Corría lo más que daban mis pies, no podía permitir que ellos me alcanzarán. Esquivaba a las pocas personas que estaban por esa oscura calle, estaba en una colonia de mala muerte y sólo por querer conseguir mejores ventas. Me había metido ahí porque había buenos clientes pero era el territorio enemigo, por mi mala suerte unos hombres se dieron cuenta de ello y ahora están siguiendome. Si ellos llegan atraparme seguro amanezco muerta en un basurero.
-Maldita perra, detente.
Una sonora carcajada sale de lo profundo de mi garganta, ¿en serio cree que lo haré? No soy estúpida y se muy bien las consecuencias que tendrán mis actos. Doblo una esquina y chocó con un cuerpo haciando que ambos caigamos sobre el frío pavimento.
Me quejó por el dolor de cabeza y todo mi cuerpo, puedo escuchar como los pasos se detienen detrás de mi y después como me sujetan de ambos brazos.-¡Estúpida niña!
Les miro el rostros, son tipos asquerosos. Tendrían unos veinte aproximadamente pero eso no quitaba los feos que eran. Uno de ellos me tiene sujetada de ambos brazos y uno lo tengo de frente que es rubio con unos dientes horribles y mal aliento. El que le apesta la boca me toma de la mandíbula acercando su rostro al mío y yo solo hago una mueca de asco por su cercanía.
-El jefe estará encantado de verte, pero primero me las cobraré por hacernos correr tanto.
Me sonríe cínicamente, esa sonrisa sólo me da repulsión.
Después siento como su puño impacta sobre mi estómago haciando que tenga una arcada por el dolor, de mis labios salió un quejido. Eso sí que dolió.
Escuchó sus risas y eso fue lo que más me enfureció. Después estampa su puño en mi mejilla haciando que tenga un dolor en toda mi cabeza.-Esa no es la forma de tratar a una mujer.
Escuchó esa voz ajena. Dirijo mi vista al dueño de la voz y me encuentro con un hombre rubio, pálido y bien vestido. Fue el hombre con el que coque.
Los hombres que me seguían soltaron una carcajada como si lo que hubiera dicho el niño bonito fuera el mejor chiste que hubieran escuchado y el sólo frunce el ceño.-Este no es asunto tuyo idiota, así que vete.
Escupe el hombre con aliento a mierda sobre su rostro, puedo jurar que la mueca de asco del rubio fue porque percibió su mal aliento y eso sólo me causa diversión.
-No me iré. Sueltenla.
Noto que su voz dejo de ser calmada y ahora es como si se hiciera más grave, los está amenazando.
El de los dientes feo y que le huela mal la boca se acerca a él con intenciones de atacarlo, lanza un puño que seguro se estampara sobre el lindo rostro del hombre pero no fue así, porque él lo detiene con su mano haciando que los ojos de su atacante se abran con sorpresa, no esperaba eso. Sólo paso un minuto y le torció el brazo haciando que cayera al piso, corrió un escalofrío por toda mi espalda al escuchar como el brazo de aquel hombre se quebró.
Estaba tirado en el pavimento sosteniendo su brazo mientras lloraba y se quejaba.-Sueltala.
Dice pero esta vez va para el hombre que me tiene sujeta, el mira a su compañero quejándose de dolor en el frío piso y luego la dirije al hombre rubio que está en frente de nosotros. No lo pensó dos veces y siento como afloja su agarré, después caigo al piso de rodillas.
-Largo.
Ordenó y como si fuera el máximo líder, ellos obedecieron. Escuche como corrían alejándose de nosotros, una ves que se fueron una pequeña paz momentánea creció en mi.
Me quejó una última vez y me levanto con el poco esfuerzo que me queda, el golpe que me dio en el estómago dolía demasiado. Siento como me toman de mi antebrazo para ayudarme a levantarme, miro los ojos de aquel hombre que me salvó y noto que son de un color amarillento casi dorado.-Gracias...
Susurro, no soy muy buena agradeciendo a las personas pero él me salvó de algo muy grande.
-No agradezcas, esa no es la forma de tratar una mujer.
Río, creo que es todo un caballero y eso me extraña, todos los hombres que conozco son unos cretinos, no todos porque Fred y Max son un caso diferente.
-¿Cuál es tu nombre? ¿Por qué esos hombres te golpearon? ¿Qué querían?
Vaya, ¿algo más que quiera saber?. Tal parece que es un metiche de primera.
-Mi nombre es Dalia y lo que esos hombres querían de mi no es de tu incumbencia.
Estaba bien que me haya salvado de una grande y que quiera saber mi nombre, pero lo demás no es de su incumbencia. Son asuntos privados.
Él lleva sus manos a sus bolsillos.-Bueno, tu sabes mi nombre pero yo no el tuyo.
Digo, trato evitar que presione con el asunto y me vea obligada a decirle.
Sonríe, tal parece que le agradó.-Jasper Hale.
[...]
No es el mejor capítulo de todos pero ya tenemos la aparición de Jasper♡
Espero que les guste.
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In my blood [Quil Ateara]
FanfictionPrimero perdió el brillo en sus ojos, después su sonrisa y por ultimo se perdió ella misma.