La cena con los chicos Pt. 2

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Natalia P.O.V

Alba y los demás hicieron que me olvidara del asunto de Miki durante un buen rato, sin embargo, en algún punto comencé de nuevo a darle vueltas al tema, esta vez pensando en Mikel y en lo mucho que preocupaba lo que podría haber escuchado después de todo lo que había pasado. A pesar de todo no habíamos hablado directamente aún.

La verdad es que aunque me preocupaba, algo en mí sabía que todo se acomodaría y que las cosas saldrían bien. Desde que salí hablamos un par de veces solo para saludarnos y ver como nos encontrábamos, le dije que había cosas que debíamos platicar; él estuvo de acuerdo. En el fondo sé que sabía de qué se trataba.

En realidad desde antes de entrar a la academia las cosas ya estaban un poco extrañas, nuestra relación se había vuelto un poco distante en el sentido de pareja y nos habíamos vuelto como dos colegas más con una buena relación de amistad.

Mikel era una persona simple pero inteligente; y sé que hay muchos tipos de inteligencia; de él yo aprendía a dejarme llevar y disfrutar de lo que había afuera; darme cuenta de que hay un mundo más allá de Instagram y esas cosas perfectas que uno decide mostrarle al mundo, que las redes sociales son un universo alterno del cual no puedes basar tu percepción de la realidad. Antes solía tomarme muy en serio; cuando lo conocí a él y a Álvaro hubo algo en su forma de ver la vida y en el humor y espontaneidad con la que iban que me atrajo demasiado, pues yo necesitaba urgentemente aprender a dejar de tener el control, a dejar de sobre pensar las cosas y a no tomarme todo tan en serio.

Juntos hicimos toda clase de cosas; tocar por las calles, hacer proyectos de video con historias que nosotros mismos creábamos, descojonarnos viendo videos graciosos en internet, tirados en el único sillón que teníamos en nuestro piso; incluso ir de compras al supermercado era divertido; cuando pasábamos por el área de frutas solían tomar algunas naranjas o cualquier otra fruta redonda que se encontrasen, y hacían, según ellos, una especie de show de malabares, en el que uno se ponía en un extremo y otro en otro y se pasaban las frutas, celebrando sus maniobras y riéndose como tontos. Cuando algún empleado pasaba por donde estábamos, tomaban las frutas rápidamente, se apoyaban en las vitrinas con una postura rígida y miraban hacia al techo mientras silbaban, como si nada hubiera pasado; como si ir al supermercado a silbar recostados en vitrinas y ver a la gente pasar fuese algo normal. Menudos gilipollas...

Álvaro era el único de nosotros que tenía un coche, cuando salíamos juntos Mikel conectaba su móvil al estéreo, ponía canciones de trap a todo volumen y bajaba las ventanillas, de vez en cuando se impulsaba para sacar su cabeza y comenzar a cantar y bailarle a la gente que iba pasando por la calle; siempre se le quedaban viendo raro y Álvaro y yo nos descojonábamos cuando veíamos sus reacciones; casi todos quedaban con cara de "¿pero qué les pasa a estos chulitos gilipollas?", aunque de vez en cuando alguien se nos unía y nos sonreía. Yo solía cantar con ellos a todo pulmón y bailar en el asiento que me tocase; realmente pasar tiempo con ellos era una aventura que disfrutaba casi en todo momento.

Dicen que el alma busca y atrae las experiencias y personas necesarias para que podamos evolucionar; Mikel y Álvaro han sido de esas personas, estoy segura. Con su ayuda sentí lo que era tener los pies bien puestos en la tierra, me hicieron ver que la vida solo está hecha de instantes que se deben disfrutar, y que son estos instantes tan fugaces que no podeis gastarlos pensando demasiado en tu próximo movimiento. Admiraba tanto la libertad con la que iban y lo mucho que se las sudaba lo que dijeran y pensaran los demás. Mi etapa con ellos fue liberadora y definitivamente algo que necesitaba para encontrarme; para evolucionar.

Fue un cambio que me llenó de libertad y me dio una nueva perspectiva de vida, sin embargo, aún sentía que no estaba en el lugar correcto, como si me faltara algo; muy en el fondo siempre supe que mi estadía con ellos tan solo una parada necesaria en mi camino, y que este de alguna forma terminaría y comenzaría a la vez en otro lugar.

La chica de la voz aterciopelada (Albalia Fanfiction)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora