Asesino del silencio

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(Tercera persona)

Era todo un caos. Semidioses llendo de una lado para otro corriendo. Un ambiente histérico. Y gritos por todos lados.

"¡¡¡¡SILENCIO, ORDEN, Y CALMA!!!!" Gritó de repente Invierno, haciendo que todos se parasen y consiguiendo un silencio absoluto de parte de los semidioses. "¡Estamos en guerra! ¡Una avanzadilla enemiga se acerca conjunto a un gran ejército! ¡Pero eso no significa que  vallamos a perder! ¡Ellos son muchos, pero nosotros también! ¡Y os puedo  asegurar que el daño que nos hagan ellos nosotros se lo devolveremos multiplicado!" Eso consiguió carmarlos y envalentonarlos.

Empezaron a mostrarse confiados. Demasiado confiados.

"¡Tampoco os pongáis así de engreídos! ¡Esto sigue siendo una guerra en la cual muchos morirán, tanto del bando enemigo como de nosotros! ¡No hay que dejar que el miedo nos ciegue y dirija nuestras acciones, sí! ¡Pero tampoco podemos dejar de tenerlo y sustituirlo por nuestra confianza engreída! ¡El miedo en grandes cantidades nos desespera y nos carcome! ¡Y sin él estamos perdidos! ¡Sin él, nos dejaremos llevar y eso causará nuestra caída! ¡Vamos salir a batallar pensando en positivo, pero sin dejar de pensar en las posibles consecuencias negativas! ¡Solo así ganaremos! ¡¿Entendido?!" Les advirtió Otoño.

"¡Sí!" Respondieron los semidioses.

"¡Bien! ¡Cabaña de Apolo e hijos de su contraparte romana, la mitad de vosotros conjunto a las Cazadoras os quedaréis en la retaguardia y en un sitio elevado con los arcos preparados para disparar a la señal! ¡La otra mitad, preparad vuestras cosas para atender a los que salgan dañados! ¡Los de Ares y Marte, separaos en grupos y distribuiros por todo el contraataque que haremos para que no queden muchos puntos flacos! ¡Los de Demeter y su contraparte romana, coged todas las plantas curativas que tengáis y ayudad algunos de vosotros a curar a los heridos! ¡El resto colocaros delante de los arqueros pero en posiciones menos elevadas, proteged a los arqueros creando muros de plantas! ¡Los de Atenea, uniros a los grupos de Ares y Marte, e intentad que no cometan ninguna estupidez además de ayudarlos con estrategias! ¡Los de Hefesto y su contraparte romana, preparad todas las trampas posibles, coged toda la maquinaria que nos pueda servir y atacad al enemigo con ella! ¡Los usuarios de fuego irán lanzando fuego cuando el enemigo esté lejos, y prended fuego a las flechas de los arqueros para que las disparen! ¡Las demás cabañas y romanos, luchad! ¡Las estaciones iremos delante e iremos eliminando a los enemigos más peligrosos! ¡ADELANTE!" Y, con las órdenes de Primavera, todos empezaron a organizarse.

(Invierno)

Ya se podían ver perfectamente a los primeros de nuestros enemigos. Con una respiración profunda, me concentré y pegué un salto de  cuarenta metros para ver el alcance del ataque. Pude ver que eran al menos veinte mil monstruos, cinco titanes, cinco gigantes y veinte soldados élite de Tartarus.

Caí e, impulsado por mí mismo, lo hice hacia delante. Justo antes de tocar el suelo, creé una larga espada de hielo, haciendo un giro de trescientos sesenta grados y matando a los monstruos a un radio de veinte metros de mí.

Cuando llegué al suelo, provoqué un gran terremoto que solo afectó al enemigo con el impulso de la caída. Coloqué una mano en la tierra y la congelé, haciendo que muchos monstruos se quedasen pegados al suelo incapaces de desplazarse.

Terminé con los monstruos paralizados por el hielo, y me giré hacia los soldados élite.

"Perseus Jackson. Hemos oído hablar de ti. Creíamos que habías muerto y, cuando nos enteramos de que seguías vivo, nos afectó bastante. Pero ni tú, con esos poderes nuevos y más potenciados que antes, conseguirás derrotar este ejército." Dijo uno de ellos.

"Uno, no tenéis la suerte de que haya muerto. Dos, todavía no has visto nada de lo que puedo hacer. Tres, me caes mal. Y cuatro, YO.NO.ME.LLAMO.PESEUS.O.PERCY.JACKSON." Dije con voz normal pero amenazante, haciendo que le diese un escalofrío por la espalda al élite. Le miré de manera fría alzando la vista que antes tenía bajada. Y seguí hablando. "Yo soy Invierno o Winter, primera estación del año. La estación más poderosa y peligrosa de todas. La estación fría y despiadada. Y asesino del silencio"

Ante esa declaración, se sorprendieron. Primero porque, al parecer, no sabía que era la estación del invierno. Y después, porque nadie sabía la identidad del asesino al asesino al que apodaron el asesino del silencio. Nadie sabía a quién iba a matar ni a quién había matado ya sin que lo sepan. No se sabía nada de mí y, por tanto, no había rumores sobre mí excepto de a quién había matado. Por eso lo del silencio.

Mientras que los élites estaban pasmados, yo creé cuchillas de hielo detrás de ellos. Se las clavé en sus espaldas en donde debería estar su punto mortal, y cayeron inertes al suelo. Pufffff, menudos profesionales están hechos.

Ante la muerte de los élite, los titanes se acercaron para acabar con la persona que había derrotado a unos de los más fuertes de su ejército.

Yo me levanté y me quedé parado.

"Ya era hora de que vinieses, Summer. Ya me he encargado de los más fuertes. Aunque la verdad es que ha sido muy fácil" Dije con sorna y sonriendo.

(Summer)

"No podía dejarte toda la diversión. Aunque parece que tampoco es que hubiese mucha. Además, estaba tumbado en el césped cuando sonó la alarma y me acerqué andando. De todas formas, creo que lo llevabas muy buen tú solo. Por cierto, ¿qué hacen Prim y Otoño? ¿Y por qué no has acabado con los élites antes? Sé que podrías haberlo hecho antes." Digo cuando me habla Invierno.

"Para que me subestimen. Eso siempre resulta  la perdición. Prim está ayudando a curar a los más heridos y ayudando a los que tienen más problemas. Y Otoño está practicando con sus nuevas formas de ataque mortales estando ella tumbada en una hamaca y le llendo un libro. Creo que se está releyendo uno de fantasía o un manga que va de ni sé que héroes o algo." Me responde.

"Claro no sé ni para qué pregunto." Dicho esto, acabo con los titanes con láseres de luz ardientes. El truco nunca falla. Excepto con Invierno, nunca con Invierno. Y no me preguntéis por qué lo sé. Fue todo un accidente.

"Yo me pido a los gigantes" Me avisa y se marcha.

No es justo. Siempre se pide a los que quiere antes de que pueda decirle algo.

Me alejo de donde estaba y me coloco entre un buen montón de monstruos.

Respiro hondo y empiezo a brillar. Cuando tal brillo que nadie me está mirando, transformo esa luz en calor. Eso derrite a los monstruos cercanos.

"Ya está, he derrotado a los monstruos más poderosos y antiguos" Digo yo.

Ya sé que las estaciones parecemos demasiado poderosas, pero no siempre hemos sido así ni tampoco somos invencibles. Cada uno de nosotros tiene un punto débil. Y el de Invierno es el peor.

Espero que aguante toda esta guerra sin que nadie lo ataque en su punto débil. Es mi mejor amigo y me preocupo mucho por él.
Y aunque él no quiera recordar lo que pasó, tiene que pasar por ello una vez más y superarlo.

Percy Jackson la estación fríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora