Capítulo 6: Acuerdo de compromiso

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Las cosas estaban muy animadas en la recién creada villa de la Hoja. Poco a poco los Senju y los Uchiha iban acercándose. Ver a sus dos líderes paseando por el campamento entre bromas y sonrisas relajaba a los dos bandos. Todos pensaban que si sus líderes habían conseguido llevarse bien, ellos también deberían hacer un esfuerzo, a fin de cuentas era por un bien superior. Por terminar con la guerra. A los pocos días ya se podían ver a los niños de ambos clanes jugando juntos y los adultos comenzaban a tratarse con cordialidad. Hashirama no cabía en sí de felicidad, su sueño de niño se estaba cumpliendo y parecía que su amigo Madara también estaba feliz con todo aquello. Él nunca le había olvidado, aquellos ratos que pasaban junto al río, sin ser soldados de ningún clan, sólo adolescentes divirtiéndose juntos, ocupaban un lugar imborrable en su corazón. Sabía que Madara era un hombre complicado pero no le permitiría caer en la oscuridad. Recordó los acuerdos de compromiso y se atragantó con el té que estaba tomando provocando una disimulada sonrisa en su amigo que levantó momentáneamente la vista de los pergaminos que revisaba para ver como trataba de meter aire en sus pulmones sin éxito. Hashirama recordaba a la mayor de los Uzumaki, Mito. Cómo olvidarla. Era una chica educada y seria. Cuando la conoció lo había intimidado hasta el extremo, su belleza serena y sus modales no tenían nada que ver con lo descuidado y alocado que era el Senju. A ella, sin embargo, parecían hacerle gracia sus cambios de humor y se sentía cómoda con él. Hashirama había lamentado que el compromiso no llegase a buen puerto en aquel entonces. Es cierto que era muy joven y la guerra ocupaba todo su tiempo, pero ya se había hecho ilusiones con encontrar a la pelirroja esperándole en casa cuando volviese de la batalla. No volvió a tener contacto con ella dado que, sin el acuerdo, sus clanes seguían siendo enemigos pero no la había olvidado. Fue una tremenda sorpresa cuando el emisario de los Uzumaki le informó de que para cerrar el acuerdo necesitaban una boda y que en concreto, la heredera de los Uzumaki quería que fuese con él. Mito era de su edad, ambos pasaban de los veinticinco, no era común en aquellos tiempos que una mujer tan hermosa siguiese soltera a esa edad. Aún menos si se trataba de la heredera de un clan importante. Hashirama estaba tan nervioso por su llegada que trabajaba hasta por las noches para no pensar en ello.
Por otro lado, estaba la boda de Madara. Este tema le tenía inquieto. Si bien él no parecía molesto y estaba dispuesto a cualquier cosa por su recién nacida aldea. El Senju sabía que el Uchiha era un hombre que no podía pensar en otra cosa que no fuese pelear. Era osco y apático e incluso con su hermana menor, que era lo que más quería en el mundo, las muestras de cariño eran escasas. Le preocupaba cómo podría llevar él el matrimonio con la hija del Hyuga. Ellos eran un clan poderoso y saber que estaban dispuestos a unirse a su sueño les había impresionado a los dos pero el tema de la boda era otra cosa. Para echarle más tierra al asunto, ninguno de los dos sabía nada sobre la chica Hyuga, ni la habían visto alguna vez
Trató de apartar todos esos pensamientos de su cabeza y observó al hombre moreno que había vuelto a inspeccionar los documentos después de reírse de él. Nunca le había visto de tan buen humor, suponía que la rápida recuperación de Izuna tenía mucho que ver. A decir verdad la pequeña de los Uchiha era otra de sus preocupaciones. No por ella en sí, si no por su relación con Tobirama. Ellos dos eran los segundos al mando en sus respectivos clanes , tenían la confianza y respeto de sus subordinados y eran los que, algún día, heredarían todo lo que ellos estaban construyendo. El problema era que no se soportaban. En estos días, Tobirama no se había separado de la Uchiha como él le había ordenado, pero las miradas entre ellos eran furiosas y los miembros de ambos clanes lo notaban. Necesitaba que comenzasen a llevarse bien de una vez. Suspiró cansado y siguió con su trabajo, nadie dijo que fuese a ser fácil.
Por su parte, Izuna tenía unas preocupaciones similares, le preocupaba y mucho la boda de su hermano y estaba realmente harta de que el albino la siguiese a todas partes. Ahora que se encontraba mejor, paseaba por la aldea y ayudaba en lo que podía. Siempre había algún Uchiha haciéndole compañía, suponía que a petición de hermano, pero aún así Tobirama seguía sus pasos como su fuese su sombra. Nunca hablaba con ella a no ser que fuese estrictamente necesario pero estaba ahí. Lo que más le molestaba es que comenzaba a acostumbrarse a la presencia del Senju, hacía un par de días que él había dejado de mirarla como si fuese a explotar en cualquier momento, sólo la seguía por el campamento con las manos en los bolsillos o se sentaba junto a la entrada de su tienda revisando los documentos que le daba su hermano. De alguna forma extraña los dos parecían haberse acostumbrado a estar juntos, aunque ni si quiera se prestasen atención. Pero el que se estuviese acostumbrando, no lo hacía, ni por asomo, menos irritante.
Ese día llegarían las comitivas de los clanes Uzumaki y Hyuga y todo estaba más alborotado de lo normal. Izuna estaba ansiosa por conocer a la que sería la esposa de su hermano. Sólo rezaba por que fuese una mujer fácil de llevar por que aún que su hermano fuese, al menos a sus ojos, realmente atractivo, su carácter era otra cosa. Desvió la mirada hacia Tobirama que la seguía distraído, observando las decoraciones que estaban poniendo en el campamento para recibir a los invitados. Él no parecía nervioso por la llegada de los nuevos clanes. Madara le había contado que Hashirama ya conocía a la que sería su esposa, Uzumaki Mito, el Senju se había puesto rojo como un tomate sólo por escuchar su nombre.
Al caer la tarde, les informaron de que las comitivas de los clanes estaban llegando y los dos líderes y sus hermanos se prepararon para recibirles. Madara había insistido en que Izuna usase un kimono para la ocasión, ella odiaba ese tipo de cosas. Las mujeres no solían ir a la guerra pero a ella la habían criado de otra forma. Había demostrado ser poderosa desde muy pequeña y su clan no tenía tantos guerreros como para desaprovecharla. Por ello, nunca había estudiado modales o protocolo como la mayoría de las chicas de familias importantes. Ella, igual que su hermano, sólo sabía pelear. Había necesitado la ayuda de varias asistentas para poder ponerse ese traje y todo el equilibrio que su entrenamiento le había proporcionado para andar con esos zapatos.
Vio la emoción en los ojos de su hermano cuando la vio salir de la tienda tan arreglada y el mayor de los Senju había alabado su aspecto fervientemente. No pudo evitar desviar de nuevo la mirada hacia Tobirama que sólo le devolvió un gesto inexpresivo. Trató por todos los medios de disimular su fastidio. No quería que la alabase pero si esperaba sorprenderlo un poco. A fin de cuentas, casi todas las veces que se habían visto ella usaba armadura y estaba cubierta de barro y sangre.
Ahora se encontraban los cuatro esperando a la entrada del campamento a que llegasen sus invitados. Éstos no se hicieron de esperar, eran unos veinte por clan, cada uno portando estandartes con sus respectivas insignias. Al llegar hasta ellos, los líderes Uzumaki y Hyuga estrecharon las manos de Madara y Hashirama y después les acompañaron hasta el centro del campamento donde habían montado un pequeño banquete al aire libre para conmemorar el encuentro.
Mientras que le daban los últimos retoques a la cena, Los líderes Uchiha y Senju se reunieron con los de los nuevos clanes, escoltados por sus hermanos.
Izuna miraba con interés al Líder del clan Hyuga, era mucho más joven que el Uzumaki, rondaría los veinte, aun así tenia un gesto serio y orgulloso. Sus ojos, como ya le habían descrito anteriormente, eran de color perla lo que contrastaba con su cabello azabache. Iba pulcramente vestido y se movía con una elegancia que sorprendió a la Uchiha. Lo primero que pensó de él es que le parecía atractivo.
Se presentaron como Hashi Hyuga y Ashina Uzumaki y después se sentaron frente a su hermano y el mayor de los Senju para hablar del tratado. Izuna y Tobirama se quedaron de pie detrás de ellos.
-¡Me alegro tanto de que estéis aquí!- Comenzó el Senju- Como podéis ver aún nos queda mucho para construir el pueblo pero hemos hecho todo lo posible para que el campamento sea cómodo. Espero que estéis a gusto.
Ellos parecieron sorprenderse de la jovialidad con la que hablaba. La fama de Hashirama se extendía por todo el mundo ninja, supongo que nadie esperaba que esa persona temible de las historias fuese sólo un chico simpático.
-A Mito le agradará ver que no has cambiado Hashirama- dijo Ashina- Ella siempre decía que eras divertido.
El Senju se sonrojó hasta la raíz del cabello y tosió suavemente para tratar de disimularlo.
-¿Ella no ha venido?- preguntó después.
-Por su puesto, está preparándose para la cena .
-Oh, Claro...
Madara vio los nervios de su amigo y trató de disimular una sonrisa
-Respecto a nuestra parte del acuerdo- le dijo al Hyuga tratando de desviar el tema- También me gustaría conocer a su hermana.
La mirada de Hashi se ensombreció de pronto.
-Lamento que el mensajero no se explicase bien- dijo el Hyuga- Es cierto que tenía una hermana menor pero ella murió el año pasado.
Todos los presentes se quedaron en silencio sin saber que decir. Nadie quería parecer irrespetuoso ante el Hyuga pero necesitaban respuestas.
-¿Entonces....?- dijo al fin Hashirama- Nos comunicaron que ustedes también querían sellar el pacto con un enlace...
-Si- dijó Hashi serio- Pero seré yo el que contraiga nupcias.
Madara y Hashirama se miraron sin comprender. ¿Con quien se suponía que se pretendía casar el Hyuga?
-Usted tiene una hermana, Madara Uchiha.
Hashirama sabía lo que iba a pasar y usó rápidamente su jutsu de madera para inmovilizar a su amigo. Todos se pusieron en guardia de pronto. Todos menos Izuna que aún estaba en shock. ¿El Hyuga pretendía casarse con ella?


Superando el odio [Tobirama]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora