Préface

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—Debemos encontrar al akumatizado‚ no debe estar muy lejos de aquí. —comandó la catarina antes de dar un salto forzado desde la terraza del hotel Le Grand París y ayudarse de su yo-yo para balancearse‚ estando acompañada del enmascarado‚ quien usaba constantemente su cetro para estar a la par de ella.

Lo admitía, andaba muy agotado debido a la ardua batalla que llevó a cabo tuvo junto a su amada; sin embargo‚ trataban de mantener sus fuerzas para no rendirse a mitad de camino‚ y terminar lo que juntos estuvieron dispuestos a detener.

La luz del sol era inexistente‚ sin embargo‚ la luna se encontraba llena‚ e iluminaba toda París de una manera perfecta y ominosa‚ tal y como sus habitantes adoraban ver cada noche. El dúo recorría la ciudad bajo el cielo estrellado‚ divisando un aura de color azul alumbrar los alrededores hasta cierto límite.

Ambos no habían logrado conciliar el sueño‚ teniendo en cuenta la semana agitada y sus agendas ocupadas‚ ni qué decir de su doble vida‚ corriendo peligro cada vez que la situación ameritaba; no obstante‚ se vieron obligados a intentar controlar el asunto‚ haciendo lo posible por localizar y detener a Morpheus‚ una de las tantas víctimas que cayó en las redes de Shadow Moth.

El akumatizado había dado el primer asalto cuando nadie se lo esperaba‚ justo cuando los jóvenes portadores habían bajado la guardia y descansaban después de un día demasiado agotador; justo como aquella vez que lucharon contra alguien parecido a Morpheus‚ este último lanzaba ondas astrales en lugar de arena mágica y colorida. La historia parecía volver a ocurrir: el dúo se había dado cuenta de ese detalle.

Se podrían notar ciertas similitudes entre Morpheus y Sandboy‚ una de ellas era que el akuma resultaba más complicado de lo que ellos imaginaban‚ pero entre ambos villanos había un propósito en común: brindarles a los habitantes las peores pesadillas de sus vidas. Y a diferencia de Sandboy‚ este era un adolescente‚ cuya mentalidad resultaba ser más siniestra y profunda que la del susodicho párvulo. Sabía todo tipo de artilugios‚ sabía cómo jugar con la mente de las personas y manipularlas a su antojo‚ pero no con ilusiones ni fabricaciones de la propia mente humana‚ sino con realidades propiamente dantescas que se daban a entender las pesadillas más sangrientas y espantosas en vida.

No esperando ver que alguien decida nombrar innumerables veces a la persona que menos te agrada de tu círculo de amigos‚ y de paso que te persiga cual zombie en busca de sesos; Ni esperando alguna fobia como producto de un trauma que te lleve a la angustia y a la desesperación.

Quizás lo último sea peor...

Chat Noir la seguía a la par que saltaban de tejado en tejado con ayuda de su cetro‚ aún sumido en sus pensamientos. Minutos después‚ ambos aterrizaron en una de las tantas terrazas que se encontraban un tanto alejadas de la ciudad. Esa noche‚ él andaba muy extraño...

—Hay rastros de tinta azul. Nos guiarán hacia el akuma‚ supongo —afirmó el felino bajo una seria expresión, mirando a la nada.

Un mal presentimiento se apoderó de él desde que una extraña y desagradable sensación había aparecido en su cuerpo poco antes de transformarse.

Gruñó ante otra repentina punzada de dolor. Llevaba toda la noche quejándose en secreto para no preocupar a la ojizarca‚ pero esta vez no llegó a ocultarlo‚ menos soportarlo.

—¿Ocurre algo‚ Chat Noir? —inquirió ella quedamente al enterarse del estado de su amigo. Al no escuchar respuesta de parte del chico‚ posó su mano encima del hombro del felino.— Chat‚ ¿te sientes bien?

Aquel dolor desconocido estaba siendo un obstáculo para detener al responsable.

Tenía miedo de pensar en que se haya descuidado por un momento: a su parecer, fue afectado por las ondas de control mental que el atrapasueños del villano emitió. En cuanto lo descubrió, Chat Noir llegó a la conclusión de que el akuma se hallaba precisamente en ese objeto.

Dans le Noir [Miraculous Ladybug]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora