Catorce

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P: con que así están las cosas.

G: espera no- pare el auto a un lado de la carretera- no quise decir eso, sabes que digo las cosas sin pensar, quiero ayudarte, sabes que un hombre como el no dirá las cosas a menos que tengamos una relación más intima.

P: vas a acostarte con el

G: no a eso no pretendo llegar, solo quiero sacarle algo de información, te prometo que no va a pasar eso- Piero no parecía convencido- yo te amo a ti, y lo sabes.

P: yo también te amo, pero es que me dio celos, volví a encontrarte y no pienso perderte de nuevo.

G: lamentablemente vas a tener que hacerlo, dijiste que un ruso peligroso andaba tras tus rastros. Que después de esto no volveríamos a vernos.

P: yo no voy a dejar que pase eso.

G: que quieres decir? No vas a cometer una locura no?- vi sus ojos y capte algo que no me agrado en lo mas mínimo. El ponía esos ojos solo cuando iba a hacer una verdadera locura.

G: Piero no vas a hacer nada no?- no me respondió, estaba calculando- no pensaras en buscar a ese ruso tu mismo no?

P: es la única manera para volver a estar contigo y con Bernardo.

G: pero es peligroso, puede hacerte daño.

P: es un riesgo pero tengo que correrlo.

G: no, no lo harás, no quiero que te pongas en peligro- no me hacía caso, no dudaba en las habilidades de Piero , pero no podría vivir sabiendo que el arriesgaba su vida. Lo agarre de la chaqueta con las dos manos y lo bese con intensidad, con tal de que se le fueran de la cabeza esos pensamientos. Funciono, ya que después de recomponerse de la sorpresa, me abrazo y empezó a acariciarme los brazos. Lo aleje un momento de mi para subir las ventanas, y me subí encima de él mientras seguíamos besándonos, me abrazo por la cintura con tal fuerza que tuve que separarme de sus labios para poder respirar, pero en un segundo volví a besarlo y pasaba mi mano por su cabello.

G: por favor no hagas nada peligroso si?

P: pero...

G: pero nada, promételo.

P: está bien, pero tú prométeme que no pasara nada con mariano.

G: te lo prometo. Pudiste investigar algo.-me soltó, pero solo un poco, empezó a acariciar mi espalda lentamente.

P: si, después de diez minutos, la secretaria me dejo solo ya que tenía que volver a trabajar. Anduve por los alrededores y no sabes lo que descubrí, una puerta con llave y seguro. Justamente detrás de esas puertas están las cosas que no deben ser vistas. Tengo que descubrir que hay detrás de eso.

G: ya lo vamos a saber, a mariano le gusto dos trabajos que le lleve, iba a hablar con sus socios pero me aseguro que el trabajo era mío, as que tienes tiempo para investigar más.

P: dejemos de hablar de trabajos por ahora, si. Vamos al apartamento- empezó a besarme el cuello y dejando pequeños rastros de sus besos mientras iba más abajo.

G: si vamos, tienes que enseñarme esas técnicas de defensa personal.

P: enseñarte qué?

G: me ibas a enseñar cosas para defenderme, no te acuerdas.

P: lo único que recuerdo era que iba a enseñarte cosas, pero no era de esas precisamente.

G: puedes dejar de pensar en eso, es serio lo que te digo.

P:- riendo- bueno está bien, te enseñare lo que tú quieras, pero voy a tener una linda recompensa no?

G: eso lo veo después- me reía en el interior pensando cómo iba a decirle que por lo menos por cuatro días no íbamos a poder hacer el amor.

Al llegar al apartamento, decidimos empezar con el entrenamiento, Piero me enseño varias cosas. De dar puñetadas, hasta encontrar puntos débiles para desmayar a los enemigos. Me divertí bastante aprendiendo todo eso, sin darnos cuenta ya eran las siete de la noche.

P: creo que tendríamos que pedir la comida no?

G: si sería lo mejor.

P: voy a bajar para buscarla.

Piero bajo, y segundos después se escucho el teléfono sonar, deje que atendiera la contestadora, cuando escuche una voz que hizo que volviera a sentir celos.

L: Piero soy Lara, llamaba para saber cómo iba todo, cuando sepas algo comunícamelo de inmediato, por otro lado te extraño tanto corazón, siempre me acuerdo de esa noche que pasamos juntos. Tenemos que volver a hacerlo no te parece? Te dejo porque yo estoy trabajando también. Adiós.

No daba aceptación a los que mis oídos habían escuchado. Noche juntos? Te extraño tanto corazón?. Piero había pasado la noche con ella, y yo que le creí cuando me dijo que nunca dejaba de pensar en mí. En eso empezó a sonar mi celular, me reprimí las lagrimas que intentaban salir y conteste.

M: señorita Guadalupe, soy mariano

G: hola mariano como estas?

M: bien gracias por preguntar. Llamaba para invitarla a cenar, si le parece y hablamos mejor sobre mi decisión

G: me parece perfecto, le parece que nos veamos en una hora en el restaurante que está al lado de su oficina?

M: me parece bien, la espero entonces.

Cuando colgué, llego Piero con la comida.

P: perdón por la tardanza, es que no sabía que pedir, comemos?

G: no, tengo que salir-le hablaba de manera indiferente.

~Almas Gemelas ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora