Mi Demonio De La Guarda

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Dicen que todos tenemos un ángel de la guarda, pero en mi caso ha sido distinto.

Cuando era niña, mamá debió viajar por razones de trabajo y me dejó a cargo de mi abuelita.

Junto con ella, vivía mi tía, una mujer siniestra que estuvo ligada siempre con la hechicería.

Su sueño era ser poderosa, y para eso ofreció mi alma a cambio de tener éxito en sus hechizos y conjuros.

En ese momento adquirí mi DEMONIO DE LA GUARDA, que me protege a cambio de mi alma y para que no me convierta en una persona buena.

Debo decir que nunca me hizo daño, al contrario de los ángeles de la guarda, el me concedió todo lo que yo le pedí en forma inmediata y eficaz.

Cuando niña, le pedía juguetes difíciles de conseguir, sin embargo, estos juguetes siempre me llegaron a través de un regalo, o como premio de algún sorteo.

Así fui creciendo, mimada por mi demonio que, como dije, me concedió todos mis caprichos, los cuales fueron cada vez mayores conforme avancé en edad; en decir, no solo pedía cosas materiales sino que empecé a requerir venganzas también.

Recuerdo en una ocasión cuando una de mis compañeras del colegio rompió por accidente uno de mis juguetes, la odie tanto en ese momento que le pedí a mi demonio que la hiciera pagar.

Siempre obediente, él le provocó una caída que a la pobre niña se le quebraron un par de dientes.

Si un chico me gustaba y no me correspondía, también obtenía su castigo, como le sucedió a ALDO, el joven más guapo de la escuela.

Le confesé a ALDO mi atracción por él, pero se río de mi junto con sus amigos, fue por eso que mi demonio lo hizo pagar haciendo que en la clase de química le explotará un experimento en la cara, dejándolo desfigurado totalmente.

Después fue el turno de MARCELO, un chico tímido con el que pensé que no tendría problemas para que me aceptara, pero me equivoqué, él tenía ojos sólo para TANIA, la perfecta TANIA.

¡La odiaba tanto! Solo quería verla muerta, y mi demonio escucho mi deseo. Al otro día, TANIA fue arrollada por un camión frente a todo el colegio, quedando hecha una masa de carne y huesos esparcida por el pavimento.

De esa manera viví mi vida, llena de odios y venganzas, alimentados por mi demonio de la guarda, incluso perdí la cuenta de cuantas personas resultaron dañadas o muertas por mi causa, en realidad no me importaba, solo importaba mis deseos.

Siendo adulta, deje de pensar en una relación romántica, y me enfoque solo en adquirir éxitos profesionales y dinero, lo cual no fue dificil de obtener.

Si quería un viaje lo ganaba. Si quería un vehículo al año, también lo obtenía. Incluso resulté siempre ganadora en juegos de lotería.

Tenía todo para ser feliz, todo, excepto eso de lo que tanto hablaba la gente... ¡Amor!

Ese sentimiento desconocido para mi, ya que ni por mis padres lo sentía. Éllos solo eran personas que me sirvieron para mi protección cuando niña, pero al crecer me fui alejando cada vez más de ellos, sin ningún tipo de apego emocional.

Mi vida era bastante cómoda, y como dicen "no se extraña ni se desea lo que no se conoce", por eso para mi no era importante ni necesario ese sentimiento llamado amor, hasta el momento en que conocí a MIKAEL.

Cuando lo vi por primera vez algo cambió en mí. Me sentí boba cuando hablábamos, algo en él era diferente a todos los hombres que había conocido, pero no podía explicar qué.

Solo sé que cuando me miraba me derretía por dentro.

Hice de todo para llamar su atención, pero nada resultó. Él era especial, no era como los demás hombres, a los que manipulaba a mi antojo.

Lo observaba a diario en cada una de sus acciones. Note su bondad, la belleza de la luz que generaba y contagiaba a su alrededor. Me causaba curiosidad, me preguntaba

¿Porqué ayuda a tanta gente que no se lo merece?

-¿Qué gana a cambió?, si en muchas ocasiones ni siquiera se lo agradecen.

Comencé a admirarlo y me sentía frustrada a la vez. Por primera vez en mi vida, no conseguía lo que quería y tampoco quería vengarme de él por su indiferencia.

¡Jamás le hubiese hecho daño, lo amé desde un principio!

Recurrí a mi demonio, le pedí que hiciera que él se enamorara de mí. Pero descubrí que ni los demonios pueden obligar a alguien a amar.

Me ofreció a cambio dominarlo, pero yo así no lo quería.

Deseaba que me amara con un amor legítimo, no quería un zombi inconsciente junto a mí.

Por primera vez sentí que no era un capricho, quería ganarme su amor de forma auténtica, y así lo hice.

Empecé por preocuparme y ocuparme de las mismas cosas que él se interesaba.

Me llevó a conocer lugares que jamás imagine que existieran.

Conocí el dolor de un padre que no tenía para darle de comer a sus hijos. Ancianos abandonados por sus familias. Orfanatos llenos de niños viviendo en forma precaria. Refugios de animales maltratados.

Sentía tristeza y empatía por aquellos seres y quería hacer algo por ellos.

Veía a MIKAEL tan feliz de ayudarlos y darles un momento de alegría, que quise sentir lo mismo. Así fue como comencé a ayudar a esas personas, pero no quise hacerlo con la ayuda de mi demonio, sino por mi misma.

Me despojé de la mayoría de mis bienes y me alejé de mi demonio.

A pesar de haberme quedado con lo básico para vivir, jamás fui tan feliz en mi vida, y comprendí que la felicidad no está en conseguir las cosas de manera fácil.

Me esforzaba en mi trabajo y cada cosa adquirida con mi esfuerzo era un motivo de orgullo.

Después de un tiempo, MIKAEL se enamorado de mi tanto como yo lo estaba, cosa que a mi demonio lo inquietaba, pues sabía que estaba perdiendo mi alma.

Fue entonces cuando decidió quitarme lo que más amaba en el mundo, para recuperarme.

Así planeo la muerte de MIKAEL ...

La noche en que con MIKAEL salimos del orfanato LOS CHICOS PRIMERO, donde inauguramos un espacio donde los niños tendrían una sala de juegos y un comedor nuevo, fue cuando nos cruzamos con aquellos pandilleros que nos siguieron hasta el estacionamiento, y allí nos robaron nuestras pertenencias a punta de pistola.

Le entregamos todo para que no nos hicieran daño, y cuando se estaban yendo uno de ellos se dio vuelta y apunto su arma a la cabeza de MIKAEL ¡Reconocí en este sujeto los ojos de mi demonio! Instintivamente, me adelanté para protegerlo y recibí la bala que daría muerte a mi amado.

En un instante, desapareció mi demonio de la guarda en su forma humana, y yo quedé en los brazos de MIKAEL para exhalar mi último suspiro.

Recuerdo sus ojos llenos de lágrimas que bañaban mi rostro, y su expresión de dolor.

Le dije

-No llores amor mío, siempre estaré a tu lado apoyándote, nunca dejes de ayudar a quien lo necesite, como hiciste conmigo para que pueda recuperar mi alma.

Me abrazo fuertemente y me fui sintiendo el calor de sus brazos.

Ahora, ya no estoy con él físicamente, pero estoy en cada una de sus obras de caridad.

Él es un ser especial, diferente, es muy querido y amado, y eso me hace estar orgullosa de mi misma, ya que al sacrificar mi vida no solo recuperé mi alma, sino que le di vida a mi ángel mi amado MIKAEL.

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