Narra Sivir
Sonó la alarma que tenía programada para las 8:30 am. Era una radio bastante antigua, de estas que pitan de manera bastante molesta, de las que no te vas a quedar dormida por lo que más quieras, porque el sonido que emite parece las trompetas que te acompañan a la entrada del infierno. De un golpe seco, paré el sonido, pero pulsé uno de los tantos botones que contiene el cacharro.
El locutor empezó a dar las noticias más relevantes del día de hoy, y, como cada mañana, pusieron una canción (nunca entendí el motivo de eso, es como... "la sanguinaria Jinx volvió a cometer un crimen en la ciudad de Piltover. Derrumbó dos edificios que parecían ser unas factorías. Les dejamos con unos de los grandes éxitos de DJ Sona, Ethereal").
La canción que pusieron, era, sin lugar a dudas, Ethereal, de DJ Sona. Por eso pensé en ese ejemplo.
Estaba harta de escuchar éxitos de esa DJ, así que simplemente apagué la radio. No es que me caiga mal, pero creo que hay más artistas en el mundo, pero no, yo solo escucho sobre DJ Sona -o tal vez es la radio, quién sabe. Tiene más años que la cascada Affay-.Salí de la cama, sacudí la cabeza para salir de esos pensamientos. No es que fueran malos, pero... ¿Qué diantres hacía yo pensando en la cascada ahora, que tenía que arreglarme para llegar al trabajo a tiempo?
Bajé de la cama de un salto y abrí la persiana. Me dio la brisa en la cara, de lleno. Buena manera de empezar el día. Miré las macetas que adornaban mi balcón, cubiertas del rocío mañanero. Me encantaba.Dejé la ventana abierta para que la habitación se ventilase un poco. Busqué en el armario el uniforme del trabajo -tenía 7 exactamente, no varían en nada, son iguales-. Necesitaba una ducha, pero miré el reloj y eran las 9:17 am. JODER, iba a llegar tarde si me duchaba, porque soy de esas personas que le encanta dar un concierto para la esponja, el gel y el champú, pero no, no había tiempo para eso, mis admiradores tendrían que esperar a la noche, ya que no quería llegar tarde -de nuevo- al trabajo que tanto le costó conseguir. Repartidora de pizzas. Meh. No es a lo que aspiraba, pero me da para pagarme mis cosillas y mi parte del piso.
Se vistió rápido, salió de la habitación dejando la puerta del habitáculo abierta, atravesó el salón y llegó a la salida. Cerró bien con la llave y bajó hasta la calle.
— Bueno, las 9:23. Menos mal que tengo la moto. —
Me subí en la moto, que obviamente era de la empresa para la que trabajo, la arranqué y me dirigí al establecimiento de comida para el que normalmente trabajaba.
Mientras llegaba, veía a las personas que pasaban por la calle. Se fijó en cómo la sheriff Caitlyn arrestaba por fin a un vándalo que había estado dando problemas. El tío tenía un aspecto horrible. Se veía mejor en los carteles de búsqueda. "Twitch, el vándalo". Si no mal recuerdo, daban una recompensa por su captura, pero claro, esto rara vez pasaba. ¿No es mucha casualidad que, al poco tiempo de ofrecer una cantidad de dinero por la captura de un criminal, al día siguiente apareciera este esposado por Caitlyn? A esta gente le gusta menos soltar la pasta... Lo harán por lo mismo, supongo.Por fin llegué al establecimiento.
— Cojones, qué suerte he tenido. El jefe ni ha venido a abrir. Soy la hostia. — dije alegre.
Aparqué en el parking (sí, somos una pizzería pero tenemos parking, el jefe se lo monta de unas maneras...) y me dispuse a abrir por la puerta principal (podías entrar también por la trasera, que daba a la sala donde se hacía la comida).Me encontré con un gatito súper adorable, y aprovechando que nadie estaba dentro aún, ni mi jefe ni los otros empleados, me quedé con el animalillo.
Le hice muchos mimos y caricias, jugué con él bastante, hasta que se fue corriendo. Yo qué sé, se agobiaría el bicho. Los gatos son tan impredecibles.
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Con lo que siempre soñé
RomanceDos chicas de la misma región, Shurima, huyen sin conocerse. Una por no aceptar su destino, otra para salvarse de lo que se oculta bajo el manto del desierto de Shurima. Huyen a la ciudad de Piltover, donde todo es más avanzado y se puede conseguir...