Dos hombres enfrentados

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— ¿Se puede saber que sucede aquí? — preguntó Uraraka viendo el panorama que tenía ante sus ojos.

La manipuladora de la gravedad había ido a buscar a los dos chicos, le preocupaba el que tardaran tanto. Cuando los encontró, vio como se miraban fijamente. La castaña se fijó en la mano del rubio cenizo, estaba en posición para hacer explosiones. Lo conocía, sabía de lo que era capaz, por eso no dudó en acercarse y acabar con todo.

— Muchachos, tienen que venir, ya hace un rato que los demás están en la mesa y sólo faltan ustedes.

— Claro que si. — no dejó de mirar a Katsuki ni un segundo. — Ahora voy contigo.

Natsume sonrió de manera triunfal mientras miraba a Bakugo, este no se pudo contener.

— Maldito. — murmuró entre dientes.

Aún estando un poco alejada, Ochako reconoció perfectamente los movimientos de Katsuki, había elevado su brazo derecho y su palma estaba abierta, planeaba atacar con una explosión. Corrió hacia a ellos y se interpuso para evitarlo.

— ¡Muévete Uraraka, voy a explotar a este imbécil en pedazos!

— Ya basta Bakugo-kun, él no te ha hecho nada.

— ¿No lo ves? ¡Pretende alejarte de mi!

— ¡Eso ya lo has conseguido tú solo! — le gritó.

Al levantar la vista, Katsuki pudo ver como una lágrima caía por el rostro de la chica, mientras Natsume seguía atrás viéndolo todo en silencio. El rubio cenizo dejó su posición de pelea, ahora no era el momento, Ochako parecía furiosa.

— ¿Qué es lo que pasa contigo? — le preguntó. — Cuando me tenías, me dijiste que no me amabas, y ahora que no me tienes, me vigilas y pretendes alejar a los demás de mi lado. ¡Nadie te entiende!

— ¡Chicos, la comida está servida, vengan ya! — les gritaron desde el área común a los tres que todavía no estaban ahí.

Bakugo y Uraraka dejaron su conversación para después de la cena. En la mesa, Natsume se sentó al lado de la castaña y parecían charlar animadamente. Pero en ellos se posaba la mirada del chico explosivo que no les quitaba el ojo.

Todoroki era otro que no dejaba de mirar al recién llegado, no le gustaba que estuviera tanto tiempo con Ochako, sentía que la quería acaparar. Al parecer a ninguno de los dos les caía bien.

Al terminar de cenar, les tocó limpiar los platos a Katsuki y Uraraka, mucha casualidad para ellos, pero no le tomaron demasiada importancia. Sólo se pasaban los platos mientras él los lavaba y ella los secaba, la chica no le dirigía la palabra.

— ¿Es qué ahora tampoco me vas a hablar? — Ochako no le contestó.

— Por lo menos podríamos terminar la discusión que dejamos pendiente. — ella seguía sin contestar.

Entonces el de las explosiones decidió no pasarle el siguiente plato, cuando la chica gravitacional se dió cuenta de esto, lo miró con enojo.

— ¡Pásame ese plato!

— No te lo daré hasta que hablemos.

— No hace falta, has dejado bastante claro que estás celoso.

— ¡No es eso, ese tipo quería quitarme lo que es mío!

— ¿Quitarte lo que es tuyo?, ¿qué acaso soy un trofeo que se puede ganar o perder?

— Deja de malinterpretar mis palabras, ¿quieres?

— No soy tuya, ya no. Bakugo-kun acéptalo, ahora puedo estar con quien yo quiera, tú no puedes decidir por mi.

Juntos a nuestra manera.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora