Cariño

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Habían pasado tres días desde que lo de Bakugo y Uraraka era algo exclusivo. A pesar de ese cambio, todo seguía siendo igual entre ellos.

Era la hora de la cena, ésta vez le tocaba a Denki cocinar pero él no se encontraba en los dormitorios. La razón era que en la pasada fiesta conoció, después de la paliza que le metieron, a una preciosa joven con la que había congeniado muy bien, tan bien, que esa noche informó a sus compañeros que tenía pensado llevarla a cenar.

Siendo la persona con el turno de hacer la cena ese día debería estar allí, pero no le importó y se fué, dejándole a Kirishima y a Sero la responsabilidad de la cena, estos al no querer cocinar se pusieron a discutir y Ochako, quien ya tenía hambre, terminó cocinando.

El problema era que al terminar de comer, los dos vagos de sus compañeros se fueron con el resto y si no hubiera sido por el heterocromático, quien se ofreció a ayudarla, la habrían dejado sola fregando los platos.

— No vuelvo a ayudar a esos tontos. — la castaña secaba los platos mientras se quejaba de sus amigos. — Les di la mano y me jalaron del brazo, hubiéramos pedido mejor servicio a domicilio.

— No te quejes, Uraraka. Al fin y al cabo no había nada mejor que hacer.

Él se equivocaba, su chico explosivo la esperaba para hacerle olvidar todos sus problemas. Cada vez que pensaba en Katsuki completamente desnudo esperándola en la cama, tenía más ganas de acabar el trabajo.

—No te preocupes, de seguro Bakugo te espera.

Ante lo dicho, Ochako se quedó boquiabierta, ¿cómo sabía que él la estaba esperando?

— ¿Qué has dicho, Todoroki-kun? — preguntó tartamudeando.

— ¿No eres tú la chica con la que hace tanto escándalo por las noches?

— Pero, ¿cómo es que tú sabes eso?

— Mi habitación está justo arriba de la de él y se escucha todo, me sorprendería si Kirishima no los escuchara.

— No puede ser, ¡que vergüenza! — dijo Uraraka  tomando sus mejillas calientes ruborizadas a más no poder.

— Aunque quizá es de sueño pesado. — murmuró refiriéndose a su compañero pelirojo.

— ¿Se escucha absolutamente todo? — la chica quería desaparecer.

— Todo. — respondió lentamente el de cabello bicolor, como si disfrutara verla en ese estado.

La castaña estaba muy avergonzada, el rubio cenizo y ella pensaban que no hacían ruido y que no se oía nada, pero por lo visto se equivocaban.

— Y debo decir que, viendo como discuten algunas veces en el día, nunca imaginé que conectaran tan bien por las noches. — el chico sonrió levemente.

— Todoroki-kun, no te cachondees, que bastante vergüenza me da que nos hayas escuchado.

— No te preocupes, estaba acostumbrado al ruido que hacía de por si Bakugo solo, pero cuando empezaron a hacerlo, después de unas noches, me compré unos tapones para los oídos.

— Eso no me consuela.

— Usualmente no me gusta meterme en la vida de los demás, pero dime ¿cómo sucedió? — cuestionó después de un par de segundos en silencio.

La manipuladora de la gravedad, no del todo segura, le contó acerca de su relación con el de las explosiones. Cuando terminaron de fregar los platos se sentaron en la mesa del comedor a charlar sobre el asunto.

— ¿Te pidió que su relación fuera exclusiva? Vaya, eso no me lo esperaba. — comentó el chico un poco sorprendido.

— La verdad es que yo tampoco, me sorprendí mucho cuando me lo pidió.

Juntos a nuestra manera.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora