❝SKIN TO SKIN❞ ©Abeshiya

Capítulo 11

Si bien el viaje hasta el aereopuerto fue bastante silencioso incluso algo incómodo para si quiera que alguno de los dos quiera entablar conversación la llamada para abordar su vuelo fue demasiado rápida. Lastimosamente ninguno se miró durante todo el camino hastá que cada uno se sentó en si respectivo asiento que por cierto era la zona "privilegiada" que en pocas palabras el cole había valido una fortuna que Hanae no estaba dispuesto pagar de su bolsillo. Sin embargo Abeno no tendría problema alguno con eso, aunque le causó un poco de curiosidad a Hanae si común mente compraría boletos de primera clase para todos sus viajes incluyendo los de ocio.

Daba igual. Hanae quería hablar de algo con Abeno, porque odiaba que hubiera ese ambiente tan raro a su alrededor. Era como si fuera culpado de algo y el desdichosamente dudaba de su inocencia. Hanae de obligó a calmarse porque debía intentar algo, aparte de que el lugar estaba casi vacío. Probablemente habían con suerte dedos personas más y que estaban bastar lejos entre pasajero y pasajero o era que solo eran ellos ahí.

La idea de tener que pasar ese tiempo en total silencio junto a ese ambiente asfixiante era intolerable para Ashiya. A parte de sentía que parecía la biela del momento ya que tanto Abeno como Hanae sentían esa presión del ambiente a su alrededor pero ninguno hacia nada cortarlo.

—Abeno-san tengo una pregunta—giro su cabeza hacia la izquierda mirando a los ojos a su jefe que asintió—¿Qué precisamente tengo que hacer durante la junta?

—Seras mi apoyó, si omito algo durante la presentación y alguno pregunta, tú vas a contestar lo más detalladamente posible.

De acuerdo, Hanae estaba bastante seguro que no todo estaba tan incómodamente entre ellos pero había sonado tan mecánico. Tal vez era el cansancio, por lo que le había contado Abeno no había podido descansar... aunque él tampoco a decir verdad. Así que dormir era la manera más factible de evitar la atmósfera pesada. Ambos descansaban y omitían ignorarse a lo largo del viaje, más que perfecto.

Un segundo estaba parpadeando y al siguiente estaba siendo despertado por Haruitsuki. Con una queja por el cansancio sobre sus hombros junto a sus ganas de seguir durmiendo entre abrió los ojos dándose cuenta que su jefe estaba a solo centímetros de él. El sueño se evaporó por completo de su cuerpo intentando levantarse a tropiezos. El cinturón de seguridad todavía anclado alrededor de su delgada figura lo retuvo pensando en lo estúpido que se veía se alteró un poco, luchó contra el seguro del cinturón que no quería ceder, soltó un suspiro frustrado.

—Dejame intentarlo—Itsuki dijo con un tono que le dijo a Hanae tenía ganas de reírse.

Los latidos del corazón de Hanae se aceleraron bastar debido a la distancia que los separaba y de lo cerca que sus manos de encontraba de su cintura. Se quedó embobado ante la vista del rostro de su jefe y en la forma de su cabello. Hanae pensó que su jefe era perfecto. Un suave sonido de algo destrabandose lleno sus odios seguido del alejamiento de Haruitsuki.

Ninguno dijo nada, solo caminaron uno al lado del otro hasta salir de avión, pero esta vez el aire que los rodeaba se sentía normal, como si ese algo que los sacaba de su zona de confort jamás hubiera existido. Deseó que estuviera así de tranquilo todo el camino, más bien que durará todo el tiempo que estuvieran juntos. Mientras iban por sus maletas el celular de Abeno sonó pero este lo ignoro. Un poco de curiosidad invadió  las entrañas de Hanae por querer saber a quién había ignorado Haruitsuki, al menos debería tardar disgustado con esa persona, segundos después el celular volvió a sonar y sucedió los mismo de hace unos momentos atrás. Eso pasó cómo ocho veces esperando por las maletas.

A la décima vez que sonido Hanae un poco desesperado habló.

—Abeno-san, debería contestar podría ser importante—lo que en realidad quería saber quería quién era tan desesperado para llamar tantas veces y no rendirse al quinto intento.