🌹 25 Rosas. 🌹(SiChul)

🌹9na Rosa.🌹

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Siwon despertó con una migraña demasiado horrible. Sentía su cabeza explotar y el sonido de la maldita alarma de su despertador no ayudaba en nada. Se enderezo suavemente y el dolor aumentó, llevando su mano a la zona afectada y sintiéndola hinchada.

¡Dios, se vería horrendo!

El agua fría aminoro el dolor y al parecer la hinchazón disminuyo un poco al pasar de nuevo su mano para limpiar la zona.
Con cuidado seco su rostro y avanzó para ponerse sus cremas.

¡Dios, sí se veía horrendo!

La zona de su cara amoratada con tonos verdes, rosas y purpuras que casi llegaban a su ojo, la marca de la cicatriz donde se había abierto por el golpe y la hinchazón que, por lo menos, había aminorado un poquito a diferencia de ayer.

Esperaba que por lo menos todos hicieran de la vista "gorda" y no lo vieran tan directamente.
Realmente no quería ir a trabajar.

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— ¡Santa mierda, Siwon! ¡¿Qué te pasó?! —Claramente HeeChul fue el primero (y único) en preguntar lo que todos querían hacer.

— N-nada. —se sonrojo al sentir las manos acariciar suavemente su mejilla.

— ¡¿Cómo qué nada?!

Rasco su nuca y le regaló una sonrisa un tanto nerviosa. Mmmm, aunque...

— Bueno, es que pues unos tipos querían asaltarme y claramente me resistí.

— ¿Entonces se llevaron tus cosas?

— ¡No! Me ofendes —hizo un ademán demasiado dramático— Me resistí y pelee con ellos.

— Sería mejor que para la otra corrieras.

— Pero ellos quedaron peor que yo. —aseguro de forma creíble.

Hee le observó divertido: — Okey, chico rudo, anda, deja que te limpie la herida.

Se sentó y dejó acariciar por HeeChul.
Seguro Chang estaría orgulloso.

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Chang seguía sin volver de sus vacaciones de una semana que al parecer ya se habían alargado a dos semanas, así que por ende Siwon había tenido muchísimo más cuidado en entregar las rosas. Una buena estrategia había sido ir o muy temprano o muy en la madrugada.

HeeChul por su lado trataba de levantarse muy temprano (cosa que claramente no podía) o resistir a no dormirse, pero terminando por dormirse recargado en la puerta.

— ¿Seguro no quieres ir? —Jung repitió por última vez mientras arreglaba su cabello.

— Seguro, además, yo no encajaría. Ve y diviértete.