Capítulo 5

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Me siento en el sofá con el libro en las manos. Parece que vamos a pasar tiempo atrapados aquí Brooklyn y yo, y no pienso soltarlo, no me fío. 

La tormenta es fuerte y se escucha el viento arrastrando objetos. Siempre me ha gustado la lluvia, sobre todo leer con el sonido de fondo. Me relaja. Me centro en el libro pero no me concentro. Siento dos ojos fijos en mí y levanto la cabeza. Me está observando fijamente y me incomoda.

- ¿Qué?- Mi tono suena grave.

- Te he mentido. - Su boca forma una sonrisa.

- Vas a tener que ser más explícito.

- No quiero tu máquina de radiación. - No me lo trago.

- ¿Entonces por qué me seguías?- Aunque... acaba de despertar mi curiosidad.

- Si te digo la verdad no lo sé, creo que llevo demasiado tiempo solo y bueno te vi y yo... Lo siento si te asusté. - Me identifico con sus palabras. Yo también llevo mucho tiempo sola, sin hablar con nadie.Parece sincero pero mi instinto me dice que no le crea.

- No te creo, sé que no tienes ni agua ni comida. 

- ¿Cómo lo sabes?

- He revisado tu mochila, si era eso lo que querías solo tenías que pedírmelo, te lo hubiese dado y tú te habrías marchado. - Sin quererlo, he dicho eso con una pizca de tristeza.

- No, quiero decir, no me quedan provisiones pero he dicho la verdad antes. Sabes, mejor olvídalo, me iré en cuanto cese la tormenta. - Baja la mirada al suelo.

-¿Por qué te has comportado como un capullo? Era muy sencillo, solo tenías que responder a mis preguntas. ¿Qué pasa si te llego a cortar la lengua de verdad?

- Si te digo la verdad, no lo se. Tampoco me hubieses creído si me acercaba a ti como una persona normal, yo tampoco lo hubiese hecho.

- ¿Y la manera que se te ocurre de acercarte es haciéndote pasar por un carroñero? No eres muy listo chaval.

Me siento un poco mal por él. A pesar de que hay una pequeña voz en mi cabeza que dice que no le crea, siento unas terribles ganas de desatarlo. Puede que me arriesgue al hacer lo siguiente pero llevo tanto tiempo sola que incluso la peor compañía me sirve. Me levanto y saco agarro de mi cinturón un cuchillo. Si me equivoco la culpa será totalmente mía por ser una inconsciente.

- ¡Oye! ¡¿P-pero que estás haciendo?! ¡Responderé todas tus  preguntas pero en la cara no por favor! - Se revuelve  en la silla y sacude la  cabeza con los ojos cerrados.

- Quieres quedarte quieto, solo voy a desatarte pero si prefieres quedarte así...- Comienzo a guardar el cuchillo y él me interrumpe.

- ¡No, no! Desátame, seré bueno lo prometo. -Su cara de súplica me divierte. 

Me río y le corto las bridas. Brooklyn masajea sus muñecas y se pone de pie. Me fascina lo alto que es, tiene razón, a su lado parezco una niña. Estoy segura de que una pareja como nosotros cuando el mundo era normal hubiese levantado miradas y comentarios por la diferencia de estatura del tipo de: "Seguro que son hermanos". Me aparto esa idea estúpida y me alejo de él para volver a sentarme .Brooklyn se levanta y se pasea mirando los libros. Si quiere hacerme algo o intenta escapar, yo le saco ventaja. Está en mi territorio y conozco las trampas que he puesto.

- Gracias por desatarme.- Con dos libros en la mano, coge una silla y la pone frente a mi. Sentado, pone los pies sobre la mesa y mira indeciso los dos libros.

- El de la derecha. Es muy bueno. - Él deja el otro libro y abre El Médico por la primera página.- No me has dicho cuantos años tienes. -Levanta la cabeza y me mira.

- Tengo 19, pero no me queda mucho para cumplir los 20.

- ¿Cuándo?- Tengo curiosidad.

- El 27 de marzo.- Ante sus palabras abro muchísimo los ojos. Él me mira con la ceja levantada.

- No puede ser, yo los cumplo el mismo día. -De su boca sale una risa.

- Será el destino. - Y me guiña uno de sus bonitos y peculiares ojos. Sus ojos...

- ¿Qué te pasa en los ojos? ¿Has nacido con ellos así? Quiero decir, ese color no es muy normal, nunca antes lo había visto. -La curiosidad me mata. Sus ojos son como dos relojes hipnotizadores. Llaman mucho la atención.

- Eso es porque no son normales. Mis ojos antes eran marrones y comunes pero un día tuve un accidente en los primeros meses después del Final. Unos carroñeros me robaron y como me resistí y casi mato a uno de su grupo me cogieron. Lamentablemente  pagué las consecuencias y metieron mi cabeza en un cubo de agua irradiada y contaminada. Recuerdo el dolor, me ardían los ojos. Aquello fue un infierno.- Se lleva una mano a la cabeza y se la pasa por el pelo.- Al acabar creyeron que estaba ciego y me dejaron ahí tirado. Estuve cuatro meses sin a penas vista hasta que un día la recuperé. No sé como pasó, que fue lo  que hice o cuales fueron los medicamentos que me la devolvieron pero lo que no recuperé fue el color de mis ojos. Lo bueno  es que mi visión en la oscuridad ha mejorado muchísimo. Y bueno así es como conseguí estos ojos del color del pis.

- Pero si son increíbles.- Fascinada añado: - Quiero decir... son exóticos pero desde luego son preciosos.

- Parezco el gato de Alicia en el país de las Maravillas, pero gracias.

Me río por su comentario y me levanto. Sus ojos dorados me siguen con la mirada hasta la puerta.

- Voy a preparar algo de comer, ¿tienes hambre? - Él abre los ojos y asiente enérgicamente con la cabeza. Yo sonrío y él traga saliva. Me pegunto cuando fue la última vez que comió.- Cierra la boca o me mojaras el libro con tu baba. 

Salgo de la sala de lectura y voy hasta el cuarto de la limpieza. Lo he convertido en una pequeña despensa. Mientras preparo unos sandwiches de mantequilla de cacahuete canto inconscientemente. La biblioteca es uno de los pocos lugares que he limpiado, así da un poco de menos de miedo. Ya listos, voy a salir por la puerta cuando me estampo contra él y grito. Los sandwiches vuelan por el aire y mi acto reflejo es sacar la pistola de la parte trasera del cinturón mientras lo apunto.

- Tranquila fiera, soy yo. -Brooklyn tiene las manos en el aire en signo de inocencia.

- Me has asustado.- Vuelvo a guardar la pistola y me apresuro a recoger los sandwiches del suelo. Pero cuando me agacho a recogerlos Brooklyn ya está agachado, nuestras manos se chocan y nuestros ojos se quedan mirando los del otro.

- Oh vaya, lo siento. -Dice él pero yo soy más rápida y recogiéndolos del suelo vuelvo a la sala de lectura rápidamente y con las mejillas ardiendo.

Nos sentamos los dos y nos comemos el almuerzo en silencio mientras leemos. Pero yo no me puedo concentrar, llevo leyendo la misma linea 5 minutos. Suspiro y cierro el libro. Brooklyn levanta la vista y me mira con una ceja levantada. Me levanto.

- Voy un momento a... Ahora vuelvo. - Salgo de la habitación a toda prisa en dirección al baño.

Frente al espejo, me lavo la cara y me miro.Estoy horrible, a saber que pensará Brooklyn de mí, seguro que me encuentra espantosa. Me aprieto los cachetes y pienso que qué más dará lo que él piense de mí. ¿Que va hacer, se quedará aquí? Aunque lo dudo mucho, un sentimiento de esperanza me agita el corazón. ¿Quiero que se quede? Los pensamientos contradictorios ruedan por mi cabeza. "Bala, olvídate por Dios, él se irá y volverás a estar sola otros 9 meses" me digo. No, no quiero estar sola, no más. No recordaba cuando fue la última vez que reí y hoy sin duda no he parado de hacerlo. Me dejo caer por la pared y caigo sentada en el suelo. Sin saber por qué las lágrimas se deslizan por mis mejillas. Demasiado tiempo sola.

RadioactivoWhere stories live. Discover now