CAPÍTULO 7

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Daniel, realmente me tenía loca, hoy sería el día que se mudara y no sé cómo explicarle a Irene que nuestro vecino resulta ser mi hermano perdido. Diré lo que me dijo Daniel, ojala que Irene se trague la historia.

— Yon, ven — grita Irene desde la sala.

Salgo a verla y la veo en la puerta con una sonrisa; frente a Daniel.

— Hola, mi nombre es Daniel; el hermano de Yon — le estrecha la mano a Irene.

— Ho...la-saluda a Daniel dudando en estrechar su mano. Se acerca a mí, me jala del brazo y me lleva a la cocina.

— ¿Okey, me puedes explicar que está pasando? — me pregunta una histérica Irene

— Bueno es una larga historia... — me interrumpen

— Yo lo puedo explicar — dice Daniel entrando a la cocina.

— Okey, te escucho — dice Irene, mientras se sienta.

Daniel le cuenta a Irene todo lo que me había dicho, hasta ahora Irene no está muy satisfecha con lo que oye, ya que muestra una cara de cinismo.

— Ósea, me estás diciendo que hace unos meses no sabías la existencia de Yon; pero, apenas la encontraste supiste que era tu hermana.

— Sí — responde Daniel con seguridad.

Irene me mira como diciendo; que esperas que no hablas; pero, realmente no se me ocurría nada para decir; además, ella me conocía tan bien por lo que sabía cuándo mentía, no soy muy buena mintiendo; ya que suelo reírme o tartamudear y Irene lo sabe.

— Realmente, no sé porque no nos crees; Yon y yo nos parecemos bastante — dice Daniel, deseando que Irene nos crea.

Bueno si nos miran a simple vista, no nos parecemos; pero, si nos miran detalladamente tenemos bastante parecido: los dos tenemos el cabello castaño y los ojos claros; aunque, yo tengo los ojos azules y él los tiene grises; pero, ambos tenemos la piel clara y Daniel también tiene pequeñas pecas esparcidas por su rostro.

Irene empezó a observarnos de manera detallada y cuando termino de examinarnos se quedó sorprendida.

— Bueno, si tienes un punto les creeré y si es verdad-se acerca. Felicidades por encontrar a tu familia — me dice abrazándome.

— Irene recuerda, que tú siempre serás parte de mi familia — ella es y será mi mejor amiga y hermana.

Daniel se nos acerca y nos abraza a las dos; pero, Irene lo suelta y le hace una llave amenazándolo.

— Prométeme que la cuidaras con tu vida, si se lastima tan solo un cabello, te matare.

— Lo prometo, jamás permitiré que sufra, prefiero morir a que ella esté en peligro — tan pronto responde Irene lo suelta y se va a su habitación.

Lo ayudo a ponerse de pie y le digo:

— Creo que tal vez exagero un poco; pero, es mi mejor amiga — le digo y él me sonríe como respuesta.

Daniel y yo nos vamos a su departamento, ya que me tendré que comportar como una hermana solidaria, lo ayudare a desempacar.

— Creo, que se lo creyó, vez te dije que no tenías nada porque preocuparte — me dice con una arrogante sonrisa en su rostro.

— Bueno, bueno — le digo. Para ser un ángel que debe ser de lo más humilde, Daniel vuela demasiado alto. Jaja, vuela demasiado alto, claro si es un ángel, hay que graciosa que soy.

— En primer lugar eso no fue para nada divertido, eres muy mala con los chistes hermanita; y en segundo lugar soy un ángel algo especial por así decirlo.

— Claro, siempre olvido que puedes oír todo lo que digo — le digo molesta. Para tu información soy bastante graciosa.

— Si si si claro — me dice con sarcasmo.

Daniel P.O.V

Me gusta verla enojada es demasiado tierna para mí.

— Ser un ángel especial. ¿A qué te refieres? — me pregunta.

Uhmm creo que no debí decirle, eso porque si no vendrán muchas preguntas más: preguntas que no podre responder.

— Claro, que soy especial, mi hermosura es la más genuina de todos los cielos — le digo, creo que tal vez exagere un poco.

— Woau — fue lo único que dijo, y siguió desempacando.

Yon P.O.V

En serio, Daniel sí que tiene los humos altos; pero, bueno con ese rostro quien no.

Yon por dios en que estás pensando, bueno mi hermano-ángel tiene muy buenos genes.

— Gracias por ayudarme — me dice Daniel, cuando ya estoy por irme a mi departamento.

— No hay de que hermano — le digo con gracia.

Me despido y me dirijo a mi habitación, estoy muerta de cansancio; Daniel tenía bastante equipaje, me duele la espalda de levantar sus pesadas maletas.

Cuando ya me voy a dormir, a mi mente vuelve su rostro de anhelo al escuchar que lo llamaba hermano, supongo que el hecho de haber sido mi ángel por toda mi vida, creó en el cierto cariño hacia mí.

DENANWhere stories live. Discover now