Diego's povTal vez debería estar en casa desde hace ya un rato, pero algo me lo impedía. Más bien, alguien y no de manera literal.
Sonreí a medias pareciendo concentrado en muestras de colores, mientras miraba a la castaña chica a un par de metros de distancia. Ella miraba curiosa, más bien, indecisa un par de muestras de colores, parecía tener un debate mental. Respiré hondo tomando valor para acercarme."¿indecisa?" Pregunté una vez llegando a su lado. Ella se sobresaltó un poco, parecía estar realmente interesada en su debate mental.
"Lo siento, no te vi" sonrió mostrando nerviosismo. Sentí un cosquilleo al ver su linda sonrisa. Analice detenidamente como deslizaba un mechón de su negro cabello detrás de su oreja. "La verdad si" hizo una pequeña mueca "es decir, me encanta el color amarillo, pero el turquesa llama mi atención" sonrió. Muy confiada, cosa no muy buena.
"Ya veo" miré las muestras que tenía en sus manos. Busqué detenidamente y tomé una muestra color amarillo no muy llamativo como el que tenía en sus manos, tan claro como la muestra turquesa. "¿qué te parece este?" Se lo tendí.
"Ahora tendré debate entre tres colores" dejó escapar una pequeña risa, que me hizo sonreír como idiota. "Pero es bastante lindo, me llevaré éste" extendió la muestra del color que le había ofrecido. "Muchas gracias, señor extraño" sonreí.
"Diego Lainez y tengo 18 eh" demandé causando su risa. Iba a volverme loco si seguía riendo.
"Andrea Guardado" sonrió. Aquello me hizo pensar. Guardado, Guardado...
"¿eres algo de Andrés Guardado quizás?" Pregunté antes de pensar. Vaya metida dd pata la mía.
"Es mi hermano" aquello y su sonrisa me causaron otro cosquilleo.
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.Miré el reloj de mi muñeca, 1:45pm. Mi hora favorita del día estaba por llegar. El timbre del colegio no tardó en hacerse escuchar, acomode mis lentes de sol y mi gorra para pasar desapercibido.
Entonces la miré, tan preciosa como de costumbre, lucía provocativa con su uniforme escolar, aquella falda le sentaba de maravilla que no era nada corta, con un par de centímetros por encima de sus rodillas me hacían perderme en sus piernas. Mejor ni hablemos de su camisa de botones que justamente hacían un pequeño hoyuelo entre los dos botones de sus pechos y un escote que no mostraba mucho, lo suficiente para enloquecerme.Un chico con el uniforme varonil se le acercó e intercambiaron un par de palabras, las suficientes para hacerla reír. Esto no me estaba gustando para nada. Apreté mis puños dentro de los bolsillos de mi pantalón, aunque no tardó mucho para despedirse de él y subir al auto de su padre.
Menos mal.
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.Mordí mi labio internamente, tomando una honda respiración para levantar mi vista y mirarla de una vez. Los preciosos ojos de Lucía que alguna vez me dedicaron lágrimas de felicidad ahora lo hacían de dolor.
Pero ¿qué podía hacer si ya no causaba nada en mi? No podía seguir con ella si tengo todo el tiempo en mi mente a la hermanita de Guardado."Lo lamento, Lucía. Pero es lo mejor" murmuré. Ella miró al techo unos segundos. Tomó una larga respiración y me miró a loz ojos.
"Te deseo todo lo mejor del mundo, y realmente espero que encuentres a una chica maravillosa, que te haga muy feliz" tomó su bolso de mano y salió de mi campo de visión. Un par de segundos después la puerta fue cerrada.
Suspiré pasando las manos por mi cabello. Me sentí un idiota, exactamente lo que era.
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.Mi sorpresa fue evidente al saber que la hermanita de Guardado tenía un apartamento para sí sola, de igual manera aquí me encontraba. En una esquina de su habitación, mirándola dormir con una preciosa pijama, de costado haciendo relucir sus piernas y cadera. Me acerqué hasta quedar un par de centímetros de su rostro, era realmente preciosa.
Por simple precaución, me había encargado de que no despertara en un buen rato, solo hasta el amanecer.Uní nuestros labios en un beso, mientras acariciaba su cintura.
Necesitaba hacerlo, necesitaba que no se sintiera segura en México y fuese a España, Sevilla. Con su hermano, y más que nada, conmigo.