Capítulo 4

469 73 2
                                    

Un poco más y Hanae estaba seguro acabaría con el rostro sobre el teclado porque el sueño avanzaba a pasos agigantados sobre su cuerpo. El café no hizo su trabajo, de hecho la cafeína nunca surtió efecto en él como lo hacía en otras personas que incluso llegaban a decir «con una taza de café el sueño se me espanta»... Sin embargo para Hanae era solo una bebida lo cual era perfecto ya que era su favorita. Ahora probablemente el cansancio mezclado con el estrés de toda la semana estaba pasando factura.

Solo descansaré mis ojos un momento después seguiré” se dijo mientras dejaba caer su peso sobre la silla, sus ojos se cerraron para buscar una posición cómoda. La segunda vez que parpadeo la luz que alumbraba la sala ahora se encontraba apagada, de hecho no podía ver ninguna luz. Un poco asustado escaneo a su alrededor buscando algún signo de luz pero todo parecía desierto que llegó a pensar en las típicas películas de terror.

Deseó que no fuera así.

Inseguro de como reaccionar se levantó de la silla pero recordó su celular. Ahora no recordaba en qué parte lo había dejado del escritorio o si lo había puesto en uno de los cajones.

—Hanae—el nombrado brinco en su lugar y logró tirar lo que parecía ser un cesto de plumas ya que el sonido era reconocible.

—¡¿Sí?!—contesto nervioso. El ambiente que se formó era tan similar a la de esa vez cuando se besaron.

—Han cortado la electricidad, al parecer la lluvia hizo de las suyas nuevamente..

La sangre huyó de el rostro de Hanae cuando escucho las palabras de su jefe “no hay luz” esas palabras flotaban sobre su cabeza como partículas de polen en primavera. Giro su vista donde suponía estaría la pantalla del ordenador, las manos temblaron cuando el pensamiento de perder la información cruzó por su mente.

—No, no, no, no, eso no puede ser, no guarde el documento, ¡¿Abeno-san que hago?!—llevo sus manos a su cabello y tiro de ellos ante la preocupación, lo cual era terrible porque eso daría señales de su incompetencia según el Gyōsei quien tenía el suficiente poder para despedirlo.

—Primero tranquilizate, segundo respira, y tercero; es seguro que la computadora haya guardado los datos por el repentino apagón—explico moviéndose a duras entre la oscuridad para llegar a lo que sería el escritorio de Hanae.

—¿Y-y qué pasaría sino?—el miedo subió por la garganta junto con la ganas de vomitar lo que comió hace unos minutos atrás. Si tan solo no se hubiera dormido y se hubiera centrado en el trabajo tal vez las cosas serían diferentes. Sentía que quería saber la respuesta pero también no quería saberla.

—Yo mismo hablaré con Gyōsei le explicaré las cosas, así que no tendría un motivo por el cual levantarte falsos. Es mejor que no lo pienses mucho, solo te preocuparas.

Hanae no estaba del todo de acuerdo, de todos modos su jefe era dueño de todo ese imperio, ganaba un gran suma de dinero al año ah por supuesto también tenía una prometida. Eso le irritó y dolió más de lo esperado.

—Entonces supongo que...—se corto antes de que su cerebro logrará una respuesta de acuerdo, quería decir lo mucho que le dolía estar cerca suyo, poder escapar un momento pero..ni siquiera él podía entenderse.

—¿Hanae, estás bien?—pregunto muy suavemente al ver la mirada pérdida de Ashiya en algún lugar del suelo. Para él se le hacía difícil no mirar a Hanae, tenía ese algo que le llamaba la atención de una forma inexplicable, le hacía revivir sus instintos más profundos de su alma. Y aún no podía decirse el porqué. Era y ha sido el único que logró sacarlo de su zona de confort.

Y le encantaba su tono de voz, no tenía idea de porque se sentía más calmado al escucharla, pero también al principio llegó a molestarlo cuando recién lo conoció. Para ese entonces era un chiquillo con esos ojos inundados de inocencia, lleno de energía. Como si pudiera contra el mundo, sin embargo ahora no era muy diferente solo por el hecho que había madurado para pasar de ser un niño a un hombre con todo el sentido de la palabra sin perder eso que lo caracterizaba. Cautivaba a demasiadas personas con sus personalidad, pero gracias a su ingenuidad lo hacía demasiado vulnerable.

Necesitaba a alguien que le protegiera del mundo si era necesario solo para conservar esa dulce aura a su alrededor. Abeno pensaba que la pareja con quién estuviera Hanae sería inmensamente suertudo, tendría acceso a su increíble personalidad, cuidados, siendo el catalizador de amor. Tal vez estaba pensando de más con la luz fuera, probablemente era de esos momentos cuándo pensabas las cosas tan intensamente que venían desde el lugar más escondido del alma. Era palabras más sinceras que podía decir el humano durante un día.

—Sí, solo que—suspiro—no es nada Itsuki—respondio al final con desdén para tomar de nuevo asiento frente a su escritorio.

Había estado tan emergido en su trabajo con los pensamientos que iban y venían acerca de su jefe que no fue capaz de notar que estaba lloviendo horriblemente fuera del edificio que justamente en el momento en que su cuerpo acabado sobre la silla de dio cuenta ¿Estaba tan mal? Al parecer así era porque no podía casi con esa ansiedad de poder compartir con Abeno ese sentimiento de atracción.

Exacto eso era, atracción, se repitió eso Hanae en silencio tratando de estar bien. El sentimiento era tan abrumador que le hacía doler el pecho con cada latido. Entonces se cuestionó si se debía a eso o algo más como una enfermedad. Nose preocupo de todos modos.

—De acuerdo—no, no estaba del acuerdo pero tampoco podía hacerlo confesar algo que a simple vista no quería dar a conocer. O al menos no a él. Otra forma que le a entender eso fue que le llamo por su nombre cuando normalmente le llamaba por su apellido seguido de un honorífico.

—Pero, gracias por preguntar—sonrió aún sabiendo que Itsuki no lo vería.

❝SKIN TO SKIN❞ ©AbeshiyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora