No me dejes

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— Uraraka.

— Bakugo-kun.

"¿Qué hacía allí? ¿ahora qué le iba a decir? ¿por qué ella no se iba?" Eran preguntas que se hacía la chica.

— Quiero hablar contigo.

— Creo que lo mejor es que me vaya. — no quería escuchar una palabra de él. Dio la media vuelta y empezó a caminar.

— No, no te vayas. — aquel tono tan lastimero e inusual en él hizo que parara en seco y lo viera de nuevo a la cara.

Estaba enfada con él, entonces ¿por qué se quedaba si él se lo pedía?

— ¿Qué es lo que quieres? — intentó parecer fuerte pero sus ojos la delataban.

Mientras, eran observados por sus compañeros a través de una ventana. Midoriya les dijo que Ochako daría una vuelta, pero sus amigas no querían dejarla sola, y cuando Hagakure pegó un grito todos se sorprendieron, pero no tanto como al ver la razón de este. Todos sus compañeros estaban atentos de lo que pudiera pasar viéndolos por aquel cristal.

— ¿Esos son Blasty y Uraraka? Creí que ella no quería verlo.

— Como la haga llorar otra vez... — Mina empezó inconscientemente a secretar ácido, derritiendo el control de la tele en su mano.

— No pienso permitirlo, iré a separarlos. — el de cabellos bicolor se dispuso ir hacia ellos, pero antes de salir fue detenido por Izuku. — Midoriya, ¿qué haces?

— Todoroki-kun, no vayas.

— Déjame ir, él no tiene derecho a hablar con ella.

— Está en todo su derecho. — el resto se asombró al escuchar sus palabras. — Él es nuestro amigo y compañero, es un grosero, tosco, arrogante y malhablado, pero sabemos que nunca nos haría daño, al menos no intencionalmente. Quizá debamos confiar en él, quiero decir, no sé el Kacchan de antes, pero el de ahora, ¿de verdad creen que le haría daño a propósito a Uraraka-san?

— Bueno, si lo dices de esa manera, no sé que pensar. — dijo Shoto.

— Mi comportamiento de ayer estuvo mal, yo tampoco me permití ver más allá a pesar de que reconozco el lento, pero certero cambio que ha tenido Kacchan en este tiempo. — comentó avergonzado el pecoso. — Pero lo pensé y creo que por lo menos le debemos la oportunidad para explicarse.

Dicho esto, aunque seguían observando por la ventana lo que sucedía, ya nadie dijo nada. Mientras tanto, los otros dos aún mantenían su propia distancia el uno frente al otro. Ochako jugaba nerviosa con uno de mechones y Katsuki apretaba sus puños.

— Escucha Uraraka, sé que no estuvo bien lo que hice, pero en ese momento tú y yo ni siquiera teníamos una relación exclusiva. — dijo con sorpresiva serenidad.

— Lo sé, pero eso no es excusa para mentirme.

— Para mí no significó nada.

— ¡Eso no me importa! — gritó. — Ya sé que cuando te acostaste con esa mujer sólo éramos amantes, y no te culpo precisamente por hacerlo, sino por mentirme y decirme que me querías mientras me ocultabas la verdad.

— Demonios, yo sé que no debí haberte mentido. — dijo entre dientes.

— ¡Pero lo hiciste!

— ¡Yo no quería!

— ¿No querías?, ¿no querías tener una relación exclusiva o simplemente ser sincero conmigo? — preguntó la castaña mientras mientras se mordia el labio inferior.

Juntos a nuestra manera.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora