16. Declaración.

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Después de lo sucedido en aquél cuarto, Sharloth sale corriendo, no podía mirar a ningún lado, la situación no la dejaba: escalofriante.

Sus pasos retumban en la habitación y la sangre salpica mientras corre. Llega a la salida, que era también la entrada a la habitación y sale lo más rápido posible.

Al salir ya no se encuentra de nuevo con la misma escena: la oscuridad, si no con un pasillos claro, tan  claro que se dificultaba abrir los ojos bien y saber donde pisaba, eso le dificultaba su paso.

Era hora de utilizar la misma técnica, guiarse por la pared, apoyando su mano derecha y caminando lo más rápido posible que permitiera la situación. Sigue caminando hasta que llega un punto en donde ya la luz estaba suficientemente nivelada como para poder ver a donde caminaba, pero desgraciadamente,  todavía ella tenía miedo: podía apagarse las luces, o quedar igual de claro; decide seguir caminando rápido apoyada por la pared.

Había otra cosas diferente: ya no había tal habitación en donde se había encontrado con Hudson, si no que llega a algo parecido a la puerta pasado, pero esta vez estaba segura de que no iba a entrar a una habitación tétrica, si no con la salida, o al menos eso se mentalizaba.

Estaba en lo correcto. Sigue caminando hasta aquella puerta, apoyada por la pared, abre bien la puerta y sale del pasillo. Estaba en algo parecido a una selva, pero esta vez estaba todo destruido.

El barco estaba ahí, no lo podía creer. Que un barco estuviera a algo parecido a la mitad de la selva no es algo que se crea de a mucho, y más en un lugar donde se presentan tantos sucesos misteriosos, pero debía mentalizarse de nuevo que no iba a encontrar algo cuerdo, esas dimensiones son lo más magnífico que alguien puede presenciar, alguien solo está acostumbrado a las cosas normales, o al menos eso le han hecho creer: que es normal.

Visualiza bien el lugar y continúa caminando son saber a donde, con su bolsa, y su mero cuerpo, que era lo único que la acompañaba: ya sabía que todo le ha mentido en la vida, y se podrá dar cuenta lo que de verdad es, la última Descendiente Engel, la sangre demoniaca, ''emperadores'' del Universo, los únicos.

Siguiendo su camino ve algo parecido a un cuerpo... podía saber quién era, Michael.

Ella jamás lo había observado de una buena manera, siempre había pensado que era un patán y solo eso, pero podía saber bien, que no era lo que pensaba: Tenía el cabello negro, piel blanca, de su edad, y recordando sus ojos, grises eléctricos; su mirada podía dejar a alguien ''encantada'', no era feo, era simpático, demasiado.

Ella nota que el cuerpo de él no estaba como siempre, tenía la ropa rota y estaba lleno de sangre, de sus labios caía una gota de sangre, al igual que en su nariz... sus labios rosados que retumbaban, un alivio que no había nadie, estaba ruborizada, pero no era momento para pensar en todo eso, tenía que ayudarlo.

-Michael!, Michael!!.- dice cuando se acerca a él, moviendo su hombro. Abre sus ojos... ojos grises, estaba en lo correcto.

-Sharloth...-dice, con dificultad, pero con afecto, pareciera que ya no fueran tan separados, algo los unía...

-¿Qué pasó??!.

-Habían seres de otra dimensión buscándote, quieren matarte.

-Sé que eres un Aquabeir...

-Me imagino que te encontraste con Seeu, habla de más. -dice cerrando sus ojos, marcando una pequeña sonrisa en sus labios.

-¿Quién es ella?

-Ella sabe todo de todo, y más a lo que concierne con los Engel.

-¿Me quieres matar? -le pregunté, pensando en los Matriachcool.

-Te quiero, pero no matarte.

Sharloth se ruboriza de una manera que no podía ni mirarlo, tapa su cara con sus manos, hasta que tiene el valor de mirarlo.

-¿En dónde me conoces?

-En el baile del Castillo, yo te salvé, pero todos murieron, hasta mis padres. Las familias pertenecientes a lo más alto de la clase maldita, en mi caso Aquabeir, fueron invitados al baile, pero los Matriachcool no querían que nos reuniéramos, ellos quieren todo, y esos fueron los mismos que te encontraron y cuidaron.

-Ah... ¿qué iban a hacer ustedes reunidos?

-Acordar un pacto, para que todos los seres de las dimensiones estén en lo correcto, que los gobiernen los Engel, al fin y al cabo ellos son los más poderosos.

Sharloth hace una pausa para salir un poco del tema y preguntar algo incómodo.

-¿Cuál es tu... edad?

-Jajajaja, no me creas pedófilo, pero sí muchos años.

-Ay, okay -dijo sonriendo. Espero que no sea pedófilo... espero.

-¿Me puedes decir más?

-Con una condición.

-¿Qué?

-Un beso.

Ahora si podía venir a su cabeza de la idea de pedofilooooooooooo, pero no creo que tenga tanta edad.

-Solo en la mejilla.

-Me conformo.

Sharloth le da un beso en la mejilla, y lo ayuda a parar.

Caminan un poco más lejos hasta recibir el frasco. Sharloth se lo da a Michael, se lo toma y se recupera súper rápido, hasta esperar que aparezca en agujero negro.

Ya es hora de irse, pero Hudson estaba ahí.

Sharloth.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora