Kuroshitsuji: Diabolic Doll

Aclaraciones

Lilly pov.

Las horas pasaron rápido dando lugar el anochecer. Jake y Jorge se encontraban en casa de Evelin quienes aparte de llevar su presencia traían a una amiga que según ellos serviría de gran ayuda.

Jorge: —Lilly,  Evelin , quiero presentarles a Samanta Pocket, antes era pastora de iglesia y nos ayudará un poco en esto— decía haciendo un ademán con su mano hacía la señora de algunos 40 años, alta con pelo corto y castaño oscuro recojido en una mini coleta.

Samanta: —Es un placer— saludó sonriendo.

—El placer es nuestro — dijimos al unísono extrechando su mano. Los cinco nos sentamos en el sofá, yo con mi cuaderno de apuntes y la señora empezó a hablar.

Samanta: —Bueno, la razón por la que os habéis levantado de esta forma, es porque ese demonio os ha golpeado —.

Evelin: — ¿Golpeado?— dijo perpleja.

Jorge: —No le agrado que quemaramos ese muñeco—.

Samanta: —Nunca existió tal video y tanto como el muñeco, todo era una trampa por parte de ese chico—.

— ¿Eso quiere decir que tiene algún poder de telequinesis o algo así , para pasar sus recuerdos a mi mente y a esa "cinta"? — contesté.

— Y también para que puediera mover al muñeco— añadió Evelin.

Samanta: —Algunos religiosos dicen que una vez que mueres tu alma no está en ninguna parte, pero que exsite una excepción: Si alguien te mata, tu alma puede levantarse de tu cuerpo en busca de venganza. Eso quiere decir que la busca a través de alguien que él mismo elije— explica diciendo fijando su mirada en mí.

— ¿Y si no lo hago?—.

— ¡Mueres!— contestaron al unísono.

Samanta: — Lo que tienes en tu espalda es una marca diabólica. Siento decirtelo cariño, pero ... — dijo titubeando, sabía perfectamente lo que diría.

— ... Morire de todos modos— la interrumpi completando la frase.

Agaché la mirada haciendo una mueca con mis labios con algo de tristeza y mi madrina no tardó en rodear sus brazos alrededor de mi.

En realidad no tenía miedo, no sentía nada.
Era como si mis sentimientos se los había tragado la tierra.
¿Por qué? Aprecio mi vida, y cualquiera que estuviera en mi lugar estaría meandose del miedo o ya se habira matado, pero yo no; Desde el principio era como si tener un muñeco encantado me diera lo mismo.
No me gustaría morir tan joven, pero era como si ya no me importara nada ni nadie.

Sim embargo, estoy finjiendo tristeza.
Yo soy mala mintiendo. ¿Por qué lo hago?

Ahora que lo pienso me está incomodando el abrazo que me daba mi querida madrina.

— La familia Phantomhive eran aristocratas del mal así como el "Perro Guardian de la Reina"— explicaba mi punto de vista. — Eso iba de generación en generación hasta terminar en Ciel—.

Jake: — ¿Y quienes son los "Trancy"? — me interrumpió leyendo mi cuaderno de apuntes.

—Era un conde de la edad de Ciel. No era aristócrata del mal pero según investigué , fue secuestrado durante años regresando a su mansión como único heredero acompañado de un "extraño mayordomo vestido de negro". Esa historia es similar a la de Ciel pero muy distinta— dije entregandoles el dibujo con la marca que tenía Ciel en su ojo y la otra de su espalda.

—La marca de las serpientes era de una secta satánica donde Ciel fue secuestrado y maltratado el día de su cumpleaños— en ese momento más imagenes llegaron a mi cabeza. Eran visiones, las veía a medida que hablaba. Cosa que fue notado por Samanta al ver como fijaba la mirada en mi pestañeando varias veces esperando que fuera solo cosa suya lo que veía.

— "Sus ojos se pusieron rojos por un instante"— pensaba la pelicastaña frunciendo el seño anonadada.

Evelin: —Esa marca es similar a la de tu cintura— decía refiriéndose al pentagrama.

—Un demonio ... — susurré, mi mano se movía sola sobre el cuaderno. La imagen de un hombre alto sentado frente a una mesa redonda "me miraba" con una sonrisa maliciosa; en sus dientes habian colmillos, su cabello era largo y negro azabache, ojos rojos con pupilas felinas y elegantemente vestido de mayordomo .

Evelin: — ¿Asi son los demonio?— decía asombrada.
—Con esa cara cualquiera caería en pecado fácilmente —decía con picardia.
—¿Qué?— preguntó al notar nuestras miradas.

Samanta: — Lilly— me llamó. — Si puedes comunicarte con esa cosa, ¿Por qué no le preguntas dónde está su cuerpo y..—.

—¡No es una "cosa"! ¡Se llama Ciel Phantomhive!— la interrumpi elevando la voz. —Soy su peón y no puedo moverme si él no me da la orden—. Salí corriendo a mi habitación dejandolos confunsos y con la boca abierta.

Por un momento me dieron ganas de reventarle la cabeza contra la pared.

Le doy gracias por querer ayudarnos, pero lo que ella decía no tenía nada que ver con lo que es Ciel.

Continuará ...
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