EPÍLOGO:

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UNA PROMESA:

Era su segunda misión después de haberse recuperado, había pasado más de un mes desde la última, cuando tuvieron que acompañar a un comerciante y a su hija a la Arena y desde aquella vez, Sakura no había vuelto a salir de la Hoja, fue el mismo día que su relación con su sensei terminó.

La médico se había cansado de buscarlo en repetidas ocasiones, aún lo quería, lo seguía extrañando e imaginaba que él terminaría por ceder una vez más, aceptar que debían estar juntos para poder ser felices. Pero no, el ninja seguía tan firme en su decisión y sus palabras que Sakura comenzaba a creer que tenía razón. En el último mes, Sakura lo había buscado en su casa, en el campo de entrenamiento, en la Torre Hokage, en cualquier lugar donde el pudiera estar, pero no lo había visto más que tres veces, y sólo en una ocasión en privado, donde después de reiterarle lo mismo, se esfumó como de costumbre. Se le acababan las opciones, ya no tenía ni idea de cómo demostrarle a ese hombre que su amor no lo dañaría, que no se acabaría y que mucho menos lo abandonaría.

-Últimamente estas muy callada, Sakura-chan – observó su compañero mientras caminaban. Era una misión para el equipo siete, así que más incómoda no podía estar, en especial porque su sensei seguía fingiendo total indiferencia, no cedía ni un poco.

-Quiero una misión con un poco más de emoción – suspiró un poco aburrida – La última fue igual de tediosa que esta, además, ya recuperé mi nivel...

-Ten paciencia, Sakura-chan – su compañero tomó su mano, por algunos segundos su vista se oscureció, debía estar recordando su accidente, pero se recompuso de inmediato – Además, en la Arena les alegró verte, Gaara se sorprendió de verte tan recuperada, habló mucho de ti, está tan convencido como yo de que tienes un futuro brillante.

-¿Eso dijo el Kazakage?

-Sí, lo tienes muy impresionado.

-No lo sabía... - involuntariamente se sonrojó, no estaba acostumbrada a ser el tema de conversación entre dos hombres.

-Deberías confiar un poco más en ti, Sakura-chan, ¿no lo cree, sensei? – el ninja se detuvo y la observó de reojo, sus mejillas se encendieron aún más.

-Por supuesto.

Fue todo lo que dijo, pero la joven pudo escuchar una emoción contenida en su voz, su mirada que la rehuía temiendo delatar lo que verdaderamente sentía. Esos pequeños momentos eran los que le impedían rendirse, lo quería a su lado más de lo que nunca quiso a ningún otro hombre y como jamás volvería a hacerlo, estaba más que convencida.

-Cuando regresemos a la Hoja, hablaré con la Abuela – refunfuñó Naruto estirando los brazos y colocándolos en la nuca – Tienes razón, necesitamos un poco de acción. Estamos en un nivel superior, somos el mejor equipo de la Aldea, no es posible que nos encarguen este tipo de misiones a nosotros...

Naruto continuó quejándose como un niño pequeño, pero a Sakura no le molestó, ya estaba acostumbrada a su carácter, además había aprendido a disfrutar esos pequeños berrinches de su compañero, después de tantos años, era algo que no cambiaba, y que nunca terminaría por hacerlo. La joven lo escuchó paciente y así se mantuvo entretenida durante el resto del viaje.

Kakashi raramente intervenía en la conversación, estaba inusualmente callado, por suerte Naruto era lo bastante despistado como para pasar por alto sus prolongados silencios. Estaba tan ocupado relatando sus propias anécdotas y preparando sus reclamos para con la Godaime que apenas y se daba cuenta. Por su parte, Sakura no le quitaba los ojos de encima, el ninja iba unos pasos más adelante, así que no tenía más opción que ver su espalda, pero con eso le bastaba.

EN LA MEMORIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora