Me llamo Bala. Mi padre me puso ese mote cuando yo era pequeña porque nunca paraba quieta, me pasaba el día jugando a pistoleros y guerras con él en el jardín, y siempre tenían el mismo final, su muerte de un disparo y mi maravillosa victoria. De pequeña me encantaba jugar con pistolas de mentira y bueno, es un poco irónico que a mis 19 años lleve a mi espalda un francotirador enorme. De alguna manera me trae recuerdos. Es imposible no acordarse de tu familia en los peores momentos. Los recuerdos me invaden por completo y todos los días me acuerdo de ellos, mis padres son lo que más quiero en este mundo, o bueno, lo que más quería.
Mi rutina se basa en dormir, salir a por provisiones y tratar de matar el aburrimiento como puedo. Cuando me quedé sola era difícil para mí no poder hablar con nadie. Quedan pocas personas en el mundo y no puedo permitirme confiar en nadie. He pensado varias veces en irme de esta ciudad y tal vez unirme a algún grupo de supervivientes pero nunca encuentro el valor para abandonar mi pequeño fuerte, al fin y al cabo, es el único lugar que me hace sentir segura. Así que he decidido quedarme aquí. A veces es muy duro y mentiría si dijera que no han habido días en los que no haya pensado en dejar de luchar, porque ganas no me han faltado para meterme un balazo en la sien pero siempre me faltaba la valentía para hacerlo. Otros días lo único que me motivaba era la esperanza de que tal vez mi madre siguiera viva. Esa es una de las razones por las que no me quiero mover de esta ciudad, aquí es vivíamos y tal vez pase por aquí si está viva.
Pero no estoy sola del todo, hace un tiempo encontré a un perro herido, un pastor alemán. Al pobre animal le habían cortado una oreja, y yo no era capaz de dejarlo en la calle. Lo curé y lo cuidé hasta que se recuperó. Por suerte el animal no estaba irradiado ni enfermo así que tomé la mejor decisión de mi vida, me lo quedé. Lo llamé Fantasma porque siempre aparecía detrás de mí, en completo silencio, y tal como aparecía, desaparecía igual de sigiloso. Al principio me asustaba pero ya estoy acostumbrada. Gracias a él no me he vuelto loca. Todavía.
Me he montado una pequeña fortaleza en una antigua nave industrial abandonada que yo diría que se utilizaba como un taller o una pequeña fábrica. No es muy grande y no está muy expuesta pero por suerte tiene todo lo que puedo necesitar. Está situada a unas cuantas manzanas del centro de la ciudad donde hay farmacias, supermercados y algunas tiendas, además no muy lejos hay un hospital y un colegio. Tengo un generador que ya estaba en la nave y que utilizo en casos de emergencia para calefacción y otras cosas, y una gran filtradora y depuradora de agua para eliminar la posible contaminación de esta que he medio construido yo. Pero solo la utilizo cuando es necesario porque procuro beber de botellas para evitar riesgos (no me fío de mi novata habilidad de ingeniería sacada de la carrera que dejé a mitad y los libros de la biblioteca). También dispongo de una pequeña armería improvisada donde practico con las armas, nunca se sabe contra quién o qué te puedes enfrentar. La parte de la nave que habilité y la zona donde me quedo yo, la he adaptado a mí y es bastante acogedora, y por fuera he colgado varios carteles donde pone "No entrar, alta radiación", también he pintado abstractamente con pintura roja y sangre y he arrastrado varios cadáveres a la fachada para así alejar a los curiosos en el improbable caso de que alguien se acercase. También he construido una especie de refugio para los terremotos y cuando hay señales de que va a haber un huracán, voy hasta el colegio en mi moto y me resguardo allí hasta que termina. He preparado algunos sitios de la ciudad con comida, agua y medicamentos, así si ocurre algo cuando estoy fuera de "casa" puedo acudir distintos lugares y librarme de una posible muerte. Y además si puedo ayudar a alguien que esté de paso y necesite provisiones puede encontrarlas en diferentes puntos de la ciudad. Una ventaja es que la ciudad no está cerca del mar, por lo tanto no hay riesgo de tsunamis.
Antes de que mi madre se fuera nos dejó a mi padre y a mí una mascara antigas para cada uno y una máquina que medía el grado de radiación en el aire. Ahora tengo una máscara de repuesto. Todavía no se conducir coches pero tengo un Jeep escondido por si acaso con algunas garrafas de gasolina que voy consiguiendo y mucho tiempo libre para practicar. Además tengo una bicicleta y una moto.
Hoy tenía programada una excursión a la biblioteca de la ciudad, me encanta leer y voy a por libros a menudo, puede que no sea muy prudente pero nunca me ha pasado nada. Una vez me pasé todo el día allí leyendo y pasé la noche, así que decidí habilitar un espacio para los días que me quedo. Tampoco es que tenga nada mejor que hacer.
Cogí todo lo necesario para el camino. Mi mochila tenía comida y agua, nunca se sabe si te va a pillar una gran tormenta o un terremoto. Cloqué dos cuchillos a ambos lados de mi cinturón, me colgué un puñal en el tobillo y una pistola que está escondida en la parte trasera del cinturón. Me puse mi máscara antigas y tomé la máquina de radiación. Por último me armé con mi francotirador, y me despedí de Fantasma que me dijo adiós con un lametón en la cara. Ya estoy lista para salir.
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Radioactivo
RomanceBala, así es mi nombre, no es muy normal pero le pega al mundo apocalíptico en el que vivo. Así es, el mundo ha terminado. Ya no queda absolutamente nada, solo estamos mis demonios y yo, ah y mi perro Fantasma(muy apropiado el nombre). Os voy a cont...