Brooklyn
Siento un dolor terrible en la cabeza y me encuentro inmóvil en una silla, rodeado por libros. Entonces recuerdo de lo que ha pasado. Intento buscar con las manos el cuchillo que guardo en mi pantalón pero no hay nada. Maldita cría, me ha quitado todas mis cosas. Entonces visualizo mi mochila a un metro de mi e intento alcanzarla con los pies pero es imposible moverlos, están atados. Tal vez si me acerco puedo llegar a... Fallo. Me caigo al suelo y resuena por toda la habitación. Intento moverme pero no puedo. Me rindo. Y de pronto aparece la niña de detrás de una estantería con un libro en la mano. Se ha quitado la máscara de gas. Primero un gesto de sorpresa cruza su cara, luego frunce el ceño y resopla. Una larga trenza rubia despeinada cae por su espalda hasta su cadera. Se acerca a mí y me levanta. Me mira y puedo ver sus ojos verdes cansados y unas finas pecas en sus pómulos. Me pregunto cuántos años tendrá, ¿quince, dieciséis como mucho?
- Pero mira quién se ha despertado, además de mudo eres peleón eh. - Su voz es dulce y es gracioso como trata de hacerse la dura. - ¿Oye piensas contestar a mis preguntas ya o tengo que empezar a torturarte? - Una carcajada sale de mi boca y ella me lanza una mirada asesina. - ¿De qué te ríes cretino?
- He visto que tienes una máquina de radiación, dámela y te dejaré en paz niña. - Tras la última palabra la chica parece enfadarse.
- ¿Niña?¿A quién llamas tu niña? En un par de meses cumplo 18 años.- Cruza los brazos en su pecho.
- ¡Ja! No me lo creo.- Difícil pero sí la creo aunque parece más pequeña, tal vez por su estatura, pero me divierte ver como arruga la nariz.
- Una pena. - Sorprendentemente ella reacciona con indiferencia y se acerca a mí con un diccionario en la mano a lo que yo respondo abriendo mucho los ojos.
La luz de un relámpago entra por la ventana nos interrumpe y ambos nos miramos. Eso es señal de tormenta, y no parece que vaya a ser floja. Ella se aleja para mirar por la ventana y pone mala cara.
- Vaya, parece que vas a tener tiempo de sobra para responder a mis preguntas.- Coge una silla y se sienta frente a mí.- Escucha, no tengo ganas de pasar aquí el día contigo y creo que tú tampoco pero vamos a tener que aguantarnos, así que te lo digo por tu bien, no juegues con mi paciencia.
- ¿Este sitio es seguro? No quiero morir aquí contigo. - Ella se lleva una mano a la cara y suspira.
- Veo que vas a tu rollo. Sí, es seguro pero no te librará de mis preguntas.
- Podrías desatarme. - Se que me la estoy jugando siendo un impertinente con ella pero es gracioso y tampoco creo que me vaya a hacer nada.
- No me fío de ti.- Y se levanta. Se pasea mirando las estanterías.
- Brooklyn.- Ella gira la cabeza y levanta una ceja.- Me llamo Brooklyn. - Ella vuelve a girar la cabeza hacia los libros, parece buscar algo.
Se pasea por la sala mirando las estantería y cogiendo algunos libros. Los abre y mira algunas páginas. Ella va con calma, no parece tener ninguna prisa, lo que hace que yo me empiece a poner nervioso.
- Me llamo Bala.
- ¿Bala? ¿Como las balas de una pistola?- Ella solo asiente y yo estallo en una carcajada pero ella ni se molesta por mi risa.
- Tú nombre no es mucho mejor. Además Bala es solo un apodo.
- Touché - Se escucha una risita de detrás de una de las enormes estanterías- Oye, ¿qué estás buscando?
- Un libro. - Otra vez su tono es de indiferencia. Aparece delante de mí y se pone a buscar en otra estantería.
- Solo intento ser simpático. A mi me encantan los libros de Stephen King. ¿Has leído el resplandor alguna vez? es realmente bueno. Búscalo a ver si está.- Ella me mira con sorpresa.- ¿Qué pasa? Los guapos también leemos. - Ella se ríe.
- ¿Tu ego también lee?-Cambia de estantería- Estoy buscando El Principito, se que suena estúpido pero es importante para mí.
- Yo no creo que suene estúpido, ¿es ese tu libro favorito?- El sonido de la lluvia retumba a través del cristal.
- Sí bueno, mi padre me lo regaló cuando era pequeña y lo leíamos juntos todas las noches. Cuando pasó El Final no me dio tiempo a llevarmelo y desde entonces lo busco pero no hay suerte.- Desaparece por otro pasillo, carraspea y su tono de voz que antes sonaba un poco triste cambia por completo.- Mira, he encontrado El Resplandor.- Dice asomando la mano con el libro.
- Deberías leerlo.
Ella asiente, arrastra un sillón hasta quedar cerca de mí y se sienta con el libro en las manos.

YOU ARE READING
Radioactivo
RomanceBala, así es mi nombre, no es muy normal pero le pega al mundo apocalíptico en el que vivo. Así es, el mundo ha terminado. Ya no queda absolutamente nada, solo estamos mis demonios y yo, ah y mi perro Fantasma(muy apropiado el nombre). Os voy a cont...