[PNI] Capítulo 26: Besos que ocultan cosas.

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Besos que ocultan cosas.

Sus piernas temblaban como hechas de un delgado papel, juraba haber escuchado a alguien entrar en la parte inferior con un sonido sigiloso. ¿¡Cómo!? ¡Nadie tenía la contraseña excepto Nalem! Nerviosa tragó saliva antes de bajar dejando al niño detrás, se veía demasiado débil para inclusive haber escuchado eso. Bajó con toda la concentración del mundo en parecer tranquila. Lo notó a él allí parado analizando todo el lugar, tuvó muchísima suerte al ver que las bolsas de encontraban en un punto donde él no podría verlas.

—Buenas noches.

Dijó. Nalem estaba ahí, significaba que Nalem lo buscaba o era parte de la búsqueda, de otro modo era imposible pensar que lo traeria a su habitacióna esa hora sin una gota de alcohol en la sangre. Eso dolía, se encontraba con el alma pendiente de un hilo apenas unido. Temia revelar que tan dolida se encontraba. Él sonrió ante ella, pero parecía perturbado.

—Buenas noches, pequeña.

Se acercó sin mayor dificultad. A lo que la misma simplemente mantuvo su semblante lo más tranquila que pudo. Sus facciones podían jugarle una mala pasada.

—Lamentó levantarte.

Él decía con total fluidez. ¿Cómo actuar? Se preguntó a sabiendas que podía romperse en cualquier momento. Pero no lo haría, el bienestar del niño dependía de ella mas que de nadie.

—¿Pasó algo?

Preguntó mirándolo a los ojos, su voz fue tan tranquila como el balanceo de las copas de los árboles. Aquéllos hermosos ojos claros que una vez considero que sólo pertenecían a una persona pura. ¿Y si se equivocaba? Era gracioso, sabia que Nalem no era una persona perfectamente pero... no podía pensar en esos momentos que él fuera algo más, se veía igual que el primer día. Aunque ya no lo sentia como el primer día, sus acciones transtornaron su relacion a antojo y la naturaleza de su personalidad oculta también desfiguro ese esquema de persona dulce como el chocolate.

—Están buscando a alguien, sinceramente no sé de quién se tratará, pero quería asegurarme de que estuvieras bien.

Murmuraba él. Eso reconfortaba su corazón, cual postre era igual de suave escuchar aquéllas palabras de sus labios. E inconscientemente sonrió aliviada.

—Estoy bien.

Inocente respondió. No diría mentiras, por lo menos no a él, pero tampoco significaba que tendría que decirle todo. Era un juego sucio que hizó que se sintiera pesada.

—Me alegro.

Tomaba entre sus dedos unos mechones de cabello marrón oscuro, pudó ver anhelo. ¿Qué es lo que esperaba él? Se preguntó mientras lo veía directamente. Sus labios se acercaban despacio hacia los suyos. Esperaba ansiosa por el beso, que eran... cómo si quisieran realmente comerla. Por el rabillo del ojo lo notó, el chico estaba ahí parado listo para atacar, una pose defensiva no siendo propia de un ser de apariencia tan bonita e inocente. Con desesperación sostuvó con ambas manos el rostro del hombre y unió sus labios con rapidez. Él recibía gustoso esa acción, estaba realme te complacido en que ella tomará la iniciativa. No fue delicada, sostuvó el beso en cuánto pudó.

—Por favor, ve a descansar, buenas noches.

Susurró al último con las mejillas ardiendo. Todo lo había hecho por distraerlo, no había encontrado otra forma más rápida, ya que tarde o temprano lo iba a ver si no lo hacía. Observó cómo levemente sonreía y susurraba una despedida que en el fondo reconocía que no quería decir, cerrando la puerta en su despedida.

Lentamente se apoyó en la puerta con la cara ardiendo. Si antes su corazón estaba descontrolado por el miedo, en ese instante este solamente latía por el beso, al igual que sus piernas tamblando. Él tenía esa magia de ser tan imponente que hacia que tus piernas temblasen.

El principe NO ideal. [1# Arco Del Libro]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora