Albus Potter y la Última Profecía

8: Percy Weasley

Harry dio un salto al costado, esquivando por poco la maldición asesina que Percy acababa de lanzar. En la puerta de la habitación ya se encontraba Pansy Parkinson, quien sonreía malévolamente.

-Nos encontramos de nuevo, Potter- se burló -¿Ya conoces a mi nuevo amigo?-

-Percy- comenzó Harry -¿Cómo pudiste?-

Percy bajó la guardia un momento, a tiempo que se limpiaba las gafas con el borde de la túnica.

-Por favor, Harry- dijo el Ministro -No finjas que no estás al tanto de lo que ha pasado en las calles. Desde que tomé el cargo, no he parado de escuchar susurros dentro de la comunidad mágica, incluso dentro del mismo Ministerio de Magia..."Harry Potter debería ser el Ministro de Magia. Percy Weasley no tiene el coraje suficiente". Bueno, si no puedo superar al grandioso Harry Potter por las buenas, entonces lo haré por las malas.-

-¡Pero somos familia!- gritó Harry -Y no me interesa ser Ministro de Magia, lo sabes muy bien. Yo solo quiero mantener a la comunidad mágica segura y en paz.-

-A expensas de mi gobierno- culpó Percy -Reclutando un ejército secreto con la intensión de derrocarme, colocando a mi familia y a mis empleados en mi contra.-

-La Orden del Fénix nunca tuvo como intención derrocar al Ministro de Magia- explicó Harry -Te ofrecimos nuestra ayuda, nuestra colaboración para con el Ministerio. La rechazaste. Eso te hace una amenaza directa para la seguridad mágica.-

-No le hagas caso, Percy- soltó Pansy -Está intentando hacerte ceder el poder.-

La cara de Percy se tornó roja de furia y, apuntando su varita hacia Harry, inició el combate. Los cuatro participantes lanzaban hechizos a diestra y siniestra en uno de los duelos más intensos que Harry había sostenido en los últimos años.

-Es tu última oportunidad, Percy- dijo mientras se protegía del hechizo aturdidor de Pansy -Te estoy ofreciendo mi mano una vez más. Permíteme integrar a la Orden del Fénix como parte del Ministerio y pondremos fin al terrorismo perpetuado por los mortífagos.-

-Es que no lo entiendes, Harry- reía Percy -Con los mortífagos de mi parte, y una vez acabemos contigo, no tendré que preocuparme nunca de tener que perder el puesto. Es la promesa que hicieron.-

Seguidamente, Percy subió la manga de la túnica para revelar lo que Harry temía: Percy Weasley portaba la marca tenebrosa. Percy Weasley era, oficialmente, un mortífago.

Aún en shock, Harry produjo rápidamente un patronus que tomó la característica forma de un ciervo imponente.

-El Ministerio ha sido tomado por los mortífagos. Resguárdense, son horas críticas para nuestro mundo.- dijo rápidamente antes de pedir al ciervo llevar su mensaje a la Mansión Malfoy.

-Señor, ¿ahora qué haremos?- preguntó Justin.

-Llevaremos la batalla a donde aún superamos en número- dijo Harry -Al Ministerio.-

Y se desapareció.