Epílogo 2: El gato muere

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Chanyeol siempre quiso una familia, adoptar, de preferencia una niña, estuvo siempre en sus planes desde que le propuso matrimonio a Kyungsoo, pero fue un plan que jamás ejecutaron.

Al principio la cuestión era económica,  pero cuando al final de todo con ambos triunfando en sus respectivos campos y el dinero no siendo más un obstáculo, aún así la pareja nunca dio el paso para formar una familia.

Vale la pena preguntarse qué tanto hubiese cambiado su vida juntos si  estuvieran criando juntos una hija.

Pero que bien que no era el caso, porque de serlo, el divorcio sería traumatico.

Las cosas tal cual están, solo hay una casa y un auto que vender para que puedan repartirse el dinero, pues no hubo capitulaciones.

El abogado de Chanyeol es un hombre acostumbrado a los cónyuges avariciosos y le dice que puede hacer que el restaurante sea liquidado también, pero ese es el preciado restaurante de Kyungsoo, jamás podría hacer algo así.

Y su abogado no conoce la historia completa, ese no es un bien conjunto adquirido durante el matrimonio, es un bien adquirido por una tercera parte puesto a nombre de su esposo bajo ciertas condiciones, no cree poder reclamarlo incluso si quisiera.

Pero tampoco quiere, no cuando sabe que es de las pocas cosas que hacen feliz a su esposo cuando ese trabajo debió ser de él.

Porque la terapia puede no haber hecho milagros, pero ayudó en mucho.

El Chanyeol que hoy está parado en la oficina del juez no es el mismo que antes. Ha aprendido a valorar los sentimientos de Kyungsoo, a que le importe si sus actos lo ponen feliz o triste.

A medida que la mujer le señala sus propios defectos, se pregunta qué lo hizo cambiar, o si siempre fue así; si fue un deterioro continuo sin ninguna razón aparente.

Le ayudó a superar sus inseguridades respecto a las parejas infieles, aunque le tomó trabajo hacerse a un lado y permitir que Kyungsoo así como es de adorable, consiguiera amigos aquí y allá.

Su cambio era lento y dificultoso, corregir cosas que nunca percibía como errores requiere mucho compromiso y autorreflexión, y él estaba dispuesto, pero no fue fácil.

En cambio, Kyungsoo salió con rapidez de la burbuja de ansiedad y auto desprecio dónde su mal trato lo había metido. Le decía de forma clara cuando algo no le gustaba, una de las primeras cosas que le hizo cambiar con sus manipulaciones que en ese momento no le parecieron dañinas, pero que ahora, viendo el contraste entre ese pálido hombre en cama de hospital y este rayo de luz que le sonríe, se percata de que lo que creyó hacer por amor, fue hecho para mal.

Kyungsoo era el de antes, Chanyeol era el de antes. Y los de antes... peleaban.

Volver a sí mismos les recordó amargamente que no eran tal para cual como creyeron siempre, que si Do no cambiaba esto y aquello de su personalidad, la cosa no funcionaba.

La terapia había funcionado, salieron del ciclo, pero entraron de regreso a ese antiguo ciclo de discutir, separarse, recordar que se amaban y volver, solo para volver a discutir.

No es algo que Kyungsoo haga cada que está en una relación, suele ser alguien estable. Sí, se enoja a veces, pero no llegaba nunca a este punto.

Chanyeol tampoco había tenido antes una relación intermitente, le gustaban las relaciones serias y duraderas.

El problema no era él, ni él tampoco. Eran los dos, juntos. Simplemente no funcionaba.

Así que en el día de su décimo aniversario, en el hermoso balcón de un elegante hotel, extasiados y satisfechos, cubiertos en suaves batas de baño y bebiendo vino blanco frente a la increíble vista, con sonrisas en los labios y lágrimas en las mejillas... acordaron el divorcio.

💔

Fueron 5 semanas de trámites y negociaciones hasta que al fin, con el corazón doliendo pero la conciencia limpia, se miraron a los ojos y se tomaron de las manos frente a la misma oficina dónde un juez 10 años atrás los había unido en matrimonio. Y con los padres de Chanyeol siendo de nuevo los testigos, cada uno removió con parsimonia la sortija que él mismo había puesto en ese dedo con la promesa de permanecer juntos hasta la muerte.

Chanyeol se percató de lo fácil que pudo sacarla de su ahora ex esposo, solo así percatandose del peso que había perdido y no es que el menor hiciese ejercicio, es que no comía bien.

Ya no. Y esa fue la confirmación final que necesitaba para calmar su sollozante corazón.

Porque el hombre con que se casó amaba la comida, pero durante su matrimonio dejó de comer.

Porque no estaba incumpliendo su promesa, no. Juntos hasta que la muerte nos separe.

Y estar juntos, lentamente, los estaba matando.

Los ojos del más bajo se cerraron en reverencia, y el alto sabía lo que esperaba: Un último beso. El acto que sellará ese como la última vez que se verán a los ojos como dos personas que se prometieron la vida el uno al otro.

Los papeles ya están firmados, pero hasta que no suelte sus manos, este aún es su esposo. Y con todo el amor que le tiene, lo besa; lo besa lento y pasional, dándole igual quien vea, alargando el momento. Lo besa encomendando a su memoria la suavidad de esos labios de corazón, el placer que le da sostener posesivamente esa cintura que ya no puede jactarse de poseer.

Encomienda a memoria todo lo que fue suyo y no supo cuidar, lo que por primera vez va irse, para nunca volver.

Se separa con lentitud, y con una sonrisa dedicada a él y sus padres, se aleja. Sehun lo recibe a los pocos metros con un abrazo fuerte que le desgarra ver y abre la puerta del lado del copiloto de su auto que no es el mismo de aquel entonces. El amor de su vida se sube, y se va.

Se ha ido. Pero es lo mejor.

Boomerang《EXO/Chansoo》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora