Capitulo VIII Familia

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Aquella fue la mañana más cálida y serena con la que Izaya había despertado jamás, parpadeo un par de veces después de bostezar y estirar los brazos hacia el cielo, suspiro, miro a su derecha encontrando al hombre más fuerte de Ikebukuro totalmente dormido abrazándolo por la cintura. Se acercó un poco más a él, le quito un par de mechones que le cubrían la cara y dibujo por unos segundos un corazón sobre su mejilla con la punta de su dedo índice. Era muy apuesto incluso al dormir, si seguía mirándolo iba a enamorarse más.

No quería irse, pero debía hacerlo, no quería ocasionar más problemas al chico.

Sin hacer ruido se separó del rubio y con una adolorida cadera llego hasta el cuarto de baño, tomo una pequeña ducha y se puso la ropa seca con la que había llegado. Camino hasta la sala cuidando de no hacer ruido, observo la pantalla aun encendida, cambio los canales en busca del noticiero.

—La mayoría son canales de música—apago el televisor y observo un pequeño baúl de madera aun lado del TV. La curiosidad lo invadió.

Se acercó al baúl y desabrocho el seguro de ambos extremos, se dijo a si mismo que no debería estar husmeando entre cosas ajenas pero no obedeció, había algo en el interior de aquel baúl que parecía llamarlo, entonces, cerró los ojos y con sus manos abrió la tapa hasta donde se atoro sola. Lentamente abrió los ojos, dignándose a ver el interior.

Quedo perplejo, aquel baúl contenía todos los CD, posters, fotos y demás artículos que, en su momento, habían salido a la venta bajo su nombre desde que se había vuelto famoso, incluso había revistas para las que había dado una entrevista de solo media página.

Debajo de aquello, viejas fotos tomadas de manera descuidada sobre él se revelaban, recortes de periódico en donde su nombre salía, incluso la foto cuando gano aquel concurso sobre poesía clásica en primaria, algunas otras de cuando era niño, ¿Cómo era posible que Shizuo las tuviera? Recordaba haberle pedido a Mikael deshacerse de todas ellas el día en que se fue de Japón.

—Las guarde para ti—la serena voz del rubio le hizo girar, encontrándolo en el marco de su habitación, se acercó a él, se sentó a su lado sonriendo avergonzado—compre cada pequeña cosa relacionada contigo porque de esa forma me sentía un poco cercano a ti, contrate canales de televisión en donde era probable que te viera aparecer. Incluso compre por internet los artículos de edición limitada.

—Suena a que eres mi acosador número uno—rio ligeramente ante la comparación.

—¿También lo piensas? Celty me dijo lo mismo cuando se enteró—se rasco la cabeza—pero realmente me hacía sentir cerca de ti—formo una sonrisa sensual que le subió los colores al rostro del pelinegro.

—Estas fotos—tomo una de cuando era niño—¿de dónde las has sacado?

—Un día llegaron a mi puerta en un paquete internacional de un tal Nayagi, algunas en donde usas tu uniforme de secundaria media y preparatoria las conseguí de Shinra y del club de fotografía de aquel entonces.

—Imposible—su sonrojo era evidente, estaba más que apenado.

—También guarde esto—Shizuo saco del fondo del baúl una caja de papel blanco con un listón rojo, se lo paso a Izaya—era un presente que quería darte cuando volvieras. —

Izaya retiro el listón y abrió la caja, miro una chaqueta negra con detalles de pelo sintético café claro—la encontré en los objetos olvidados del hospital, supuse que le tenías un gran afecto así que la guarde—el pelinegro saco la chaqueta y hundió su rostro en ella como si fuese una almohada—¿Qué sucede? —pregunto nervioso al escucharlo sollozar.

—El día en que nos conocimos, de regreso a casa del anciano, me detuve frente a una tienda de ropa—su voz se quebraba— la chaqueta estaba siendo colocada en el aparador, era su primer día a la venta, así como era mi primer día lejos de mi familia, y mi primer día de conocerte. La compre como un recordatorio de aquellos nuevos sentimientos y experiencias que estaba teniendo. Era lo único que de alguna manera me conectaba contigo—Shizuo lo abrazo—creo que ya no puedo volver a ser como antes de ayer—miro al rubio—ya no puedo vivir sin ti. Hazte responsable.

My Fault   (Mi Culpa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora