A lo largo de nuestra vida tendremos tres amores.
El primer amor: En esta etapa creemos que todas las relaciones son perfectas y eternas, como en los cuentos. El tipo de amor en donde lo más importante es cómo te ven los demás y no cómo te sientes e...
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La semana pasa toda velocidad, sin darme cuenta ya es Viernes. Fueron unos días pesados. El regreso a clases siempre es así, por lo que no he tenido tiempo alguno de leer. Pero me niego a esperar un día más, así que tomo el cuaderno y lo meto en mi mochila para irme a la escuela, le prometí a Gio que después de clases iremos al centro comercial, así que lo leeremos en nuestro tiempo libre.
El día pasa bastante lento a comparación de los días pasados. La profesora habla, habla y habla, pero por más que hago el intento no puedo evitar perderme en mis pensamientos.
Artes plásticas. La clase que más odio en la vida. Lo sé, no es algo que escuches a diario, últimamente todos nacieron para ser artistas, mínimo en mi clase.
Pero no me mal entiendan, adoro ir a la escuela. A comparación de mi hermano siempre he tenido un promedio perfecto, Thiago siempre ha sido pésimo en materias como Matemáticas y Física, pero en Arte es un verdadero Dios, la verdad yo nunca he resaltado mucho en esa materia lo cual siempre me ha provocado cierta molestia.
Los últimos minutos de la clase, la profesora nos deja descansar, por lo que dejo mis cosas a un lado y me recargo en el respaldo de mi asiento y descanso un poco mi cabeza dejándola caer hacia atrás. Cuando de repente veo como Giovanna vuela a toda velocidad de un lado del salón hasta llegar a mi asiento y posicionarse al lado mío observándome fijamente con una gran sonrisa—. ¿Y bien? —La miro confundida—. Vamos a continuar nuestra lectura.
Giovanna toma mi mochila y sin decir nada saca el cuaderno y lo abre. Por lo visto leerá ella esta vez.
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Mi viejo solía decirme que la única manera de alcanzar tus sueños, es luchando. Para ello debes trabajar duro y sacrificarte.
Y eso es lo único que me repetía cada de segundo antes de las pruebas al equipo. Estaba demasiado nerviosa, tenía miedo a fracasar. Pero me daba más miedo no intentarlo, eso él lo que yo siempre he considerado que es el verdadero fracaso.
Después de clases me apresuré a llegar a las canchas. Cuando llegué las gemelas que ya se encontraban entrenando, corrieron hacia mi con emoción y Zoé cuestionó:—. Y bueno, ¿estás lista para mostrarles quien manda? —asentí con la cabeza nerviosa—, excelente, ¡te estaremos animando!
