Capítulo 8

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Llegamos a la nave y entramos por la puerta trasera. Dentro hace el mismo frío que fuera y eso hace que tanto Brook como yo tiritemos. Observo como Brooklyn recorre toda la nave con los ojos muy abiertos. Me acerco al comedero de Fantasma y me fijo en que no se ha comido la lata que le puse esta mañana. Me coloco los dedos en la boca y de ella sale  un fuerte  silbido que hace que mi acompañante de ojos amarillos me lance una mirada que dice "¿que haces?". En un abrir y cerrar de ojos tengo a mi pequeño amigo sentado delante de mi con la lengua fuera. Me agacho acariciándole la cabecita mientras él me pasea la lengua por toda la cara en forma de cariñosos lametones, lo que hace que me ría. Brooklyn se acerca a nosotros con la boca un poco abierta, es evidente que no se esperaba que tuviese perro.

- ¿P-pero como es posible? ¡Hacía años que no veía un perro! 

Brooklyn se agacha y se intenta acercar a Fantasma pero este le empieza a gruñir colocándose justo delante de mi  para protegerme. Brook da un paso hacia atrás y me mira esperando a que haga algo. Yo no puedo contener la risa al ver la cara asustada de Brooklyn.

-Tranquilo chico, no pasa nada, es un amigo. -Le acaricio por debajo de las orejas y enseguida Fantasma vuelve a adoptar su posición dulce de siempre y se tira, literalmente, encima de Brook.

La escena que tengo delante de mi es realmente graciosa: Brooklyn atrapado debajo de Fantasma que le lame toda la cara mientras que Brook se ríe, grita y forcejea para quitarselo de encima. Es tan... adorable. Consigue quitarse a mi amigo peludo y mientras ordeno que Fantasma se coma la comida le enseño a Brook la nave.  

-Este sitio es una pasada. Tienes mucha suerte de vivir aquí.- Me limito a asentir.

Comienza a llover otra vez y parece que haga todavía más frío de que antes. Empieza a hacerse tarde y comienza a llover de nuevo. Oigo la tripa de Brooklyn rugir y parece que no soy la única que tiene hambre.

-¿Te parece bien si nos damos una buena ducha de agua caliente y después preparamos algo para cenar? -Le pregunto abrazándome a mi misma para darme calor.

-¿Agua caliente? ¡¿Lo dices en serio?! -Asiento y en su boca se forma una sonrisa que deja ver su perfecta dentadura.

Saco toallas para los dos y nos dirigimos al vestuario que hay en la nave. Cuando llegué tuve que reformarlo un poco. Hay tres duchas que por suerte son cerradas. Yo me dirijo a la del final y Brook se va a la primera para dejarme un poco de intimidad. Me desvisto y abro el agua que por desgracia tarda un poco en calentarse. Normalmente enciendo el agua caliente muy pocas veces, reservándola para los días más fríos. Pero hoy es un día especial. Me quedo inmersa en mis pensamientos dejando que el agua caliente golpee mi espalda con fuerza. Me saca de mis pensamientos la voz de mi compañero que canta una ridícula canción. Sin poder contenerme estallo en carcajadas, lo que hace que él cante todavía más alto algo sobre jabón y burbujas.

Tras 30 maravillosos minutos de agua caliente salimos de la ducha oliendo a jabón de coco. Nos vestimos rápidamente y nos dirigimos a la cocina improvisada que tengo. Le pregunto a Brooklyn lo que le apetece cenar pero dice que le da igual, que él se lo come todo. Decido preparar unas fajitas rellenas de las verduras y pollo frío que tengo, mientras, Brooklyn prepara la mesa. Siento una sensación muy rara a la que no se ponerle nombre.

- Siento que sea un plato frío pero la cocina eléctrica no funciona con esta tormento. -Le sirvo el plato y lo veo mirarlo con ganas. -No soy muy buena cocinera... Espero que te guste.

Coge la  fajita con las manos y le da un mordisco tan grande que arranca la mitad. Le veo poner los ojos en blanco. Entre bocado y bocado y con la boca llena murmura "está increíble",eso me hace sonreír. La cena transcurre a su ritmo y Brook repite por tercera vez. No entiendo como puede comer tanto y estar en tan buena forma. Entre conversaciones simples, hace una pregunta que me deja completamente blanca.

- No quiero ser maleducado ni cotilla pero, ¿por qué estás sola? -Casi me atraganto cuando me lo pregunta y él se da cuenta de que estoy incómoda.- Olvídalo, no quería meterme donde no me llaman.  

- No, no pasa nada. Tú me lo has contado y yo voy a hacer lo mismo. -Tomo aire y respiro hondo antes de empezar.- Bueno eh... Cuando pasó el final yo era bastante más pequeña, me pilló con 13 años. Mi padre era médico e ingeniero mecánico, pensarás que es imposible pero era superdotado, sin duda la persona más inteligente que he visto jamás. En cambio mi madre era Teniente Coronel, un cargo muy raro en mujeres pero ella representaba la fuerza en persona y había trabajado muy duro para conseguirlo. La verdad es que formaban una pareja muy peculiar. Ella nos llevó a un refugio especial de su oficina en el cuartel. Allí permanecimos juntos muy poco tiempo, puesto que mi madre tenía que estar con el ejercito. Se adentraron en una misión de rescate y ella no sabía cuando volveríamos avernos, así que me quedé sola con mi padre. Los primeros meses fueron duros y yo echaba mucho de menos a mi madre. Al cabo de un tiempo, nos llevaron un grupo de militares junto con otras personas a South Valley, una ciudad cercana a esta porque corríamos peligro si nos quedábamos en la ciudad que vivía antes ya que había una centrar nuclear muy cerca de la ciudad que estaba en peligro de explosión.

El camino fue muy largo y duro, mi padre se puso un poco enfermo pero según él, era un simple catarro que tenía controlado. Cuando llegamos a South Valley nos separamos del otro grupo, ellos querían seguir hasta la ciudad siguiente porque querían buscar a unos familiares. Mi padre y yo nos  quedamos solos y nos refugiamos en un colegio. Juntos creamos la máquina de radiación y me enseñaba algunas cosas básicas sobre medicina o mecánica. Con el paso del tiempo mi padre empeoraba y su "catarro" le hacía padecer las fiebres más altas, seguidas de alucinaciones y unas quemaduras horrorosas que le salían en la piel. Un día me acerqué a cambiarle el paño de agua de la frente y me cogió de la mano, me dijo que me sentase a su lado porque me tenía que decir algo muy importante. Me confesó que no sabía que enfermedad le estaba causando esos horribles síntomas, que seguramente había sido la radiación y que si de algo estaba seguro era que no le quedaba mucho tiempo. Yo escucha con los ojos llenos de lágrimas el débil hilo de voz que salía de la garganta de mi padre. Sin duda, aquello estaba siendo una despedida.

Me dijo lo mucho que me quería y que tenía que ser fuerte por él. Me hizo prometerle que no me quedaría sola, que me uniría a un grupo porque todavía era muy pequeña, a pesar de que yo ya había cumplido los dieciséis y yo le prometí que buscaría a mi madre. Abrazada al pálido cuerpo de mi padre, aproximadamente 25 minutos más tarde, el débil latido que lo mantenía vivo cesó. Sentí que una  parte de mí moría con el y un terrible sentimiento de pánico, tristeza y soledad me hundió en un agujero negro. ¿Como iba a sobrevivir yo sola? Enterré a mi padre en el jardín del colegio y tras un mes de aislamiento decidí moverme. No quería unirme a un grupo, no confiaba absolutamente en nadie. Emprendí un viaje sola hasta esta ciudad, en la que mi madre nació, con la esperanza de que ella viniese aquí, pero ya ha pasado casi un año y nada. Me topé con esto y lo he amoldado a mí. Ha sido muy difícil y me he sentido muy sola. El  tiempo pasa más despacio cuando estas solo. Aunque un día tuve la suerte de encontrarme a Fantasma, que ha sido mi salvación. Y bueno, luego apareciste tú.


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