026; Algo en el camino.

483 52 13
                                    

POV Luffy.

[Pt. 1]

Con mis piernas temblorosas a penas y había podido llegar a un sofá y sentarme, no inspeccione el lugar antes de hacerlo, Nami simplemente soltó mi mano cuando llegamos hasta una mesa que estaba rodeada de sofás y yo solo me dispuse a ir a echarme, quería que me tragase la tierra ya mismo.

— ¿Acaso viste a un fantasma? —. Preguntó Sanji, que estaba justamente al lado mío, muy relajado.

Lo mire de re ojo y solamente suspire dejando caer mi cabeza hacia atrás.— Peor que eso —. Dije de manera desganada.

La música seguía sonando muy fuerte, pero alejados del centro, era muchísimo menor el ruido.
Sanji había parecido entenderlo, así que simplemente alzo su vista hacia él camino que habíamos recorrido Nami y yo hasta la mesa, cuando vio la espalda de dicho sujeto cerro sus ojos, como si estuviera pensando.

— Escucha, no se que esta pasando, pero protegemos a Luffy a toda costa ¿De acuerdo? —. Nami puso las manos sobre la mesa, y todos los que estábamos allí, que básicamente solo se trataba de Sanji, Usopp, Nami, Brook y yo, la miramos con expectación.

Todos asintieron, atendiendo aquella orden, porque yo estaba lo suficiente decaído que era incapaz de lidiar conmigo mismo, solamente era un chico de 19 años con demasiadas cosas en la cabeza. ¿Qué podía decir para hacerme existir?

Tumbado en aquel sofá de club, recordé que tenía oxicodona en los bolsillos, y aunque el viejo yo, el yo de hace unos meses tenía claro quien quería ser y a donde quería llegar, hoy no era ni la mitad de aquel hombre que me jure a mi mismo ser. Claro que me dolía, y más que nunca, pero yo no era un dios, yo no poseía la capacidad de ser alguien fuerte todo el tiempo, era un ser vivo, que tenía momentos buenos y momentos malos, solo era un chico de 19 años, solo eso.

Tomé el frasco de oxicodona, acariciandole con mis dedos, sintiendo melancolía porque me extrañaba tanto a mi mismo, porque ni siquiera sabía donde se encontraba mi otra mitad y malnacia de por vida el momento en el que dejé que alguien me lo arrebatara todo.

Abrí el frasco con aquel color naranja bien característico de los narcóticos, y pase saliva pesadamente.
Todos estaban lo suficiente distraídos para a penas notar mi presencia, y con lo retraído que últimamente era, no dudé ni un segundo en irme al rincón de aquellos sofás que formaban un cuadro y rodeaban la mesa alta de centro. Tomé una pastilla y la coloque sobre la mesa, cerré el frasco y volví a echarlo en mis bolsillos, no quería causar un alboroto por tener en mi posesión drogas tan pesadas.

Comencé a jugar mucho con dicha píldora, la paseaba por mis dedos una y otra vez mientras recordaba las veces que podía sentir felicidad sin siquiera depender de algo como esto, y nadie lo entendía.
Todos sabían que estaba triste, y que no podía con mi vida, y cosas como esas.
Pero nadie entendía porque me había vuelto tan retraído y calculador, porque ya no solía ser el mismo chico de antes.
Después de pasar por lo que pase, por más corto que haya sido dicho tiempo, me lo arrebató todo, no quedaba rastro alguno de mi inocencia, y había dejado de tener buenas intenciones.
Así que ahora repudiaba las palabras de dolor que me lanzaba Chopper cual estacas cuando noto que estaba consumiendo narcóticos.
Ojalá tuviera una puta idea que me lo habían arrebatado todo, que había confiado tanto en alguien, que le había dado tantas cosas y cuanto pude de mi, que cuando se fue, me quedé sin nada y que desde entonces no podía llenar el vacío que causó, con absolutamente nada.
Pero la gente solamente podía ver la superficie, y ahora solamente iba por la vida tirando pestes y lloriqueos de mis comportamientos y mis acciones.
Yo no quería dañar a nadie, no quería a nadie involucrado en esto, solamente quería desaparecer.

¡No estoy enamorado de ti! (Law × Luffy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora