destrucción.
Busca ayuda si en tu casa no la hay, comienza a conocerte mejor y dejar de lado tus malas costumbres. 


ANSIEDAD: con nombre y apellido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora