016; Tonto.

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[POR LAW]

Era viernes por la noche, y todos habíamos desembarcado en busca de unos cuantos alimentos, toda mi tripulacion se encontraba afuera del submarino con los sombrero de paja, Luffy entre ellos también. Momentos atrás yo también había estado afuera, disfrutando de lo mucho o de lo poco que realmente podría obtener de ello.

Zoro-ya había hablado de algo conmigo, de algo que me causaba terror, miedo y desesperación. Me había dicho que ya antes había visto como era besado en repetidas ocasiones por Luffy, y que hace unos días no había sido la excepción, y que había visto como había ido a perseguir a paso veloz al chico de sombrero de paja para besarlo. Y, aunque no dijo nada despectivo sobre eso, aclaro que estaba muy sorprendido de las actitudes de ambos, sobre todo la actitud de su capitán.
Me había dicho también que Robin lo sabía, porque ella nos había visto desde la biblioteca. ¡Fuimos tan tontos de no darnos cuenta que ella estaba ahí! Ninguno de nosotros sintió su presencia y solo dios sabe cuanto más pudo espiarnos, quizá escucho todo lo que hablamos, y todo lo que peleamos, y todo, quizá ella realmente lo sabía todo y podía ver dentro de nuestras almas, y joder, me aterraba tanto.

Y, aunque realmente experimentaba el más puro de los miedos, podía decir, incluso gritar abiertamente que lo que más me aterraba era que lo entendieran. Muy en el fondo me ponía furico el hecho de compartir eso extraño y ambiguo que teníamos, porque quería que fuera solo de nosotros. No tenía porqué ser de todos, ni siquiera de nuestros más allegados, realmente no quería que fuera así y sentía que perdía la cabeza en ello, sentía que quería tomar de la mano a Luffy y huir de todos y no verlos en unos dos años cuando yo estuviera seguro de que Luffy me amaba con tal locura que era incapaz de soltarme. Pero las malditas cosas no funcionaban de esa manera, y yo no podía atar a Luffy a mi, aunque realmente deseaba hacerlo. Luffy era un alma tan libre que era incapaz de encadenarse a mi, jamás lo haría, jamás me pertenecería totalmente, quizá jamás podría amarme de la manera tan profunda en la que yo lo hago ¿y que debía hacer yo entonces?

Me sentía tan celoso viendo como jugaba con todos, me sentía celoso de ver como sonreía a todos, me sentía celoso cuando sus amigos lo abrazaban, me sentía tan celoso del aire y del fuego que resplandecía en su piel. Pero también me sentía tan enfermo, me sentía esquizofrenico, me sentía mal, no era normal, aunque quería quemarlo todo.

Estaba sobre mi cama, evitando aquello que estaba a través de la ventana, extrañando con toda mi alma a aquel chico que no estaba tan lejos de mí pero que mi corazón sentía tan lejano. Estaba llorando, mi cara estaba empapada, porque quería deshacerme de aquello, porque sentía que podía convertirme en un criminal solo por el, porque sentía que podía exterminar a todos por quedarme con su corazón, porque estaba siendo tan egoísta que lo quería solo para mí aunque él fuera un alma libre en todo el sentido de la palabra. Me sentía miserable cuando sus ojos no estaban posados sobre mi y cuando sus labios no estaban besando los míos. Sentía que un día sin hablar, un día sin verlo, un día sin besarlo era la perdición, sentía que se olvidaba constantemente de mi, sentía que era aburrido para el, sentía que no tenía ningún sentido amarlo con tal locura porque solamente estaba siendo afectado una y otra vez por sus manos aferrándose a mi camisa y mis labios silenciosos pidiendo cada gota de su sangre, de su sudor y de sus lágrimas.

Deseaba con todo el corazón que viniera y se recostara a un lado mío, deseaba que acariciara mi corazón y lo besara una y otra vez, deseaba escucharle decir que estaba perdiendo la cabeza por mi tal y como yo estaba haciéndolo, deseaba tanto escucharle decir que estaba muriendo por mi, y por esto, y que tenía tanto miedo de alejarse. Deseaba escucharle decir que no era aburrido para el, deseaba escucharle decir que necesitaba mis besos y mis manos entre sus cabellos. Lo necesitaba tanto.
Necesitaba ver sus ojos profundamente cerrados y sus mejillas sonrojadas mientras exploraba cada rincón de su boca, necesitaba su lengua acariciando la mía y sus brazos apretandome fuertemente contra el. ¡Lo necesitaba tanto! Era una mierda, esto era una mierda.

Me odiaba y lo odiaba. Odiaba amarlo, odiaba su maldita forma de sonreír, odiaba sus brazos que se estiran y los cuales me apretaban y estrujaban con tal locura. Odiaba los días soleados, odiaba su mirada brillante y complaciente, odiaba su boca sedienta, odiaba su cabeza misteriosa, odiaba su alma pura, odiaba su manera de besarme, odiaba su manera de tocarme, odiaba su manera de hablarme, odiaba como pronunciaba mi nombre, odiaba como me miraba, odiaba sus labios suaves, odiaba su dulzura, odiaba su locura, odiaba el brillo en sus ojos y lo que me hacia sentir con ellos, odiaba recibir tan poco de él, odiaba dormir tan lejos de él, odiaba tener que aparentar, odiaba su forma de tratarme cuando estaban los demás, odiaba que tuviera tanto tiempo para todo excepto para estar conmigo, odiaba todo lo que me hacía sentir con solo mirarme, mierda, de verdad lo odiaba tanto. Pero lo amaba, lo amaba tanto.

Mis lágrimas ya habían parado de cesar, mi garganta estaba seca, mis pulmones estaban vacíos, mi cara estaba hinchada, mis labios heridos. Me abrazaba a mi mismo mientras caía en el abismo y la oscuridad. Me lastimaba tanto que lo éramos todo pero a la vez nada. Y no lo entendía, porque el me trataba como su amigo pero cuando estaba solo conmigo me tomaba, me acariciaba, me besaba. Tomaba mi alma y la montaba sobre la suya, y me hacia querer pertenecerle con tan solo colocar su mano sobre la mía. Deseaba tanto saber que pasaba por su cabeza cada vez que me besaba, cada vez que me acariciaba, ansiaba saber si era suficiente. Porque todo mi ser se sentía tan estúpidamente insuficiente, sentía que no era suficiente para el, sentía que no merecía estar a su lado, sentía que era tan poco.
Y cada cosa que yo tenía, cada parte de mi, cada mililitro de mi sudor, de mis lágrimas, de mi sangre, cada rincón de mi boca y cuerpo, cada centímetro de mi cabello, cada partícula de mi existencia, todo le pertenecía, se lo había dado todo y el estaba viviendo su vida plenamente sin siquiera saberlo, sin siquiera saber que había encadenado mi vida y corazón a él de tal manera que ahora sufría tanto.

Mis manos tocaban mi cuello, bajaban por mi pecho, acariciaban mi abdomen, subían a mis cabellos, abrazaban mis piernas, tocaban y abrazaban partes cohibidas. Me lastimaba en un intento de dejar de extrañarle, quería llenar el vacío que dejaba con mis sucias manos, quería llenar todo aquello con tan poco. Quería dejar de sentir esto, quería dejar de depender tan profundamente de cada cosa que lo conformaba. Porque el era incapaz de entenderlo, porque a veces sentía que trataba con un niño, porque era tan puro para entender que mi cuerpo lo necesitaba y le llamaba en todo momento. Porque yo estaba mal, porque yo era sucio, porque yo era un criminal intentando robar cada parte de él, estaba condenado a morir con el arma de sus besos en una silla producto de sus brazos.

¡No estoy enamorado de ti! (Law × Luffy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora