No pudieron continuar con la conversación puesto que escucharon voces en la parte de arriba y justo en ese momento, el doctor bajó asegurando que su tía Madeleine no tenía nada grave, solo era un pequeño desgarre pero que debería guardará reposo por varios días e incluso semanas dependiendo la evolución.
Recomendó algunos tes desinflamatorios y compresas con ungüento. Laudano si el dolor era demasiado fuerte, aunque aseguraba que los empastes bastarían.
Amelie vio a su prometido acompañar al doctor hasta la salida mientras su madre daba algunas indicaciones al personal y ella se quedaba en la alcoba con su tía y la condesa viuda.
—Siento haberlo echado a perder todo —dijo su avergonzada tía—. Todo iba tan bien.
—No te preocupes —respondió Amelie—. Lo importante es que estás bien. Nos asustaste mucho, pero afortunadamente ahora solo estamos aliviadas de que no haya sido nada grave.
La señora Burton volvió y le sonrió a su amiga con compasión.
—He dispuesto dos habitaciones para que puedan quedarse esta noche —añadió la mujer mayor a ambas y tanto Amelie como la condesa agradecieron el gesto.
—¿Sería tan amable de proporcionarme los medios para solicitar que nos envíen lo necesario desde la casa de mi tía? —dijo Amelie a su futura suegra.
—Por supuesto —respondió la señora Burton—. Por favor acompáñame, querida.
La jovencita le sonrió agradecida antes de encaminar detrás de ella para que le dieran las cosas y enviara una nota urgente.
La señora Burton la dejó en el despacho de James donde le dió el papel y la tinta para hacer su nota y abandonó el lugar tras ver al ama de llaves aparecer y demandar su atención.
Ella escribió con diligencia y una vez terminó dobló la misiva mirando sobre el escritorio una hoja con la frase que aceleraría su corazón.
Miró la puerta, tomó la hoja sin pensar y terminó por guardarla en su bolsillo antes de salir y pedirle a uno de los mozos que la llevara.
Volvió junto a su madre, que observaba atenta a su tía, quien dormitaba debido al brebaje para el dolor que le habían dado.
Permaneció en silencio unos segundos hasta que vio a su tía cerrar los ojos por completo, solo entonces se giró hacia su madre.
—Tengo algo que decirte —dijo en tono de conspiración.
El sonido de la puerta las hizo guardar silencio y de nuevo se abrió para dar paso a la señora Burton.
Esta permaneció ahí durante largo rato y después desapareció un momento pero tampoco les fue posible hablar por la llegada de una mujer de servicio que permaneció ahí durante largo rato.
Durante horas estuvieron ahí y cuando la noche llegó ambas prefirieron tomar su cena en la habitación para no dejar sola a Madeleine.
Fue su madre quien se ofreció a quedarse toda la noche mientras ella dormiría en sus aposentos.
Pidió la asistencia de una doncella y una vez se quedó vestida con su ropa de dormir la despidió y de inmediato cerró la puerta con pestillo para poder leer la carta de la mujer.
Apenas la vio se le hizo tan vulgar y comprometedor que una mujer que ella suponía era soltera le enviará una carta a un caballero soltero, pero no podía esperar menos de personas de su clase.
Desdobló el pergamino para empezar a leer.
Nottingham, 12 de diciembre de 1940.
Mi muy estimado y amado James:
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Seda y algodón.
Historical FictionAmelie Farfaix hija de un conde y hermana de otro guarda un secreto que deberá llevar a la tumba si desea mantener su respetabilidad y aceptación en sociedad. Sin embargo, las circunstancias la obligarán a buscar un esposo ante la desesperada situa...