Aquello parecía salido de un cuento de terror. Las ventanas de las tiendas en el Callejón Diagon se encontraban rotas, y la calle, generalmente abarrotada de gente, estaba casi vacía a excepción de unos cuantos magos y brujas encorvados y de expresión sombría que caminaban lentamente hacia el imponente banco mágico de Gringotts. La tienda de varitas del señor Ollivander se veía desordenada y cubierta de polvo, y el viejo mago les ofreció una noble sonrisa desde la distancia mientras los tres hermanos Potter pasaban frente a su tienda. El único negocio que aún conservaba algo de color era Sortilegios Weasley, pero era nada más una sombra de lo que había sido pocos meses atrás, cuando Albus la visitó por última vez. Entraron a la tienda, aún asombrados y asustados por el frío ambiente en el que se habían metido.
-No creo que su padre se alegre mucho si se entera de que los tres han venido-
Fred Weasley, quien normalmente irradiaba felicidad en su rostro, ahora mostraba una expresión preocupada.
-No tiene que enterarse- apuntó James -¿Me puedes decir qué ha pasado aquí?
-¿Tu qué crees que ha pasado?- preguntó Fred, inclinándose sobre el mostrador.
-Mortífagos- se adelantó Lily -¿Han venido al Callejón Diagon?-
-¿Es que no han leído las noticias?- se asombró Fred.
-Nuestros padres cancelaron la suscripción a El Profeta a inicios del verano- explicó James -Creo que no quieren que nos enteremos de lo que sucede.-
-No quieren verlos con miedo.- dedujo Fred.
-¿Los mortífagos han venido a saquear tiendas o algo así?- quiso saber Lily.
-Los mortífagos ahora controlan el Callejón Diagon- dijo Fred.
Albus pensó un instante en cómo aquello era posible.
-Se apoderaron de Gringotts... ¿Cierto?- dedujo finalmente.
-Hace pocos días- empezó a relatar Fred -Un gran grupo de mortífagos... más de los que se pueden imaginar... entraron a Gringotts y...-
Fred no pudo terminar la oración, pero los tres hermanos entendían muy bien lo que quería decir.
-¿Asesinaron a los duendes?- preguntó Albus.
-A cada uno de ellos- sentenció Fred.
Albus se llevó una mano a la frente. Lily soltó un grito ahogado. James se dio la vuelta y dirigió su mirada a la gran estructura que era el banco de los magos, ahora bajo el poder de los mortífagos.
-¿Qué hizo papá al respecto?- preguntó el mayor de los Potter, enojado -¿Qué hizo el Ministerio de Magia?-
-Su padre está haciendo más de lo que creen- informó Fred -Decenas de aurores entraron a Gringotts el día del ataque para arrestar a los mortífagos... Lograron llevarse a algunos, pero la mayoría se escondió en las bóvedas profundas.-
-¿Y por qué no bajan a buscarlos y ya?- quiso saber Lily.
-No puede ser tan sencillo- dedujo Albus -Seguro hay miles de encantamientos que impiden usar magia para revelar la presencia de alguien en las bóvedas.-
-Y con los duendes muertos...- entendió James.
-No hay nadie que pueda quitar los encantamientos- finalizó Fred -Así es, Albus.-
-De acuerdo- dijo Lily -Eso explica lo del banco, pero... ¿Y el resto del callejón?-
-Sin dinero, la demanda baja, y la oferta también- explicó Fred.
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Albus Potter y la Última Profecía
FanficLas vacaciones de verano acaban de empezar y Albus se encuentra estresado y asustado. No ha recibido noticias de Rose y Scorpius y, junto a Lily y James, presienten que los mortífagos están planeando su próximo ataque. Al comenzar su quinto curso en...