Reunión familiar.

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  - ¿Umma?... -una voz conocida que me provocaba un sentimiento ambiguo rosó mi oído.

   No podía abrir los ojos. No quería hacerlo. Si abría los ojos volvería a ese sueño espantoso, sin pies ni cabeza, donde todas mis peores pesadillas flotaban a mi alrededor.

- No puedo creerlo… eso es imposible… -resolló la voz amarga de la vampira, quebrándose dos veces- ¿Cómo pudiste ocultarme algo así, Claus? ¿Dos hijos? ¿Cómo me has permitido ir por la vida sin saberlo? ¡Me has mentido durante diecisiete años!

- Lo siento

   Un incómodo silencio.

- Nunca, ni en mis más alocados deseos hubiera imaginado encontrarme viviendo una situación así… -se regocijó la voz de Ambrose- Es una intriga fascinante.

- Tu primer hijo, el humano, se llama Oren. Es la adoración de Umma. Ha cuidado de ella toda su vida, al igual que tu madre… -le contaba Claus.

- ¿Mi madre? -espetó confusa Emma.

- Sí. Tu madre se llama Mae y los ha criado desde que tú...

   El sollozo de Emma hizo eco en el salón casi desierto. Yo seguía sin querer abrir los ojos. ¿Cómo iba a enfrentarme a todo aquello?

- Lucian… -le llamó Ambrose- Lleva a Umma a mi habitación. Haz que descanse y que cuando despierte pueda conversar con Emma y Claus. Yo retrasaré la lucha de los beta hasta que todos puedan unírsenos. 

- De acuerdo -respondió Lucian y yo sentí como comenzábamos a movernos.

   No pude distinguir si los otros dos nos seguían porque su andar era tan fantasmagórico como el del vampiro que me transportaba en brazos. Seguramente él sabía que estaba consciente… y también sabía que no quería enfrentarme a nada todavía, que quería darle un segundo a mi cerebro para que pudiera reaccionar. Estaba tan perdida en mi propia nebulosa mente que creí que jamás sería capaz de hacerlo. Este delirio parecía no tener fin, estaba desintegrándome completamente. Si lo que se venía en las próximas horas –mis últimas horas- era algo más de esto, prefería la alternativa: morirme de una maldita vez y ya.

- No están aquí -musitó Lucian en mi oído en un hilo de voz.

   Dejé que las lágrimas que había estado reprimiendo trabajosamente, se liberaran de una vez.

   La puerta de una habitación se abrió con un suave sonido de arrastre. Una ráfaga de aire cálido con aroma a azahar y vainilla me golpeó en la cara. Una voz muy aguda gritó “Dhampyr” antes de que se oyeran golpes de objetos caídos, rodando y desparramándose, sobre un suelo de madera. Hubiera rodado los ojos si no los tuviera cerrados...

- Venimos por orden de Ambrose -dijo Lucian y quienquiera que fuera su interlocutora, no cuestionó nada más.

  Lo próximo que sentí fue el colchón suave hundirse bajo mi peso y luego balancearse ante otro. Apreté los ojos para no abrirlos más. El frío cuerpo de Lucian quedó a mis espaldas.

- Trae un poco de té de tilo y rosas, por favor -le pidió a la que nos acompañaba.

   La chica respondió de inmediato y supe que había abandonado la habitación.

- En unos minutos vendrán a verte… -me comentó Lucian mientras sus dedos helados acariciaban mi sien y mi pelo- Ahora mismo están discutiendo cómo acercarse a ti. Tu padre se muere de vergüenza y angustia, pero tu madre sólo quiere estrecharte. Emma siempre ha soñado con ser madre. Imagínate cómo debe sentirse ahora que sabe que tiene dos niños.

La caza del león azulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora