Amaia
Desde que salimos de mi casa está raro, no sé que le pasa pero algo oculta. Intento entablar una conversación y solo me da respuestas vacías. No aguanto más. Dejo de comer y lo miro fijamente.
-¿Qué ocurre Alfred?- pregunto seria
-Nada, solamente me encanta la comida- responde sin evitandome
-No me mientas, llevas así toda la quedada y quiero saber el porque- ataco retadora- Por favor, cuéntamelo- susurro más calmada posando mi mano encima de la suya
Por primera vez, levanta la cabeza y aprecio algo distinto en sus ojos. La aparta y dirige su vista hacia nuestras manos, unidas mientras las agarra.
-Ojalá no ser quien soy- dice pensativo, lo que genera más dudas en mí
-¿Pero qué dices Alfred?
-¿Sabes cuánto me importas? No sé ni cómo ni el porque pero desde que te conocí no he podido dejar de pensar en ti
-Ay Alfred- sonrio acariciando su mejilla
-Amaia, yo no puedo más- lo miro confundida y él separa nuestras manos apartándose de mi contacto- Lo siento
Paga y se marcha, dejándome en aquel restaurante petrificada. Decido irme por el bosque hacia mi casa perdida en mis pensamientos.
¿Por qué se ha ido? ¿He hecho algo mal? ¿No siente nada por mí y no quiere ilusionarme? ¿Cómo se iba a fijar alguien tan dulce y bueno en mí? Si es que doy pena.
Estoy a punto de llegar cuando oigo a alguien llorar, me acerco para saber si se encuentra bien pero me sorprendo al verlo a él.
-Alfred
-Amaia
Y se gira, usando un tono esperanzador y sorprendido, dejándome ver el dolor corriendo por sus mejillas en forma de lágrimas, consiguiendo mi derrumbamiento emocional.
Os dejo con esto. Mañana más ;)
Buenas noches :)
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