Miraba la pequeña casa color rojo donde había crecido, donde vi crecer a mi pequeña hermana y donde mi madre nos crió. Mirarla me traía demasiado recuerdos que hacían que me doliera y me sienta la peor persona del mundo. No debía venir.
—Estaremos vigilando el perímetro por si algo se acerca. —Dijo Sam.
Habían venido conmigo Sam, Paul, Jared y Jacob. Supuestamente como apoyo moral y vigilancia en el perímetro, rastrear el olor a vampiro que rondar por ahí y por si las cosas se ponían algo mal. No sé porque vinieran, no los necesito.
Una vez que se hayan alejado suelto un suspiro y junto con el todas mis ganas de irme, ya era el día que debía afrontar mi peor decisión. Hoy es el dia que vuelvo a verlas.
Decidido empiezo a caminar hacia la pequeña casa, apenas había dado mis primeros pasos cuando siento que alguien se acerca por atrás y en seguida me giro para ver de quién se trata. Justo delante de mi se encontraba Quil, mi mejor amigo.—¿Qué haces aquí? —Preguntó extrañado e incomodo con su presencia.
—Leah me dijo que estarías aquí, así que vine para apoyarte.
—No debiste venir. No necesito el apoyo de nadie. —Digo con enojo y demasiado alto como para que los demás me escucharan, que se que lo están haciendo.
—Te conozco lo suficiente como para saber que no puedes hacer esto solo.
Suspiro derrotado. De todos los miembros de la manada Quil, Jacob y yo somos los más cercanos entre sí, tanto que conocemos cada defecto y debilidad del otro. Todos y cada uno de la manada son hermanos, pero nosotros tres estamos juntos desde que tenemos memoria y es por eso que nuestra relación es tan sólida y unida.
No sé lo digo, pero agradezco que Quil esté aquí y el lo sabe.—No hay nadie en casa, entremos y veremos si hay rastro de alguna sanguijuela dentro.
Camina hacia mi y me palmea la espalda. Caminamos juntos hacia la casa.
Subimos las escaleras del pórtico, una vez estando en este me pongo a mirar cada cosa que hay en el.
Una pequeña banca, una pequeña mesita y una maseta.—Tiene que haber una llave por aquí. —Digo con seguridad. —Mamá siempre dejaba una escondida.
Me pongo a revisar primero por la maseta, reviso por las hojas, la tierra y por ultimo debajo de ella. No había nada y extrañado me levanto para volver a a mirara.
—¿Es esta? —Dice Quil a mis espaldas y cuando giro para mirar me encuentro con que tiene una pequeña llave plateada en sus dedos y una sonrisa risueña en su rostro.
—Si. —la arrebato de su mano dispuesto abrir la puerta. —¿Dónde estaba?
—Debajo de la piedra que no viste tarado. —Suelta una pequeña risa y yo también.
Abro la puerta de malla primero y luego pongo la llave en la cerradura.
Giro la llave e inmediatamente hizo un "clic" avisando que el seguro fue quitado. Giro la perilla y empujo levemente la puerta. Estaba completamente abierta dándonos la vista libre hacia toda la sala, comedor y una parte de la cocina.
Hace años que no estaba en esta casa y casi todo seguía igual, solo un poco desordenado.
Suspiro derrotado, no podre evitar esto y sabia que este día llegaría. Entramos a la casa, al entrar me llegó el olor a mi hermana pero ninguno de mamá y eso me extrañó demasiado. También había otro aroma peculiar, tal vez sea de Fred Miller y había otro más que lo conocía demasiado bien. Apestaba a vampiro.—Apesta a vampiro aquí. —Dice Quil.
—Si. —Mi ceño se frunce al percatarme que el olor a vampiro si era demasiado potente.
Me acerco a la mesa donde hay muchas hojas y documentos. Me extraña que todo esto esté aquí, mamá jamás tendría la casa de esta forma. Demasiado desorden. Curioso por saber de que son tomo uno y empiezo a leer.
Hospital privado de Forks. Resultados de análisis.
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In my blood [Quil Ateara]
FanfictionPrimero perdió el brillo en sus ojos, después su sonrisa y por ultimo se perdió ella misma.