IV: Mi Amor Por Ti

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Ha pasado casi una semana desde el accidente, es de noche y Amanda está en su cama leyendo un libro tranquilamente.

No ha vuelto a ver a Milo desde lo de el hospital. Tras declararse mutuamente, él la besó, fue perfecto, hasta que la madre de Amanda entró y Milo tubo que salir saltando por la ventana, casi se rompe algo él también. Por suerte, ella estaba de espaldas hablando con la Dra Uderwood y no lo vio.

Leyendo, Amanda se detuvo en una frase, la repitió en su mente y luego la pronunció suavemente y despacio.

-"Tan fuerte que parece que no puedes respirar. Tan intenso que deseas estar siempre con esa persona y no separarte de ella nunca más."

Hacia tiempo que ella se había leído ese libro por primera vez y esa frase le había parecido demasiado cursi y melosa, completamente irreal, pero ahora,... Amanda no pudo evitar que una pequeña risita escapara de su boca, aún le parecía extraño haberse enamorado del loco de Murphy.

Fija de nuevo la vista en el libro para seguir leyendo, pero un sonido la distrae. Primero oye la pita de unos coches, luego el sonido de unas aves huyendo es estampida y unos extraños golpes en su jardín, eso sólo puede significar una cosa.

Amanda se levanta de la cama, coge las muletas y se apresura en llegar a su balcón, este daba al jardín trasero de la casa, donde le esperaba una sorpresa.

-¿Milo? Milo -Mira al jardín sin lograr ver nada- ¿Eres tú Milo?

-Amanda, -La voz sale de lo que parece un seto, pero que en verdad es Milo Disfrazado- ¿Están tus padres ahí?

-No Milo, salieron a cenar, esta todo despejado ¿Quieres que baje?

Milo se quita el disfraz.

-No hace falta -Le contesta- tu solo espera ahí.

Amanda se apoya en la barandilla del balcón y observa con curiosidad a Milo. El chico castaño corre hasta detrás de unos arbustos y vuelve con Zack y Melissa, ellos comienzan a tocar música romántica y Milo se planta justo frente al balcón, pero una cuerda de la guitarra se rompe y después otra.

-Milo, -Dice Zack- vamos a arreglar esto, tu sigue con tu parte.

-De acuerdo.

Entonces Milo comienza a decir:

-¡Silencio! ¿Qué resplandor se abre paso a través de aquella ventana? ¡Es el Oriente, y Julieta, el sol! ¡Surge, esplendente sol, y mata a la envidiosa luna, lánguida y pálida de sentimiento porque tú, su doncella, la has aventajado en hermosura!

-¿Romeo y Julieta? ¿En serio? -Protesta Melissa por lo bajo mientras busca mar cuerdas en la mochila de Milo y Zack la manda a callar.

-¡Oh Amanda, Amanda! ¿Por qué eres tú Amanda? Niega a tu padre y rehusa tu nombre; o, si no quieres, júrame tan sólo que me amas, y dejaré yo de ser un Murphy.

-Milo ¿Sabes que esa es la parte de Julieta? -Se rió Amanda.

-¿Pero a caso no crees que representa bien como me siento?

-Sí, pero ahora me toca a mí. ¡Sólo tu nombre es mi enemigo! ¡Porque tú eres tú mismo, seas o no Murphy! ¿Qué es Murphy? No es ni mano, ni pie, ni brazo, ni rostro, ni parte alguna que pertenezca a un hombre. ¡Oh, sea otro nombre! ¿Qué hay en un nombre? ¡Lo que llamamos rosa exhalaría el mismo grato perfume con cualquiera otra denominación! De igual modo Milo, aunque Milo no se llamara, conservaría sin este título las raras perfecciones que atesora. ¡Milo, rechaza tu nombre; y a cambio de ese nombre, que no forma parte de ti, tómame a mi toda entera!

La Fortuna Perdida (Milanda/Zalissa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora