Prólogo

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Sakura abrió los ojos y se encontró con una escena ya conocida, aquel campo de cerezos donde ella estaba arrodillada enfrente de Adalius, ambos magos tratando de salvar la vida de Lan que yacía en el suelo sin vida.

-Recuerda que la magia es un balance, y todo aquello que hacemos tiene su consecuencia, negativa o positiva- decía el de ojos dorados a la chica.

“Otra vez este sueño…” pensó la castaña con preocupación, últimamente ese recuerdo o sueño se hacía recurrente. Justo en ese momento pasó algo que llamó su atención, Adalius la miraba fijamente, nunca había pasado con anterioridad.

-Me temo que esta vez no es sólo un recuerdo, pequeña- la voz de Adalius salía con un deje de tristeza mientras besaba las manos de Sakura, la chica no sabia como reaccionar -Sé que podrás pequeña, eres fuerte- terminó de decir el chico mientras la abrazaba con sentimiento. De un pronto a otro, Sakura sintió una gran pesadez y vio cómo todo se quedaba oscuro
…  …  …   …  …  … …

La pesadez y sentimiento de vacío que sentía Sakura en todo su cuerpo causó que despertara de su profundo sueño.  Al abrir los ojos,  le tomó un momento ajustarse a la escasa luz del lugar.
-¿Dónde estoy?- preguntó para sí misma mientras trataba de que  sus extremidades respondieran.
Después de unos minutos logró sentarse y notó que estaba en un lugar lleno de sombras, oscuro, gris y desértico. Para su sorpresa, no parecía que hubiera alguien más ahí y noto que llevaba puesto un hermoso vestido blanco.

-¿Qué rayos está pasando?- la castaña se puso un poco más alerta- al menos no parece existir ningún encapuchado por acá- trató de bromear mientras se ponía de pie y empezaba a caminar. Al cabo de unos veinte minutos, la esmeralda notó un pequeño ser luminoso que se acercaba a ella.

La criatura parecía ser más pequeña que Kero, pero le costaba definir su forma por la luz que emitía al acercarse a ella, Sakura sintió como el ser la empezaba a rodear.

-no puedes volver....ahora te quedarás aquí-

-Espera ¿cómo que no puedo volver?- preguntó Sakura con preocupación. La joven trato de llamar a las cartas pero vio con horror que su magia no reaccionaba.

-La magia siempre tiene consecuencias… hermosa hechicera, tu cuerpo está pagando en este momento- dijo el ser mientras envolvía a Sakura de nuevo en un torbellino de luz.

La joven en ese momento empezó a entender con tristeza lo que estaba pasando y le sonrió con tristeza al ser.

-Eso quiere decir que yo… que ellos... no puede ser...- suspiró mientras volvía a sentarse en el frío suelo tratando de poner sus ideas en orden -Pero por otro lado… Por lo que me muestras no toda mi magia está perdida... si me disculpas, debo tratar de comunicarme con alguien muy valioso para mi- la chica se sentó en posición de flor de loto,  cerró sus ojos y una luz empezó a emanar de ella.

-Hechicera tu imprudencia es costosa pero si tu deseo es ese… no he de intervenir- exclamó el ser y se alejó dejando a la castaña de nuevo en la penumbra.

…  …  …   …  …  …   …

La suave brisa hacía que el cabello de Shaoran se meciera lentamente y  se alborotara aún más,  pero eso no molestaba al hechicero ya que sentía por primera vez en muchos meses un aura de paz y felicidad en su corazón.

Mientras caminaba por el bosque se deleitaba con la belleza del lugar. Podía ver como entre las altas copas de los árboles pequeños rayos de luz de la mañana lograban entrar, iluminando el camino y dándole un aire mágico a ese hermoso bosque. Por un momento el chico se preocupó de que su camisa blanca y su pantalón de color café no fueran suficientes para protegerlo de la suave pero fresca brisa más sin embargo, como si la naturaleza hubiera escuchado su pensamiento, el bosque empezó a desaparecer para dar paso a un hermoso campo lleno de flores.

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