Después de la muerte de sus padres, y todos los comentarios que trajo consigo su muerte, Maddison, decide hacer un cambio de aires... Se pone a investigar todos los posibles lugares adónde podría fugarse, y en esa búsqueda, donde menos lo esperaba...
Zayn sacó sus colmillos y desapareció tras la puerta.
Yo estaba apunto de hacer lo mismo, cuando recordé a Maddison.
-No puedo dejarla.-Dije mirando desesperado a Vicky.
Por una parte, tenía a toda mi manada abajo, en peligro por la maldita bestia, debía ir a protegerlos, pero por el otro, tenía a mi otra mitad, sin la cual no podría vivir, ¿que hacer?
-Ethan, tienes que bajar, ve a proteger a tu manada, yo me quedaré con ella.
-No, él puede llegar hasta ella, no permitiré que se la lleve.-Estaba realmente desesperado.
Espero que Maddison encuentre la respuesta para matar a este maldito demonio.
-¡Tu maldita manada va a morir!, ya ve a ayudar, pondré un hechizo en la habitación para que nadie pueda entrar.
-¿Crees que a un demonio lo detenga una maldita barrera?
-No pierdo nada con intentarlo...
Los aullidos de mi manada seguían escuchándose. No podía dejarlos.
Mire desesperado el rostro pálido pero calmado de mi Luna en el agua fría.
-Estará bien.-Dijo Vicky suplicando que fuera a ayudar a los míos.
Ella también era mía... Sin embargo, no podía dejar que el maldito demonio atacara y matara a mi manada.
Asentí, y salí disparado por la puerta.
Llegué a la planta baja, y toda mi manada estaba tirada en el suelo, desmayada...
Miré hacia todas partes y no podía ver a nadie más que a ellos tirados en el piso.
-Deberías agradecer que no los maté.-Dijo una voz masculina que causaba escalofríos. Era él...
-¿Qué les hiciste?-Dije apretando los puños totalmente enfurecido.
-Pues, no sabría explicarlo, pero tranquilo, despertarán en unas horas.-Dijo, para después reír con malicia.
Sentí una presencia a mi espalda, por lo que me giré rápido. Ahí estaba el maldito, sonriendo...
-Hola, de nuevo...
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Rugí, y saqué mi forma lobuna a lucir. No permitiría que se acercara a mi Luna, aunque sólo fuera yo contra él...
Abrí mi boca en un rugido que estremeció la mansión y dejó mostrar mis colmillos afilados. Pero seamos sinceros, ¿que eran mis colmillos comparados a un maldito demonio que puede tomar forma de lo que quiera?
