Me quité la capucha empapada y caminé lentamente por los pasillos, con la vista al suelo evitando cualquier mirada. Sentía que todos me estaban viendo, seguro no era así, mi cabeza me estaba boludeando, como de costumbre.
El momento que menos esperé todo el fin de semana.
Ver a Matías.
Y sí, ahora era yo la que no quería verlo. ¿Cómo voy a hacerlo después de flor de papelón del viernes? Me emborraché muchísimo, a tal punto que no me acuerdo ni qué tonterías dije y casi nos besamos. Me iba a chapar a Matías.
Me sentía muy avergonzada. Demasiado.
No puedo creer que haya sido tan estúpida.
Todos son recuerdos muy borrosos, con muchos huecos. Todos son flashes con él. Nuestros manos entrelazadas, nosotros bailando y riendo, el abrazo, nuestro casi beso.
Bueno, si no hubiese sido que me haya desmayado en frente suya.
Luego de eso no me acuerdo de casi nada, sólo desperté al otro día en mi cama con el peor dolor de cabeza de mi vida y nauseas horrendas.
Recuerdo una imagen de él en el taxi, yo tenía mi cabeza en sus piernas y lo vi desde abajo, que miraba la ventana. Desde ese momento, no me acuerdo más. Al otro día, desperté con la ropa de esa noche, pero sin mis zapatillas, las cuales estaban alineadas a un lado de mi cama.
Rod me envió un mensaje esa misma noche a las 03:30 am, diciendo que no podía ir a la fiesta. Le agradecí a Dios y le dije que no importaba y que me había divertido mucho con Lu. Ni siquiera consideré en contarle lo que en realidad pasó. Seguimos hablando como lo hacíamos antes, hasta creo que más seguido.
Rogué que Matías no haya venido a la escuela hoy.
Tomé el picaporte de la puerta del aula, entré y lo cerré. Fui muy cobarde para mirar hacia mi lugar desde ahí, así que caminé entre los bancos mirando mis pies. Cuando llegué, levanté miedosa la vista, y vi a Matías durmiendo con sus auriculares puestos. Tenía sus facciones totalmente relajadas, como si estuviese en una cama de pétalos de rosa.
Dejé mis cosas en la mesa sin dejar de mirarlo y tomé asiento.
¿Qué pensará de mi? Después de lo del viernes, no creo que sean cosas buenas. Seguro está molesto, más que antes.
Miré a mi alrededor, había un par de compañeros nada más, que también estaban desparramados en sus lugares. Todavía era temprano y el aula estaba silenciosa.
Golpee la mesa con mis dedos y saqué mi celular de mi bolsillo para preguntarle a Lucia si venía. Mi mensaje le había llegado pero no respondió, si a esta hora no está despierta, no creo que venga.
Iba a estar sola hoy.
Colgué mi mochila en la silla y me recosté sobre la mesa. Cerré mis ojos para descansar, aunque no haya hecho nada en el día todavía. Pasaron los segundos y ya estaba relajada.
-¿Cómo estás?-Una voz gruesa me sobresaltó, haciendo que abra mis ojos. Vi a Matías en la misma posición con la que lo encontré anteriormente, sólo que tenía sus ojos semiabiertos, y noté sus grandes ojeras. Estaba observándome.
-B-bien-Tartamudeé, no me esperaba eso, menos su pregunta. Estábamos en la misma posición, mirándonos el uno al otro. Me puso nerviosa y me enderecé en mi asiento, Matías hizo lo mismo seguido de mi y se quitó un auricular.
No para de mirarme. Puse mis manos sobre la mesa y jugué con ellas.
-¿Segura?
-Sí, sí-Contesté rápidamente, sin mirarlo.
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clase a clase. | matías candia
FanfictionEmilia no conoce a Matías, hasta que ella se sienta junto a él, en todas las clases.