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-Amigo, buenos trapos -silbó Taehyung cuando Jungkook se deslizó en el asiento del stand al lado de él.

Jungkook levantó una ceja. Se tocó la suave seda azul de su camisa de un botón. -¿Estas cosas viejas? -Jungkook sabía que se veía bien en la ropa que Jimin le había comprado.

-Bastante elegante, Jungkook.

-Sí, Jimin insistió en conseguir un guardarropa nuevo mientras estábamos en nuestra luna de miel. Debes ver al hombre en acción, Taehyung. Entra en un lugar y la gente cae a su alrededor para complacerlo. Es como si hubiera sido 'Pretty Woman' para chicos gay -rió entre dientes-. Demonios, ni siquiera había pizza.

-Eso es muy cool -dijo Taehyung.

-Sí -dijo Jungkook en un murmullo mientras miraba a la mesa.

-Jungkook, no pareces muy entusiasmado con todo esto. ¿Qué pasa?

Jungkook se encogió de hombros. -Sigue siendo todo un poco abrumador, Taehyung. No me malinterpretes, amo estar casado con Jimin. Él es lo mejor que me ha sucedido en años, pero puede ser un poco intenso a veces.

Jungkook se echó hacia atrás cuando la camarera se acercó y colocó dos cervezas sobre la mesa. Esperó hasta que se fuera y luego volvió a mirar a Taehyung. -La semana pasada, mencioné que me gustaba tener croissants y café para el desayuno. Hizo que volásemos a París para que yo pudiera tener croissants auténticos.

Jungkook vio caer abierta la boca de Taehyung, los ojos muy abiertos.

-¡Amigo!

-Nos detuvimos para el almuerzo del otro día en ese pequeño restaurante, abajo, en la calle 1. Yo le dije a Jimin que me gustaba mucho su sándwich de pavo, por lo que entró y compró el maldito lugar y me lo dio como regalo.

-¿Él te dio un restaurante? -preguntó Taehyung, su voz llena de asombro.

Jungkook se señaló a sí mismo. -Estás viendo al nuevo propietario de la calle Bistro.

-Amigo, yo he comido allí. -Taehyung se echó a reír-. Ellos tienen buenos sándwiches de pavo.

Jungkook rodó los ojos. -¡Me compró un restaurante! - rompió Jungkook-. Él podría haberme comprado una corbata o una camisa, Taehyung, pero no, me compró un restaurante y me llevó en avión a París. ¿Cómo voy a competir con eso? Ya ni siquiera tengo un trabajo.

-¿Estás seguro de que necesitas competir con Jimin, Jungkook? Me parece que a Jimin le gusta hacer esas cosas para ti.

-Lo entiendo, Taehyung, lo hago, pero ¿cómo se supone que voy a competir? Jimin puede permitirse el lujo de comprarme lo que quiera. Yo no tengo esa cantidad de dinero. No puedo llevarlo en avión a París o comprarle un restaurante.

-Entonces no lo hagas.

Jungkook apretó la mandíbula. Taehyung no estaba ayudando. Cualquier cosa que Jungkook pudiera darse el lujo de desear, Jimin podía comprarlo con dinero de su bolsillo.

Jungkook se sentía como un impostor en el mundo de Jimin. No tenía dinero, posición social, o incluso el conocimiento de cómo comportarse en una sociedad educada. A él le gustaban la comida rápida y las caricias en el sofá frente al televisor.

Él no sabía nada de fiestas, política, o incluso qué tenedor usar con la comida, ¡si ni siquiera podía identificar la comida!

Jimin seguía comprándole cosas. Todo, desde un nuevo vestuario a un restaurante. Sólo tenía que mencionar que quería algo y Jimin lo hacía posible. Jungkook comenzó a guardarse sus deseos sólo para que Jimin no siguiera comprándole cosas.

Su Toque Gentil ✧ JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora