Mi marido me preguntó demasiadas veces ya. Yo siempre le respondía con ternura «estoy bien cariño».
Con los años me fui desgastando. Con la compañía de mis dos hermosas hijas y mi cariñoso marido, me fui preparando para mi viaje. Sabía qué mi final no iba a pasar de esta semana. Los años nunca me hicieron parecer mayor, pero el corazón se cansa de latir.
A mis actuales 87 años, mi mente funcionaba a la perfección, cómo en mi juventud. Podía recordar muchas cosas, muchos recuerdos.
Mis niñitas se habían ido a sus casas hacía ya un buen rato. Me despedí de ellas con una absoluta pasión de madre. Ellas debían ser buenas madres, cómo yo espero haber sido para ellas. Mis nietos, mis bebés. Eran lo más bonito qué alguien había creado jamás.
-Buenas noches, cielo.-besé la mejilla de mi marido, mientras él asentía. Se quedaría viendo la televisión un rato más en la sala. Después, se retiraría a nuestra casa. El hospital lo cansaba mucho. Sabía qué odiaba lo monótono qué tenía aquella pequeña y solitaria habitación, pero era valiente cómo para pasarlo conmigo.
Conforme me tumbé en la cama, cinco minutos más tarde y con dificultad, mis ojos se cerraron, hambrientos de sueño.
Eran las tres de la mañana. Algo en mí despertó, como una advertencia.
El cielo era del más oscuro azul qué la naturaleza había conseguido fabricar. Las estrellas lo adornaban, cómo perlas pegadas en el cielo.
Recordé las palabras de mi madre. «El cielo guarda cómo las más hermosas estrellas a los muertos queridos»
Una rápida memoria pasó por mi cansada mente.
Ella. Mi mejor amiga.
Me incorporé. Quería recordarla con claridad.
Hacía ya cerca de 70 años de su muerte. 70 años sin un alma gemela.
En esos 70 años yo había crecido mucho. Me había casado y había tenido hijos. Con tristreeza, recordé qué ella no pudo tenerlo.
Sé que a ella no le gustaban los niños, ni el amor. Pero sé que habría alcanzado la felicidad con facilidad, porque la merecía. Le gustaba el cielo lleno de nubes grises. Le gustaba madrugar para ver la niebla, mientras desayunaba. Amaba el frío.
Nunca más había sentido un invierno más cómo antes.
Suspiró con dificultad. Y le habló a la estrella.
«Hola estrella. Quería dedicarte mis últimos momentos. Es mi hora, y lo sé. Pero aún te recuerdo»
Un dolor apreció en su trillado corazón, se sentó en la cama, pero aún viendo a esa estrella a la qué le puso su nombre.
Se sentía en aquella oscura noche que sería su ultima. Su corazón latía fuerte.
-Te voy a acompañar.
¿Tan mal estaba cómo para inaginar su voz en el cuarto?
No. Estaba muerta.
-Por siempre juntas... Este es nuestro final.
-¿Always?
-Ahora sí.
Me recosté. Dolía respirar.
Ella se sentó a mi lado. No era ella físicamente, pero aparentaba mi edad. Su voz era la misma.
Habría sido ella de no haberse ido tan temprano de mi lado.
La eché de menos en muchas de las dificultades en mi vida. Pero terminé siendo mi propia mejor amiga. Aunque ella estaba en mi interior.
-¿Preparada?
We are
Friends for life
Hold that
Deep Inside
-Agárrame la mano.
Let this
Be a drive
To survive
Pude notar su presencia. Y me sentí joven. No como un alma vieja. Si no como hace 70 años.
We'll always be together
Don't you worry
I'll always be by your side
Don't you worry
The circle will never end
Just waiting for meet again
And we'll always be together
Forever Always
La luz hizo que saltase por lo aires, aunque estuviese tumbada en la cama con un corazón semi parado.
-¿Leíste mi carta?-pregunté al recordar.
-El cielo leyó.
Asentí.
Lo último qué escuché fue el pitido anunciando que me fuí. Resolví mis problemas. Juntas por siempre.
______
acabo de dejar un final abierto bc si quereis leer la carta y algo mas, 1.000 leidos :D
wno no he llorado tanto como cuando el primero pero espero que os guate. No soy masoquista but quiero saber si llorásteis bc ay me alegra llegar adentro del corazón.
gracias chicos!
lo voy a subir y puede que lo edite en unos dias, no se ouch
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Always Be Together [One Shoot]
Genç KurguBasado en la canción "Always Be Together" de Little Mix (DNA).