002.

12.6K 1.4K 244
                                    

—¿Dónde vas, hermano? —pregunté al ver como mi hermano mayor se estaba alejando, pero al oír mi voz se detuvo y me miró algo nervioso. —Te pregunté a dónde vas.

Mi tono de voz fue firme provocando que él me mirara con sorpresa a lo cual lo miré fijamente con seriedad. Esperando a alguna respuesta a mi pregunta.

—Por favor, no me mires así. —me dijo con una pequeña sonrisa mientras rascaba su nuca. —Solamente iré al río a entrenar. Ya sabes, como siempre.

—¿Puedo ir contigo?

—Mejor quédate junto a Izuna. —me ha dicho mientras se acercaba y tocaba suavemente mi cabeza. —Últimamente te he visto algo apagada por lo que estar con Izuna te hará sentir bien.

Miré a Madara sin expresión alguna y lo dejé irse, él siempre evitaba que fuera con él a aquel río donde iba supuestamente a entrenar. Él siempre me mandaba con Izuna para que lo cuidara, porque temía a que lo enviaran a la guerra, así como me habían enviado a mí.

Él temía que Izuna terminara manchando sus manos con sangre, así como había sucedido conmigo.

—¿Dónde crees que vas, hermana? —me preguntó Izuna por lo que detuve mis pasos para así aproximarme a él. —Sabes que no puedes alejarte lo suficiente, ¿verdad?

—Solamente iré a asegurarme de que Madara se encuentra bien, ¿sí?

Izuna asintió por lo que comencé a dirigirme por el mismo camino que había tomado Madara minutos atrás. Camine por unos minutos creyendo que seguía el rastro de Madara, pero desafortunadamente no fue así.

Él era bastante precavido que ha borrado sus huellas y yo no me sabía exactamente el camino hacia el río, pero no pensaba rendirme. Yo encontraría ese río y vería lo que Madara estaba haciendo, si de verdad se encontraba entrenando o estaba haciendo algo a nuestras espaldas.

Antes no desconfiaba de él, pero últimamente ha estado alejándose demasiado del clan y cada vez que le solicitaba acompañarlo me daba una excusa y eso me preocupaba.

Después de todo es mi hermano mayor y no quería que nada malo le sucediera.

—Maldición. ¿Por dónde se fue Hashirama?

El oír una voz masculina me hizo colocar en alerta que he tomado el Kunai que guardaba entre mis ropas por precaución si me encontraba con un enemigo. Me encaminé por donde había oído aquella voz hasta que logré ver a un chico de cabello albino, el cual se encontraba muy molesto e imaginaba que era por no encontrar al tal Hashirama.

Yo iba a atacarlo, pero antes de que pudiera moverme he recordado la cara de sufrimiento del chico que asesiné hace unos días atrás. No podía quitarme de la cabeza la expresión de sufrimiento de aquel muchacho y menos el cómo me suplicaba piedad, pero aun así yo terminé por matarlo.

—¿Quién eres? —preguntaron desde atrás mientras un Kunai era puesto en mi cuello. —¿Qué haces en este territorio?

No sabía cómo había llegado al territorio enemigo, me había puesto en peligro sin notarlo y eso me costaría bien caro.

—No sé dónde estoy. —le he dicho intentando sonar lo más débil posible para que me tuviera piedad. Agradecía en ese momento no traer puesto mi ropa donde se podía ver el logo Uchiha o de lo contrario ya hubiera muerto. —Estaba caminando y me perdí.

Creí que no lo convencería y que cortaría mi cuello con su Kunai, pero al ver como lo alejaba he sentido un alivio. Mi plan de fingir había funcionado por lo que podría deshacerme de él cuando estuviera con la guardia baja.

—Vete. —me ha dicho mientras me mostraba una mirada inexpresiva, pero aun así lograba ver algo de tristeza. —Mi padre me matará si sabe que dejé ir al alguien desconocido que entró en nuestro territorio.

Yo podía atacarlo en ese momento, podía atravesar su pecho con mi Kunai en un segundo, pero los recuerdos de aquel chico inocente que rondaba en mi mente no me dejaban. No quería asesinar a otra persona inocente, a otro niño que estaba envuelto en esta guerra porque no tenía opción; no quería llenarme las manos con sangre nuevamente.

—¿Quién eres?

Él me miró algo dudoso como debatiendo si decirme su nombre o no, pero luego de unos segundos se atrevió a abrir la boca con las intenciones de decirme algo. Aunque la cerró de inmediato al oír unos pasos aproximándose por lo que él me empujó lejos de su vista en un intento de protegerme y eso simplemente me dejó conmovida.

Él no era como yo.

—¿Dónde está tu hermano, Tobirama?

—Hashirama debe de estar entrenando, padre.

Sabía que quedarme más tiempo en este lugar solamente me pondría en peligro por lo que he comenzado a alejarme de manera sigilosa para que así nadie notara que estuve en ese lugar. Yo no debía acercarme nunca más a ese lugar, ese lugar era territorio enemigo y el cruzarlo significaba mi muerte.

Pero no podía dejar de pensar en Tobirama, él me ayudó a pesar de no saber quién era. 

MEMORIES; Senju Tobirama. ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora