08_ ¿Celos?

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En el colegio.

Marinette estaba guardando sus cosas en su casillero y al cerrar la puerta, se encontró con su novio, cruzado de brazos y sonriendo.

Por suerte estaba tan acostumbrada a que Adrien aparezca de la nada que ya no se asustaba... muy seguido.

-Hola. - saludó él y ella volteó la mirada, intentando parecer enojada.

Aún no podía olvidar que fue usada para cometer un delito.

-Y-yo aún sigo molesta así que...

No pudo terminar sus palabras por que el chico se acercó a ella, oliendo de manera sonora.

-¡A-Ad-Ad-Adrien! ¡¿Qué haces?!

Preguntó mientras retrocedía.

¡¿Olía mal?!

Adrien la miró por unos segundos y pronto sonrió.

-Me encanta como hueles.- aclaró, haciendo que las mejillas de su novia se sonrojen y que su enojó fingido sea olvidado.

Ahora que recordaba, intentó ayudar a sus padres con la panadería pero se tropezó varias veces, suplicandole sus padres que vaya al colegio.

-Y-yo estaba ayudando un poco en mi casa y tumbe una bandeja de galletas sobre mi.

Éso fue el menor desastre que ocasionó.

Adrien se acercó a la azabache, intentando intimidarla un poco y lograndolo con éxito mientras ella desviaba la mirada.

Éso era más cerca de lo usual.

-Ya veo, intenta seducirme señorita Dupain-Cheng.

Susurró con burla y ella retrocedió, nerviosa, por tal acusación.

-S-si... ¡No!... ¿Un poco?... no está vez, fue un accidente.

Y se cubrió el rostro mientras Adrien reía y le acariciaba la cabeza.

¿Por cuánto tiempo tendría que disfrutar de los nervios de su ahora novia?

-Sólo bromeó contigo, ya no te tienes que poner tan nerviosa, ahora somos novios. - exclamó y Marinette levantó su mirada, cansada.

-Sí, pero... aún me es difícil asimilarlo.

Con ésa explicación, Adrien se sintió identificado.

Aún no podía creer que al levantarse cada mañana, su mente le recordaba que Marinette era su novia.
Hasta parecía un bonito y raro sueño.

-Q-quizás lo asimile más rápido sí me das un bes...

Antes de que la ojiazul terminé de hablar, la hizo dar media vuelta y la abrazo del hombro.

-Vamos a clases, Marinette.

Ordenó, yéndose rumbo al salón de clases mientras ella fruncia el ceño e estiraba un poco los labios, enojada.

-Eres un osito malo.- le dijo y Adrien sonrió cansado.

¿Por qué las madres disfrutaban en poner sobrenombres?

¿Será qué era divertido avergonzar a sus hijos?

-Olvídate de éso, por favor. - pidió, dispuesto en pedirle a su madre que lo llamé por su nombre.

-Dame un beso, por favor.

Y Marinette contraataco al pedido de su novio quien suspiro profundo.

¿Le debía decir que aún no estaba preparando para probar sus besos y por éso no lo hacía?

¿Una oportunidad?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora