Capítulo 3

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Las tardes en el castillo eran cálidas a pesar del vacío del lugar y de dos de sus habitantes aunque con todo eso todavía podía persistir un poco de amistad y complicidad.

—Alteza, creo que ya era hora de que se te subieran un poco los ánimos.

—No hay nada nuevo aquí realmente Nino, además ya deberías estar acostumbrado a verme así.

—Esa es una tontería, Adrien. Vamos, somos amigos desde pequeños, yo te conocí alegre y energético no frío y apagado como ahora.

—¿No deberías estar tras las faldas de Alya?

—Ah... No... Yo... —Titubeo Nino. —Mejor cuentame lo que hiciste anoche en el Condado de Blois nunca habías llegado hasta allá.

—Ni que lo digas apenas y pude dormir un par de horas. —Dijo Adrien soltando un bostezo.

—Se te nota con ese gran bostezo y los ojos hinchados con ojeras, me sorprende que tu padre no te dijera nada sobre tu deplorable aspecto.

—De igual forma siempre consigue la excusa para regañarme. —Respondió en un suspiro. —Anoche me infiltre en la bodega de los Fave.

—Esa familia es dueña de seis terrenos si más lo recuerdo así que con los campesinos que trabajan en sus tierras esta claro que consiguen bastantes ganancias en francos.

—Eso no es todo, la guardia me estaba pisando los talones. —Dijo Adrien haciendo una mueca.

—Vamos eres el grandísimo Chat Noir, escapaste sin problema alguno puesto que estas aquí.

—No cuando el techo sobre el que pisas se desploma atorando tu pierna en un gran hoyo y luego eres atacado por una chica loca con espada. —Se quejo el joven príncipe.

—Wow, wow, wow ¿Chica con espada? ¿Desde cuando las chicas manejan una espada? Son muy pesadas para ellas. —Dijo el joven sirviente divertido.

—Una que esta fuera de sus cabales claramente, peleaba bien y me dificultó el escape, además, estoy seguro de que una de las bolsas con francos que llevaba cayo donde ella estaba porque cuando las conté para repartirlas note que me faltaba una.

—Bueno tomalo como que ella formo parte de tu repartición, después de todo robas al noble para darle al pobre. —Respondio el joven cruzándose de brazos.

Luego de un rato de platica Nino tuvo que regresar a sus labores en el palacio como uno de los tantos criados que hay en este, mientras Adrien se quedaba encerrado leyendo libros y estudiando tal como le ordenaba su padre para convertirse en un rey ejemplar y digno como el siempre le decía, sin embargo, para cuando la noche cayera el gato saldría de casa a merodear su territorio.

    👑👑👑👑Marinette👑👑👑👑

El atardecer se estaba pintando de anaranjado rojizo sobre el reino indicando a los parisinos que el sol no tardaría en esconderse tras los horizontes contrarios a por donde salia trayendo con sigo la noche e indicando el fin de jornada de trabajo para muchos.

—Solo nos falta hornear unos cuantos más para terminar. —Dijo la jóven.

—Una caja mas y habremos terminado el pedido del señor Fave. —contesto el padre.

La familia Dupain-Cheng se daba prisa a terminar de hornear sus últimos panes para terminar las cuatro cajas del pedido que les había hecho su señor feudal para el día siguiente.

—Marinette cariño ¿Podrías hacernos un pequeño favor?

—Desde luego mamá.

—Podrias llevar estos panes a la casa de tu abuela Gina.

Entre el amor y la corona. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora