UNA HISTORIA TRISTE:

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UNA HISTORIA TRISTE:

Sakura se revolvió en la cama, comenzaba a despertar, y no porque ya hubiera dormido lo suficiente, sino porque su cabeza punzaba de nuevo. Aplicaría un poco de chakra y después seguiría durmiendo. Se sentó en la cama y notó lo oscuro que estaba todo, era claro que había dormido demasiado. Su siesta había comenzado poco antes de las cinco de la tarde, y por lo que podía ver, ya era de madrugada, estaba durmiendo demasiado.

Se sentó en la cama y comenzó a aplicar chakra en la nuca, esa era la fuente del dolor. Bostezó un par de ocasiones y observó a su alrededor, fue entonces cuando se dio cuenta de que no estaba sola. Kakashi estaba recargado en la ventana, tenía las manos en los bolsillos en una típica posición relajada. La escaza luz de luna lo iluminaba, esa luz no le favorecía en absoluto, parecía una sombra siniestra que la acechaba, su semblante lucía amenazador, como si ese hombre nunca tuviera paz. Ya no parecía diez años mayor o tal vez un poco más, ahora aparentaba veinte años más, su melena gris, que antes le parecía de lo más interesante, lo avejentaba aún más. Se había despojado de la banda ninja, así que ese misterioso ojo, que recordaba muy vagamente, estaba a la vista, en medio de la oscuridad resplandecía como un foco rojo, una chispa amenazadora. La asustaba, parecía ser un hombre completamente distinto, pero no le temía porque pudiera dañarla, sabía, sentía que eso era imposible, le asustaba porque era hombre con demasiados monstruos en su interior, había una lucha interna entre sus demonios, cada día, pero en especial durante las noches.

Sakura palmeó la cama como invitación para que se sentara junto a ella, él aceptó de inmediato. Tenía la banda entre las manos y estaba planeaba ponérsela, Sakura lo detuvo cuando sus manos ya subían. Kakashi la observó un poco asombrado de su gesto, no entendía cómo no le incomodaba ver ese ojo. Las manos de la jovencita pasaron hasta su máscara y la bajaron con absoluta confianza, después lo besó.

-Debiste despertarme.

-No era tan importante, nada lo es para interrumpir tu sueño – el ninja se recostó con la cabeza descansando entre sus piernas. Tenía la máscara abajo y seguía sin portar la banda ninja, aún la apretaba con la mano derecha, la empuñaba como si no supiera qué hacer. La joven se la quitó con sumo cuidado, al principio él pareció resistirse, pero después de unos segundos, se la entregó voluntariamente, ella la dejó en la mesita junto a su cama. Aprovechó para prender una pequeña lámpara, quería verlo, alejarlo un poco de la oscuridad.

Se quedaron en completo silencio, Sakura peinaba el cabello del ninja, quizás un poco rebelde, pero seguía siendo sedoso, ocasionalmente acariciaba parte de su rostro y veía su fino perfil.

-Me gusta tu cabello – le confesó enredando un mechón gris entre sus dedos - ¿Es cosa de tu padre o de tu madre? – creyó que se había quedado dormido, pero después de algunos minutos respondió a su pregunta con voz nostálgica, apagada.

-De mi padre... murió hace muchos años, igual que mi madre.

-Lamento escuchar eso... - la jovencita se mordió la lengua, debía cambiar rápido de tema – Naruto me ha dicho que eres muy talentoso, me gustaría poder recordar alguna misión a tu lado. Seguro que tu equipo se benefició mucho de tus habilidades, me han visitado algunos jounin, ¿alguno de ellos fue parte de tu equipo?

-No, todos murieron, incluido mi sensei que era el cuarto Hokage. Poco después me convertí en ANBU, y no volví a tener un equipo, hasta que ustedes tres quedaron a mi cargo.

-No lo sabía – Sakura sintió un nudo en la garganta.

-Te lo haré sencillo, no tengo a nadie. No me queda nadie – Kakashi lo dijo sin emociones, después de tantos años se había acostumbrado a esa idea, era un pensamiento que nunca abandonaba su mente, en cada misión, si no volvía, no había nadie que lamentara su ausencia, tampoco había nadie por quién volver, estaba consiente de su soledad, pero decirla en voz alta, fue como escupir algo amargo. Decirlo en voz alta fue más miserable que sólo pensarlo.

EN LA MEMORIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora