➤04; CAER.

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[Contenido Delicado]

Sam y sus dos perros se fueron sin decir una palabra más. Es algo raro que admiro de Fred, tiene una extraña autoridad con algunas personas y eso es genial.

Estábamos dentro de casa y Max seguía alterado, Fred trato todo lo posible para que se tranquilizara pero era imposible. Lo sentamos en el sillón, le dimos un café y mantas pero aún así no conseguíamos nada.

-¿Vas a decirme que es lo que pasó?

Fred al preguntarle eso logró que Max se detuviera y lo mirara, él lleva sus manos a sus bolsillos tal vez intentado de no moverlas demasiado y de no ponerse como antes.

-Ya sucedió...

El silencio reino.
Fred lo miraba incrédulo, mi curiosidad despertó. ¿Qué fue lo que sucedió? ¿Qué está pasando?

-Hay que irnos.

Dice Fred y lo toma del brazo mientras caminan hacia la salida.

-¡¿Qué?! Esperen.

Me pongo entre su camino para que no logren salir de la casa, no los dejaré ir sin antes explicar que es lo que está pasando.

-Me van a explicar que es lo que pasa ahora.

Me cruzo de brazos estando justo enfrente de ellos, soy capaz de no dejarlos ir hasta que hablen y ellos lo saben muy bien.
Ellos se miran entre si, es como si tratan de hablarse entre si para saber que hacer conmigo.

-Las leyendas son reales Dalia. -Suelta Max de una y Fred le da un golpe en la cabeza.-Auch

Lleva una mano hacia su cabeza donde el golpe fue recibido.

-Idiota.

Lo que dijo Max no me aclaro mis dudas, me generó más de las que tenía.

-Dalia, te explicaré todo en su momento pero ahora tenemos que irnos.

Fue lo último que dijo, arrastró a Max hacia la salida y yo los seguí de cerca. Me quedé parada en el marco de la puerta principal mirando como suben al auto con prisa y después es arrancado.

Se habían ido y me quedé sola, siempre estoy sola. Miro la casa desde la puerta de entrada, recordaba está casa con un ambiente hogareño y de familia pero ahora sólo es una casa. Sin familia. Los pensamientos del pasado opaca mis dudas de lo que acaba de pasar y sobre el raro comportamiento de los chicos.
Un dolor se posiciona en mi pecho, justo en mi corazón y siento como me asfixia. El nudo en la garganta es notorio. Mis ojos duelen porque están reteniendo las lágrimas.
Cierro la puerta, dejo las llaves en la pequeña mesita de entrada y subo a mi habitación.
Me quito la chaqueta, el suéter y el pantalón que traigo puesto para poder acostarme en la cama, no me apetecía ponerme alguna pijama. Me tumbe sobre el colchón y fue cuando me destroce.
Las lágrimas salían de mis ojos como cascadas, el dolor de mi pecho y el nudo de mi garganta aumentaron. Me siento sola, me siento como una basura. ¿Por qué sigo con vida? ¿Por qué tiene que ser así mi vida? ¿Qué fue lo que hice para merecer todo esto? Siento como el peso me aplasta y creo que es mucho mayor que mis fuerzas por salir adelante.
Sorbo mi nariz y me siento en la cama, intento dejar de llorar y de sentirme tan insignificante. Pero falló.
Trato de alejar el dolor pero se hace más fuerte, no quería hacerlo. Lo había prometido a mis mejores amigos pero me ayuda un poco a quitar el dolor.

Me levanto de la cama con pesar y voy al cuarto de baño, abro el gabinete que está justo arriba del lava manos y puedo verla. Una navaja de cortar justo ahí, justo en frente de mi.
No lo pienso dos veces antes de tomarla, teniendo la en mis manos me voy a sentar en el retrete. Está entre mis dedos y no dejó de mirarla, es ahora o nunca.
Tomo la navaja y acerco mi mano hacia mi muñeca, es ahora o nunca.
Suspiro y las lágrimas caen aún más sobre mis rostro empapando mi blusa, es ahora o nunca.
Pongo el filo de la navaja en contacto con mi piel pero no hago presiento y suspiro de nuevo, es ahora o nunca.
Hago presiento en mi piel y siento como es cortada, mis lágrimas disminuyen. Un corte, después dos y luego se convierten en cinco. Es ahora.

Mis lágrimas se detienen y el nudo en mi garganta se apaga pero el dolor en el pecho no lo hace, disminuyó pero no se extinguió. Bajo mi mirada hacia los cortes que siguen sangrando. Son cortes profundos, la sangre escurre por todo mi brazo manchando mis piernas y el piso de baño, me quedo mirando. Esto lo hice yo, volví hacerlo.

Suspiro y sólo me levanto, abro el grifo de la tina para llenarla y después voy al lavamanos a enjugar un poco mis heridas. Una vez quitada la sangre sacó unas vendas del gabinete y envuelvo el brazo.
Voy a revisar la temperatura del agua y al estar como a mi me gusta cierro el grifo. Antes de meterme voy por unos cigarrillos que están justo al lado del mueble de las toallas. Me meto en la tina y enciendo uno inhalando el humo que seguro hacen mierda mis pulmones.
Me relajo con el agua caliente y mi cigarro en mano, el brazo que tiene el cigarro estaba lleno de vendajes y no pude evitar mirarlo. Al ver lo sólo reí, la carcajada salía de mi garganta sin emoción. Una risa ácida y amarga, de dolor e infelicidad. Siempre pasa lo mismo cuando me llega la soledad.

Es mi día cotidiano y espero que mañana sea mejor. Pero que no se pierda la vieja costumbre de un par de cortes y un buen cigarro para olvidarnos de la depresión.

In my blood [Quil Ateara]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora