Capítulo 18: Año nuevo

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    El salón principal de la mansión se hacía pequeño ante la desesperación del menor de los Li, sentía que salía de una carrera para entrar en otra. Sakura había despertado, pero seguía al borde de la muerte, y ahora le habían prohibido verla.

-Si sigues caminando vas a hacerle un hueco a la alfombra-

El ambarino suspiró y se dejó caer en el sillón en el que estaba sentado Lan mientras sentía que se ahogaba. Aún no comprendía muchas cosas, todo lo que pasó en el otro mundo seguía siendo bizarro y lo que pasaba en su mundo tampoco lo lograba entender. Ieran se había ido con ambos diarios un par de horas atrás a casa de los padres de Meiling, a reunirse con la comitiva del concilio que había llegado hace unas horas desde Shanghai.

-Lan, tu magia ¿no te sientes mal?-

-Estoy cansado, pero creo que es porque no tenemos ni 24 horas de haber estado al borde de la muerte- la voz del peliazul se quebró un poco y el ambarino se reprochó su imprudencia -pero no sentí eso que dijiste al lado de Sakura-

-Madre no pudo explicarme nada, solo me prohibieron verla- el ambarino empuño sus manos en impotencia ante todo lo que pasaba -¡Rayos! No entiendo nada-

Tomoyo y Meiling hicieron su aparición por uno de los pasillos que daban al salón principal, habían ayudado a la castaña a comer y cambiarse de ropa.

-¿Cómo está?- preguntó el ambarino al verlas llegar mientras se ponía de pie de nuevo

-Sigue débil, pero ha podido comer- Shaoran pudo observar la mirada triste de la amatista, y el claro reflejo de cansancio en ambas chicas

-Lo siento- el castaño bajó la mirada -debió ser muy difícil para ustedes, a la vez les agradezco todo lo que han hecho por ella-

Ambas chicas se miraron y recordaron aquella conversación que habían tenido -No te preocupes Li,  sabes que Sakura también es importante para nosotras y solo queremos verla bien- Tomoyo intentó regalarle una sonrisa a pesar de su dolor. El ambarino suspiro y volvió a sentarse

-Podrían… Explicarme ¿qué está pasando? ¿por que no puedo verla? -

-Pero debemos ir… -

-Por favor- interrumpió el ambarino a su prima. Las chicas suspiraron una vez más mientras se miraban -creo que lo mejor es que vengan con nosotros… Ambos-

Los cuatro subieron la escalinata de la mansión buscando las habitaciones, caminaron hasta encontrar una hermosa puerta de madera labrada, puerta del cuarto de huéspedes más grande de la residencia. A pesar de todo lo que los chicos habían pasado y visto, la imagen que los recibió al abrirse la puerta los dejó atónitos y confundidos.

-Pero que… -

-¿Que les paso?- preguntó el peliazul

Tomoyo entró a la habitación mientras hablaba con las hermanas del castaño. La habitación tenía dos camas, Shaoran entró a la instancia a paso lento solo para ver con horror cómo su suegro yacía en una de ellas, mientras la otra era ocupada por Eriol Hiragizawa. El ambarino quiso acercarse al padre de Sakura pero rápidamente pudo sentir como algo lo repelía y lo alejaba. Pudo observar por un momento un ligero campo de fuerza que lo distanciaba

-Al fin regresas… Mocoso-

La voz característica de Touya Kinomoto lo sacó de su asombro. El moreno se encontraba en una silla, al lado de la cama de Fujitaka, con un semblante cansado y ojeroso como todos en la casa. Siguió su vista terminando de detallar todo en la habitación. Pudo finalmente observar cómo en los sillones se encontraban los guardianes del Eriol en su forma falsa. Nakuru intentaba regalarle una sonrisa mientras veía a Suppy durmiendo entre las manos de la pelirroja.

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